jueves, 30 de abril de 2015

LUIS ALBERTO MACHADO SANZ, SIR WINSTON CHURCHILL

1.- Una vez, siendo Winston Churchill primer ministro, estaba hablando en el Parlamento Inglés y de repente una diputada, Lady Astor, lo interrumpe y le dice:

 -“¡Sr Ministro, si usted fuera mi marido, le pondría veneno en el café!”

A lo que Churchill, quitándose los lentes, con mucha calma y en medio de aquel silencio sepulcral en el que todos estaban esperando la  respuesta, le contestó:

“Señora diputada, si yo fuera su esposo, me lo tomaría”.

2.- Una vez, al terminar Churchill un discurso en la Cámara de los Comunes, recibió el aplauso cerrado de sus oponentes y ante esa reacción, abrumado se lamentó y reflexionó diciendo:

“Dios: ¿qué habré hecho para que me aplauda la canalla?”

3.- Otra vez, el muy famoso escritor Bernard Shaw le mandó dos entradas para el estreno de una de sus grandes obras de teatro llamada “Pigmalión”, con la siguiente nota anexa:

“Aquí le mando dos entradas para que vaya al estreno de mi obra de teatro: una para usted y otra para que vaya con un amigo, si es que algún amigo le queda”.

En consecuencia, Churchill le dijo al mensajero: “espérese por favor un momento, que le voy a escribir una nota de agradecimiento al Señor Bernard Shaw”. La nota decía:

“Agradezco al ilustre escritor la honrosa invitación. Infelizmente no podré concurrir a la primera presentación. Iré a la segunda, si es que hay una segunda”.

4.- Cuando Sir Winston Churchill cumplió 80 años, un periodista menor de 30 años, fue a fotografiarlo y le dijo:

“Sir Winston, espero fotografiarlo nuevamente cuando usted cumpla 90 años”.

Churchill le contestó:

“¿Por qué no? ¡Ud. parece bastante saludable!”

5.- Hemos puesto las cuatro anécdotas anteriores, como una muestra que de alguna manera reflejara quién era Sir Winston Churchill. Fue Primer Ministro Inglés, premio Nobel de Literatura en 1955, fue además pintor. Hay algo que poca gente conoce:

Inicialmente, Churchill sufrió de un gran problema de tartamudez. Clementina, su esposa, fue una palanca formidable en la superación de este problema. Fue muy comprensiva y lo solía acompañar en sus discursos, lo hacía para darle estímulo y fuerza para que hablara fluidamente.

La muy exitosa película, ganadora de varios premios “Oscar”, titulada “The king’s speech” (“El discurso del rey”), es sobre la vida de Jorge VI, padre de la actual reina de Inglaterra. Jorge VI también sufrió un problema de tartamudez. Cuando a Jorge VI le toca dar el discurso en relación con la entrada de Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial, previamente Churchill le dice que él también había sido tartamudo.

A pesar de su previa tartamudez anterior a la guerra, Churchill fue el mejor orador que tuvo la Segunda Guerra Mundial. Su oratoria fue decisiva para que los aliados ganaran la guerra. Churchill emuló a Demóstenes. Dio grandes y decisivas filípicas contra Hitler, que a su vez dieron ánimo y fortaleza, frente a, por ejemplo, los bombardeos de Hitler contra Inglaterra.

Churchill dormía todos los días siesta. Muchos de sus discursos los redactó en la bañera y recostado en un sofá (para tomar sus dictados, su secretario particular muchas veces lo acompañó en dichos momentos). Churchill decía que relajado se podía pensar y trabajar mejor. Casi siempre tenía un tabaco en la boca, le gustaba mucho el brandy.

6.- La Primera Guerra Mundial la pierde Alemania. Luego de esta derrota, mediante “el tratado de Versalles”, la terminaron de asfixiar económicamente y de alguna manera la humillaron, en vez de haber ayudado en su reconstrucción y recuperación. Tratado que fue muy diferente a lo que posteriormente hicieron “los aliados” en la post Segunda Guerra Mundial con el llamado “plan Marshall”, en el que auxiliaron a la reconstrucción de Alemania y demás países que habían estado previamente en conflicto.

Luego de la Primera Guerra Mundial, la mayoría del pueblo alemán quedó sumergida en una híper inflación, desempleo, escasez, hambre, etc.

