Desde las elecciones parlamentarias del 2010 se viene
hablando de representación y de cómo los circuitos electorales han permitido
que la sumatoria de votos nacionales se transformen en menor cantidad de
diputados, todo ello basado en el índice poblacional, número que define la
cantidad de diputados a elegir por circuito.
Esta práctica o fórmula matemática ha traído como
consecuencia que por ejemplo en Amazonas un diputado salga electo por 30.000
electores y en Petare por 300.000 electores. Podríamos pensar en su justicia o
injusticia y gastaríamos hojas y hojas de papel explicando las bondades y
desventajas de esta forma de calcular el número de diputados por circuito, pero
para nosotros como ciudadanos electores y elegibles ese no es realmente el
problema, nuestro problema es ¿A quién representan esos diputados?.
En boca de los líderes de los partidos políticos estos nos
representan, pero da la casualidad que sumando la militancia real de todos no
alcanzan el 30% de los electores y por experiencia de más de 50 años de
democracia hemos visto que en realidad representan a sus militantes e
ideologías, en otras palabras a sus intereses como partidos. Esta aseveración
nos hace antipoliticos o antipartidistas, por supuesto que no, nada más lejos
de ello, pues los ciudadanos reconocemos la enorme importancia que estas
organizaciones han tenido en el desarrollo y sostén de la democracia y por ello
hemos sido electores fieles a nuestros talante democrático, pero ¿Ellos nos han
reconocido a nosotros como Ciudadanos ?.
Creo que solo los militantes de partidos podrían responder
positivamente esa pregunta, los Ciudadanos, la Gran Mayoría de los electores,
sabemos que no es así, prueba de ello es la trillada frase ”solo se acuerdan de
nosotros en las elecciones, después no los vemos más por aquí”.
Los Ciudadanos somos pues la mayoría sin representación, no
importa cuál sea la forma de calcular los circuitos o distribución de estos
“representantes” en las diferentes regiones a lo largo y ancho del País, la
tendencia es a ser representantes de sus partidos y no de sus electores (la
Gran Mayoría Ciudadana), para ser más drásticos, los diputados indígenas ni
siquiera le dan atención a sus etnias ¡ que podríamos esperar entonces los
ciudadanos comunes de “nuestros” diputados ¡.
No creo que algún ciudadano haya elegido a un diputado para
que se encargue de defender expropiaciones causando un desabastecimiento de
productos y bienes antes proporcionado por los expropiados, que ninguno sea
capaz de hacer la mínima contraloría del uso de nuestras riquezas, que vayan al
exterior a plantear nuestros problemas socio políticos con dólares de nuestros
bolsillos, que simplemente no asistan a sus lugares de trabajo, que simplemente
luchen por mantenerse en ese espacio y no por los derechos ciudadanos, que
entregue su capacidad legislativa constantemente al ejecutivo, que no promuevan
la participación ciudadana, que no velen por el fiel cumplimiento de la
Constitución al desestimar lo referente a la descentralización y autonomía de
las regiones, que apoye la injerencia de Estados extranjeros, que no haya
aprobado una ley del seguro social, que no haya legislado sobre la organización
del sistema de salud, que no haya legislado sobre la participación ciudadana en
asuntos del Estado, que hayan permitido el control de Medios de Comunicación,
que hayan permitido la partidización de las FAN, la Justicia, la Defensoría, la
Contraloría, la Procuraduría, la Educación, en fin todo aquello que como
ciudadanos electores no le dimos esa autoridad para irrespetar y desconocernos
como Ciudadanos con Derechos y Deberes.
En conclusión somos la Gran Mayoría sin representantes en la
AN. ¿Podemos cambiar esa realidad aplastante? Solo el tiempo, la organización
ciudadana y la necesidad de cambiar las tradicionales formas de gobernar lo
dirán, por lo pronto este 2015 puede ser el inicio de esos cambios eligiendo
Diputados Ciudadanos impulsados por la Gran Mayoría sin representación….por
ahora..
Maximiliano Donat
maximilianodonat@gmail.com
@maxidonat
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