Hasta hace algunos años Venezuela era un país
reconocido internacionalmente por una política exterior de principios que no
escatimaba defender causas justas y reivindicar valores ligados a la libertad.
Hacer un recuento histórico podría resultar complejo, pero se evidencia que
desde Eleazar López Contreras privó una acción de sentido común cuando permitió
que los buques llenos de pasajeros judíos que escapaban de la pesadilla
totalitaria de Hitler atracaran en Venezuela, pese a que algunos actores decían
que inmiscuir al país en esa acción no era políticamente conveniente.
A partir de ese gesto noble, fueron muchas
más las acciones que sustentaron una gesta de valentía. Betancourt y Leoni se
empecinaron en que en el continente privara la democracia, mientras que Carlos
Andrés Pérez y Luis Herrera Campíns jugaron sus cartas a favor de la paz en
Centroamérica, de la libertad en el Caribe y de la integración regional.
Inclusive Pérez apoyó una salida marítima para Bolivia y clamó por la
independencia de Puerto Rico, mientras que Luis Herrera ayudó a que José
Napoleón Duarte alcanzara la presidencia de El Salvador y se pluralizara la
composición de la Junta de Reconstrucción Nacional que sucedió a la tétrica
dictadura de la familia Somoza. Se esgrimieron, además, reivindicaciones
históricas para fortalecer los nexos con la República Árabe Saharaui
Democrática.
Pero los tiempos han cambiado, sobre todo en
los últimos dieciséis años. Ahora las imágenes que transmite el país son de
desolación y miedo, mientras el gobierno enarbola un discurso de confrontación
contra otros países.
Recientemente Gustavo Madero, presidente del
Partido Acción Nacional de México, se comprometió a hacer todo lo que estuviera
a su alcance para ayudar a Venezuela denunciando la dramática situación
alimentaria y la práctica de arremeter contra los líderes políticos que opinan.
De todas maneras, si hay algo mucho más significativo del exhorto es el llamado
a que el gobierno de México deje de ser un simple espectador y evidencie una
situación humanitaria que es muy complicada.
En abril del año 2014 tuvimos oportunidad
junto con el diputado venezolano Williams Daniel Dávila de participar en unas
jornadas organizadas por la senadora Mariana Gómez del Campo en la que se
hicieron en el Senado unas conferencias sobre diversos temas relacionados con
Venezuela. Mientras el diputado Dávila enfocó su intervención sobre la complejidad
del ejercicio parlamentario, a nosotros nos tocó analizar el impacto
internacional de la crisis y la situación de la libertad de expresión.
El Partido Acción Nacional de México ha sido
vanguardia en la denuncia sobre la situación venezolana. Es el deseo que tanto
el gubernamental Partido Revolucionario Institucional como el Partido de la
Revolución Democrática también se pronuncien, no para incidir, sino para
alertar sobre la complejidad de la situación.
En su momento nuestro país no dudó en exigir libertad y derechos en otras latitudes. Es tiempo ahora de que otras naciones clamen por el respeto al Estado de derecho en Venezuela.
Luis D. Alvarez V
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com
@luisdalvarezva
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