Aquello produjo un caldo de cultivo para que un hombre como Hitler llegara al poder. El ascenso de Hitler al poder comienza en 1933. Hitler llegó al poder de manera democrática, mediante elecciones.

Por otra parte, contó con el apoyo de unos ingenuos. Gente de buena fe pero en la que se dio aquel dicho que dice que “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. Gente que a la larga o la corta, termina diciendo lo siguiente:

“Fuimos sorprendidos en nuestra buena fe”.

Una de estas muchas ingenuidades, estuvo en por ejemplo el hecho que Hitler escribió un libro llamado “Mi Lucha”: “Mein Kampf”, libro en el que se perfilaban muy claramente las atrocidades y “el holocausto” antisemita, que posteriormente haría Hitler contra los judíos. En vez de haberse tomado aquel libro en serio, lo tomaron como “un decir”, “una forma de hablar”, “un estilo un poco fuerte y más nada”, “él no hará nunca eso” y demás ingenuas monsergas.

Frente a las ingenuidades de los buenos, está la astucia de los malos, que logran muchos de sus cometidos, debido a la ingenuidad de los buenos, que en el caso del malo de Hitler, se consiguió con el bueno del primer ministro inglés Neville Chamberlain, cuya ingenuidad, cual tonto útil, como veremos más adelante, le despejó el camino a Hitler para invadir Polonia, como en efecto lo hizo el día primero de septiembre de 1939, desatando con esta acción la Segunda Guerra Mundial.

En esto de la ingenuidad, hay que tomar en cuenta lo siguiente:

Cuando Hitler gana las elecciones, había en Alemania un sistema parlamentario. Pues bien, necesita alianzas parlamentarias. Es el caso que el partido con el que Hitler hizo mayoría parlamentaria para ser electo canciller, fue el llamado “Partido Católico Alemán”.  Frente a esto hay que decir que una cosa es la Iglesia Católica como institución divina fundada por Jesucristo y otra son los bautizados que formamos parte de dicha Iglesia (somos pecadores).

Los papas, obispos y sacerdotes son la jerarquía de la Iglesia Católica pero no son los únicos que forman parte de la Iglesia Católica. De la Iglesia, como institución, formamos parte todos los bautizados, desde el papa Francisco hasta el bebé recién bautizado. Es decir, desde el papa hasta los laicos.

El símil de “la barca de Pedro” es muy bueno. El papa es el capitán del barco, los obispos y sacerdotes son los oficiales, que en comunión con el “papa capitán”, conducen la barca; pero también forman parte del barco los marineros, tales como los maquinistas, salvavidas y demás obreros del barco.

La inmensa mayoría de los periodistas, cuando hablan de papas, obispos y sacerdotes, hablan de “la Iglesia”, como que si ellos fueran los únicos miembros de la Iglesia, tácitamente excluyendo a los marineros (laicos).Lo mejor sería que cuando los periodistas se refieran a los papas, obispos y sacerdotes, lo hicieran como “la jerarquía de la Iglesia” y no como “la Iglesia”.

Veamos lo que dice la Sagrada Biblia:

“Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16, 18).

La Iglesia Católica tiene 2000 años, existe y existirá para siempre. Como se ve arriba, fue fundada por Jesucristo.

La Iglesia como institución es la esposa de Cristo. En su carta a los Efesios escribe san Pablo:

“Maridos, amen a sus mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son” (Carta del apóstol San Pablo a los efesios: 5,25-28).

Hay quien ha dicho que fue “la Iglesia Católica”, la que hizo la alianza parlamentaria con Hitler. Como se ve, quienes afirman esto están equivocados. Los miembros de dicho partido fueron unos ingenuos, que hicieron la alianza parlamentaria con Hitler antes dicha, para que éste llegara al poder. El que dichos ingenuos hayan sido católicos es otra cosa, no imputable a la Iglesia Católica como institución.

Como su nombre lo indica, el “Partido Católico Alemán”, fue un partido político, no la Iglesia Católica y ni siquiera una institución de la Iglesia Católica. Es más, en dicho partido pudieron militar no católicos, tal cual no cristianos pueden militar en partidos políticos auto denominados “demócrata cristianos”. El “Partido Católico Alemán” ya no existe.

La astucia de los malos, recuerda la parábola del administrador infiel, narrada por nuestro Señor Jesucristo, recogida en el Evangelio de San Lucas:

“Los hijos de este mundo son más astutos en sus asuntos que los hijos de la luz”. Lucas, 16,8.

En este caso, Hitler fue más astuto que los militantes de lo que se llamó “el Partido Católico Alemán”, que lo ayudaron a llegar a canciller.

7.- Una vez instalado en el poder, Hitler tuvo un discurso cuya prédica se basó en el odio, controló todos los poderes de manera absoluta y sin control: tuvo todas las instituciones totalmente arrodilladas y sometidas, eliminó la libertad de expresión, la prensa estuvo totalmente amordazada, etc. Para ello, entre otros crímenes y abusos, Hitler ordenó la masacre de la llamada “noche de los cuchillos largos”. También el incendio del parlamento (“Reichstag”), que si bien no pudo ser probado que lo había ordenado Hitler, muy probablemente haya sido así, lo cual fue la perfecta excusa para, a partir de ese momento, adquirir poderes plenamente dictatoriales (“Tercer Reich”).

Todas las dictaduras de todas partes del mundo, tienen policías secretas, aparatos de persecución, represión, espionaje, delación (sapeo: ser “sapo” es algo asqueroso. Los “sapos” son traidores e hipócritas). Por lo general, estos organismos tienen licencia para torturar, matar sin límites. Tienen sus sedes en sitios clandestinos, por lo general, en sótanos, en varios pisos bajo la tierra. En dichas sedes clandestinas tratan a los detenidos bajo condiciones de tortura infrahumanas. Muchos de los que llegan a esos sitios, no salen y si salen, salen dañados, tanto física, como mentalmente. En el “Tercer Reich” ese organismo se llamó la Gestapo (lamentablemente, todavía hoy existen “gestapos” en algunos países y no solo en dictaduras claramente reconocidas sino también en dictaduras disfrazadas de democracia).

Hitler basó su política en la mentira, el fraude y el engaño. Goebbels lo definió muy bien:

“Una mentira dicha mil veces se transforma en una verdad”.

Goebbels era el ministro de propaganda.     
                                
La frase de Goebbels, está muy lejos de lo que nos enseñó Jesucristo:

“La verdad os hará libres”. Juan 8:32.

“Yo soy el camino, la verdad, y la vida“(Juan 14:6).

De donde se desprende que la mentira se opone a la libertad (los tres derechos fundamentales del ser humano son la vida, la propiedad y la libertad; y Hitler estuvo contra los tres derechos antes mencionados).

La frase de Goebbels no solamente fue practicada por los nazis sino por todo tipo de dictaduras, llámense nazismo, fascismo, comunismo o cualquier otro “ismo”.

En Hitler y en el resto de los dictadores que han existido y todavía existen, se aplica lo que aconsejó nuestro Señor Jesucristo y que a la vez está recopilado en los santos evangelios y es que no deben ejercer el poder de la manera abusiva, tiránica y despótica. En efecto:

«Sabéis que los jefes de las naciones las tiranizan y que los grandes las oprimen con su poderío.  Entre vosotros no debe ser así…  » (Mt. 20, 25-26).

Más bien, deberían tener el concepto del poder como un servicio, que es el sentido cristiano del mismo. El poder es para servir y no para servirse.
Jesucristo lo dijo:

“No he venido a ser servido sino a servir” (Mateo, 20,28).

“Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

-« ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis» (Juan 13, 1-15).

8.- Ahora bien, ¿qué sucedió en Alemania, que siendo el régimen de Hitler un verdadero desastre, logró tener inicialmente éxito político y haber llegado a ser, en un momento dado, una suerte de emperador, no solo en Alemania sino en buena parte de Europa?

Hay dos respuestas:

Por una parte, Hitler fue una suerte de “encantador de serpientes”, carismático, prometedor, populista de verbo encendido y facilidad de palabra. Hitler lograba electrizar auditorios; pero por la otra, Hitler logró sacar a Alemania de la crisis económica que le dejó la primera guerra mundial y que la empeoró “el tratado de Versalles”, que comentamos anteriormente.

Es más, este éxito que tuvo Hitler en relación con la economía alemana fue tan impactante que hasta el mismo Churchill se impresionó y hasta llegó a decir una frase ingenua e infeliz. La frase fue que Inglaterra necesitaba un Hitler que la sacara de la crisis económica. Nadie es perfecto. Todos nos equivocamos y Churchill, en haber dicho esto, también se equivocó. Y no tanto porque haya reconocido el éxito que en la economía y finanzas de Alemania que obvia e indiscutiblemente tuvo Hitler, sino porque en un momento dado, hasta el mismo Churchill se cegó frente a Hitler; pero, como veremos más adelante, fue también en un momento posterior el único líder político que se dio exacta cuenta de quién era Hitler.

9.- Veamos la situación internacional que había en torno a Alemania, previo el inicio de la segunda guerra mundial:

Hay algo que pasa inadvertido y es el hecho de que Stalin y Hitler habían firmado un pacto de “no agresión mutua”.

Franklin Delano Roosevelt (FDR) había sido electo por 2 períodos: 1932, 1936. Para ese momento, en Los Estados Unidos de América había la reelección indefinida (posteriormente fue reelecto en 1940 y en 1944). En dos palabras: Roosevelt ganaba prometiendo en las respectivas campañas electorales que no se metería en la guerra.

Como dato anecdótico comentaremos que FDR muere siendo presidente, fue a principios de 1945, poco tiempo antes del suicidio de Adolfo Hitler que fue el día 30 de abril de 1945 (al poco tiempo Alemania se rinde). A FDR lo sucede el vice presidente Harry Truman, quien en 1948 le gana las elecciones al republicano Dewey.

A raíz de las 4 presidencias de FDR se produjo la enmienda número 22, que dice que el presidente de USA solo podrá ser reelecto por una sola vez. Fue aprobada por el Congreso de Los Estados Unidos de América, el 21 de marzo de 1947, en época de Harry Truman y fue ratificada por el número necesario de estados, el día 27 de febrero de 1951, cuando todavía gobernaba Truman.

En Francia se veía venir el colaboracionismo del Mariscal Henri Philippe Pétain, como veremos más adelante.

10.- En el ámbito internacional y sobre todo en Inglaterra, lo antes dicho se puede resumir en pocas palabras y que son las siguientes:
Había mucho miedo hacia Hitler y también en repetir una nueva guerra mundial.

Y el miedo no es un buen consejero. Con miedo no se llega a ninguna parte.
En nuestra opinión, la actitud de Chamberlain y el resto del gabinete inglés excepto Churchill, era miedo disfrazado de “prudencia”.

El consejo que nos dio Jesucristo no fue de miedo. En efecto:

“La dejo la paz, les doy mi paz.  La paz que yo les doy no es como la que da el mundo.  Que no haya en ustedes angustia ni miedo.”  (Juan, 14,27)
San Josemaría Escrivá de Balaguer dijo lo siguiente: 

“Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz.  -No es de Dios lo que roba la paz del alma.  Cuando Dios te visite sentirás la verdad de aquellos saludos: la paz os doy…, la paz os dejo…, la paz sea con vosotros…, y esto, en medio de la tribulación” (Camino, Punto 258).

El miedo roba la paz del alma. El miedo no es de Dios.

“No tengáis miedo”, fueron las palabras que años después, en octubre de 1978, repitiera Karol Wojtyla, cuando fue electo papa, tomando el nombre de Juan Pablo II; hoy “San Juan Pablo II”.  

Churchill era miembro del gabinete de Neville Chamberlain. Era “Primer Lord del Almirantazgo”, lo que equivaldría a “ministro de la marina”.

11.- Chamberlain quería negociar con Hitler pero quería negociar lo innegociable, tal cual era permitirle a Hitler que se armara impunemente a cambio de que Hitler diera su palabra y prometiera que no invadiría Inglaterra. Chamberlain y el resto del gabinete inglés, excepto Churchill, tenían una visión demasiado ingenua sobre Hitler. Churchill alertaba que con Hitler no había nada que negociar, que si se le permitía impunemente a Hitler a que siguiera armándose desaforadamente como lo estaba haciendo, era inevitable una próxima segunda guerra mundial, porque próximamente Hitler invadiría otros países; pero Chamberlain y el resto del gabinete inglés insistían que había que negociar con Hitler, que la paz estaba por encima de todo, que a toda costa había que evitar enfrentamientos entre pueblos hermanos que tenían inexorables vínculos históricos por formar parte del mismo continente europeo, etc.

En nuestra opinión, la actitud frente a Hitler, de Chamberlain y el resto del gabinete excepto Churchill, era de tal ingenuidad, que casi hubiera rayado en aquellas frases que tiempo después hubieran repetido los llamados “hippies” y que hubieran sido las siguientes:

“Hitler es paz y amor”.

“Frente a Hitler: paz, amor y mariguana”.

Chamberlain parecía un fanático pacifista. Ser pacíficos es otra cosa. Jesucristo bendice a los pacíficos en el llamado “Sermón del Monte”, en las llamadas “Bienaventuranzas”:

“Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5,9).

El hoy beato Pablo VI, dijo lo siguiente:

“La paz que se basa en el miedo, no es paz”.

En nuestra opinión, Chamberlain, más que amor a la paz, lo que tenía era miedo a la guerra. 

12.- Chamberlain, se reúne con su gabinete, para notificarle que va a ir a Berlín para firmar un acuerdo de paz con Hitler, que no era otra cosa que un acuerdo de “no agresión mutua”. El único que se opuso fue Churchill.

Chamberlain va a Berlín. Chamberlain y Hitler firmaron dicho acuerdo que tenía una parte pública, como lo era “un tratado de no agresión mutua entre Alemania e Inglaterra”, pero también había un acuerdo secreto que acordó que Chamberlain se haría el loco frente al armamentismo de Hitler.

A cambio de esto, Hitler secretamente se comprometió a que solo invadiría una parte de lo que era Checoslovaquia, hoy República Checa, que Hitler reclamaba que históricamente pertenecía a Alemania; y que luego esto, supuestamente Hitler se iba a quedar quieto y tranquilo.

Chamberlain vuelve a Londres y en la estación de tren les enseña el fulano acuerdo de supuesta paz y les dice a los ingleses:
“Aquí les traje la paz”.

Pero… ¿para que sirvió el tal acuerdo de “paz”?
Pues para facilitarle la guerra a Hitler y hacérsela más traumática y dolorosa a sus enemigos…

¿Por qué?

Porque le despejó el camino a Hitler para invadir muy cómodamente a Polonia, como en efecto lo hizo el día primero de septiembre de 1939, desatando con esta acción la segunda guerra Mundial.

Chamberlain olvidó aquel famoso dicho que dice:

“Si quieres la paz, prepara la guerra”.

 Hitler no quería comenzar la guerra pretendiendo invadir Inglaterra ya que era una isla y además había demostrado, que junto con los fenicios, era uno de los dos potencias marítimas más grandiosas, eficientes y eficaces de todos los tiempos, ya que ni el mismo Felipe II con su “Armada Invencible” pudo doblegarlos; por eso, Hitler necesitaba neutralizar a Chamberlain, como en efecto hizo. Chamberlain terminó siendo lo que llaman un “tonto útil”, habiendo servido, aun sin quererlo, a los inconfesables propósitos de Adolfo Hitler.

Bien lo dice el refrán popular: “el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”.

13.- Lo que son las ironías de la vida y en este caso de la guerra:

Es al propio Chamberlain, al que le toca declararle la guerra a Hitler. Luego de esto, a Chamberlain no le toca sino apartarse y dejarle paso a Churchill para que este sea nombrado nuevo primer ministro. Por existir en Inglaterra un sistema de gobierno parlamentario, a Churchill no lo eligen mediante elecciones sino mediante un acuerdo parlamentario (tampoco la guerra hubiera permitido elecciones). Además, se dio el caso de que al poco tiempo de la forzada renuncia de Chamberlain, este muere de cáncer.

14.- Churchill se queda solo. Para el principio de la guerra, no contaba ni con Stalin, ni con Roosevelt, ni con el nuevo gobierno colaboracionista francés, excepto con Charles De Gaulle, que se fue para Inglaterra, para dirigir desde allí la llamada “Resistencia”. Al principio de la guerra, De Gaulle fue el único aliado que tuvo Churchill.

Este último punto nos da pie para explicar brevemente lo que fue “el colaboracionismo”. Para ello, traeremos un extracto de un artículo del brillante historiador Raúl Yepes Pereira, titulado “El colaboracionismo”:

“Se llama “colaboracionismo” a la relación que se establece entre determinados grupos o individuos de un país con las fuerzas que detentan el poder, hecho que las lleva a colaborar con ellas, aun no estando de acuerdo en un principio con sus planteamientos, para terminar participando de sus ideas y comportamientos.

Así mismo se define como “colaboracionista” a toda persona que presta su colaboración a un régimen político que la mayoría de los ciudadanos considera írrito”.

El más claro ejemplo de este comportamiento se dio durante la II Guerra Mundial en territorio francés, cuando en el año 1940, las tropas alemanas nazis, como se sabe, comandadas por el dictador Adolfo Hitler, ocupan gran parte de Europa.

Es allí cuando en la Francia ocupada se funda un gobierno liderado por el Mariscal Henri Philippe Pétain, héroe de la I Guerra Mundial y que establece en una gran parte del territorio francés un gobierno colaboracionista con los ocupantes, que fue llamado “La Francia de Vichy”, por la ciudad que le servía de sede.

En un principio, este gobierno quiso conservar tradiciones tales como las religiosas, familiares, patrióticas y otras, pero posteriormente se fueron plegando en forma paulatina a los ordenamientos nazis, lo que se continuó con un tortuoso camino de colaborar con los alemanes en sus políticas fascistas y antisemitas, sumándose a la persecución de judíos en territorio francés.

A la liberación de Francia por las tropas aliadas, todos los colaboracionistas sufrieron persecución, tanto legal, como popular, siendo Pétain condenado a muerte, lográndose cambiar esta pena por la de prisión perpetua debido a sus antecedentes heroicos.

No corrieron igual suerte otros colaboracionistas, algunos de los cuales fueron condenados a diversas penas, entre ellas, la ejecución y la cárcel y otros condenados por la justicia popular en las calles” (fin de la cita).

15.- La manera de Churchill de combatir a Hitler se puede resumir en algunas frases, por ejemplo:

“Combatiremos en los mares y los océanos, combatiremos cada vez con mayor confianza y fuerza en el aire; defenderemos nuestra isla a cualquier precio; combatiremos en las playas, en los lugares de desembarco, en los campos y en las calles; combatiremos en las montañas; no nos rendiremos jamás”.

“No tengo nada que ofrecerles sino solamente pedirles sangre, fatiga, lágrimas y sudor…” (popularmente hablando, a este discurso de Churchill se le dice: “sangre, sudor y lágrimas”).

Somos de la opinión, que luego de la invasión a Polonia por parte de Alemania, de haber seguido Chamberlain al frente del gobierno de Inglaterra, muy probablemente la segunda guerra mundial la hubiera podido haber ganado Hitler.

16.- Winston Churchill le supo reconocer los logros a sus gobernados. En efecto, en relación con la Batalla de Inglaterra que constituyó la primera derrota importante de la Alemania nazi y que frustró el intento de Adolf Hitler de invadir Gran Bretaña, Churchill declararía:

“Nunca antes en el campo de los conflictos humanos, tantos debieron tanto a tan pocos”.

Esta frase la dijo en referencia a los miembros de la R.A.F, es decir, la “Real Fuerza Área”.

17.- Como dijimos antes, había una presión muy fuerte para que Los Estados Unidos no se metieran en la segunda guerra Mundial. Una de las razones era que no querían volver a una nueva guerra Mundial. Sin embargo, el bombardeo por parte de Japón sobre la flota norteamericana en Pearl Harbor, el día 7 de diciembre de 1941, hace que los norteamericanos se vieran obligados a meterse en dicha guerra (Franklin Delano Roosevelt llamó ese día como “el día de la infamia”).

Sin embargo, luego del apoyo del Congreso, Roosevelt le declara la guerra a Japón. Y aquí viene un craso error estratégico de Hitler, ya que le declara la guerra a los Estados Unidos. Esto hace que inicialmente Roosevelt concentró la guerra en Europa y haya pospuesto para el final, la guerra del Pacifico, que en 1945 le tocó al también general de cinco estrellas, Douglas MacArthur.

Este error de Hitler lo precipitó a perder la guerra.

Luego de la entrada en la guerra, Franklin Delano Roosevelt tuvo una frase muy exitosa:

“The only fear we have to fear is fear itself”: “a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo”.

18.- Hitler cometió el mismo error de Napoleón Bonaparte que fue invadir Rusia, de manera de llegar allí en pleno el invierno.

Napoleón invade a Rusia en el año 1812, un momento en que Napoleón está relativamente fuerte. Como consecuencia, los rusos empiezan a retroceder pero a la vez le van quemando tanto el ganado como los árboles para que no tuvieran facilidades para alimentarse, fue lo que los rusos llamaron “operación tierra quemada”. A la vez fue avanzando el frío y esto fue complicando cada vez más la invasión de Napoleón; en consecuencia, los invasores franceses tuvieron cada vez obstáculos que aumentaban conforme el hambre y el frío aumentaban en las tropas francesas.

Como dirían hoy en día, los rusos esperaron a Napoleón y a los franceses “en la bajadita”. Al final, Napoleón tuvo que volver humillado a París habiendo perdido “la campaña de Rusia”, que le costó a Napoleón casi quinientos mil franceses.

Pues bien, Hitler invade a Rusia en el invierno de 1941. En consecuencia, los rusos que ya tenían experiencia con Napoleón, le hacen a Hitler lo mismo que en 1812 le hicieron a Napoleón.

Dicha invasión terminó con la famosa y muy sangrienta Batalla de Stalingrado (hoy Volgogrado). Fue entre junio de 1942 y febrero de 1943. Hitler perdió aproximadamente doscientos cincuenta mil alemanes. Similar a los franceses, los alemanes tuvieron que volver humillados a Alemania.

Como detalle anecdótico hay que anotar que Hitler era un gran admirador de Napoleón y que pretendía imitarlo. Tanto era esto así, que cuando Hitler visita París y visita la tumba de Napoleón en “Los Inválidos”, Hitler pide que lo dejen solo, como en efecto lo dejaron.

Hitler conocía muy bien la vida de Napoleón. Además, a Hitler le advirtieron que no debía cometer el mismo error de Napoleón, pero Hitler era supersticioso y dijo que las valquirias lo protegían y que lo iban a ayudar, y que por lo tanto, el invierno iba a ser suave y no permitirían, que al igual que Napoleón, fuera derrotado.

19.- Como antes dijimos, al igual que Roosevelt, Stalin tampoco quería entrar en la guerra. También dijimos, que al igual que Chamberlain, Stalin había hecho con Hitler un acuerdo de “no agresión mutua”. Y así como Roosevelt no hubiera entrado en la guerra de no haber sido por la invasión de Pearl Harbor; de la misma manera, de no haber sido por la invasión de Rusia, tampoco Stalin hubiera entrado en la guerra.

Al entrar Stalin en la guerra, se dio aquello, que una vez le escuché decir a mi padre, quien me dijo:

“En política nada es imposible. Y cuando digo “nada”, literalmente quiero decir “nada”.

Pues bien, se dio la alianza entre Churchill y Stalin, por aquello que dice que “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. Algo que hasta hacía poco tiempo, parecía imposible.

Para explicar dicho pacto, Churchill tuvo que comparecer ante la Cámara de los Comunes. Churchill lo explicó con otra de sus ocurrencias:

“Si el mismísimo diablo está contra Hitler, voy al mismísimo infierno y hago un pacto con el diablo con tal de derrotar a Hitler”.

20.- Con la compañía de Stalin y Roosevelt, ya todo cambiaba para Churchill. De no haber sido porque Stalin y Roosevelt se sumaron a Churchill, muy probablemente la guerra la hubiera ganado Hitler. 

Ya sabemos lo que pasó después. La guerra la ganaron los aliados. Sin embargo, el ganar la guerra costó lo que después se llamó “la guerra fría”, que sería un tema aparte. Churchill llamó “la cortina de Hierro”, a lo que luego de la guerra se llamó “la Unión Soviética”, lo cual también sería un tema aparte.

21.- No queremos finalizar el tema de la segunda guerra mundial sin antes describir un hecho que si bien pasa históricamente inadvertido, lo creemos sumamente importante:

Las tropas norteamericanas llegaron a Italia, de las primeras cosas que hicieron fue liberar a Sicilia de las tropas nazis. George Patton era uno de los cinco generales de los aliados de “cinco estrellas”. Al general George Patton, le sucedió el llamado “incidente de Sicilia”:

El general Patton ha sido uno de los más grandes estrategas militares de la historia, pero a su vez, era un individuo que carecía de sentido de la diplomacia, de tacto. En ese sentido, no era que tenía una mano izquierda y una derecha, sino que tenía dos manos derechas.


Patton visita un hospital. Se dedica a condecorar a heridos, a darles ánimo, reconocimiento y apoyo. De repente se topa con uno al que no se le ve ninguna herida y que físicamente se ve bien pero que se ve muy nervioso. Pregunta qué le pasaba y le contestan que tenía una “crisis de nervios”. Luego, Patton pierde la paciencia y lo insulta, le grita, lo veja, lo llame cobarde, lo golpea y hasta dice “usted está profanando este santuario de héroes y valientes, usted no es digno de estar aquí, saquen de mi vista a esta cobarde antes que lo mate…”.

Ahora bien, para mala suerte de Patton, el abuso, el maltrato y el exceso hacia el soldado, fue captado y reportado por un periodista del “New York Times”. A Patton como que se le olvidó el poder de la prensa, que es muy fuerte y poderoso, en una democracia como lo eran los Estados Unidos de América.  Como consecuencia, se formó un escándalo y buena parte de la opinión pública tildó a Patton de déspota, abusador, despiadado, injusto, que le daba maltratos a los soldados, etc. Aquella matriz de opinión empezó a crecer en la opinión pública norteamericana como una bola de nieve. Una de las caricaturas ponía a Patton vestido de oficial de la Gestapo y a la vez poniéndole la bota sobre la cabeza de un soldado norteamericano.  Muy pronto, buena parte de la opinión pública norteamericana, empezó a ponerse en contra del “general-nazi- Patton”.

Fue tal el lío que se formó contra Patton, que estaba expuesto a un juicio militar, con la consiguiente destitución de su cargo al frente del comando de las tropas en combate y la vuelta inmediata a USA.

A Patton, no le quedó salida que bajar la cabeza y pedir perdón.
En efecto, le escribió una carta a la familia del soldado, pidiéndoles perdón al soldado y a su familia, y además personal y públicamente le pidió perdón al soldado maltratado. A tal efecto, se reunió con los heridos, incluyendo al soldado que había maltratado y también con los médicos, enfermeras y demás personal del hospital.

En esto hay que resaltar dos cosas:

A) Patton pide perdón. Como antes dijimos, no tenía otra salida. Esto es algo que muchos políticos y gobernantes, no entienden. Muchos creen que es una humillación el pedir perdón y pretenden negar y desviar los errores, fallas y pecados cometidos.

En varias ocasiones Jesús, nos enseña el poder curativo y correctivo del perdón, por ejemplo:

Cuando nos enseñó el Padre Nuestro:

“Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Lucas 11, 4)

Cuando dijo en la Cruz:

“Padre, perdónalos que no saben lo que hacen” (LC. 23, 34).

También nos los enseña San Pablo:

«Perdonándonos mutuamente como nos perdonó Dios en Cristo» (Efesios, 4: 32).

No creemos que un carácter tan arrogante como el del general Patton, haya pedido perdón porque de verdad sintiera arrepentimiento por el abuso y maltrato al soldado, sino porque como el genial estratega que era, se dio cuenta que era el pedir perdón, lo que estratégicamente le convenía para salir del aquel atolladero.

B) En este asunto del “incidente de Sicilia”, tuvo que ver Churchill.

El jefe militar de las fuerzas norteamericanas en Europa, era el general Dwight Eisenhower, otro general de “cinco estrellas”. Lo que pasa es que para el momento del “incidente de Sicilia”, Eisenhower era el jefe de Patton. Anteriormente había sido al revés pero Eisenhower había podido ascender por arriba de Patton ya que Eisenhower era más político que militar pero Patton era 100 % militar pero nada político (tan político fue Eisenhower, que posteriormente, en 1952, fue electo presidente de los Estados Unidos, y reelecto en 1956). Santo Tomás de Aquino dice que el poder militar debe estar subordinado al poder civil y no al revés. Así fue en la guerra también.  El jefe de Eisenhower era Churchill y era este último el que tenía la última palabra sobre si Patton se quedaba en el frente de batalla o volvía a casa a enfrentar un juicio militar por abuso de autoridad y maltratos físicos y morales, a un soldado.

Es cierto que Patton le pidió a Eisenhower, que interviniera ante Churchill y en efecto, Eisenhower intercede y es obvio que en la decisión final de Churchill ayudó el que Patton hubiera pedido perdón. Lo que queramos resaltar en este aparte, es que el genio político de Churchill se dio cuenta de que por más que Patton tuviera un carácter sumamente fuerte y arrogante, los aliados no se podían dar el lujo de mandar a regreso a casa a un genio militar como lo fue George Patton, que lo que había era ganar batallas y más batallas.

Muy probablemente, el resultado final de la segunda Guerra Mundial hubiera sido otro, si Churchill hubiera mandado a Patton de regreso a casa pero demasiado buen político era Churchill para poder haber cometido semejante torpeza.

23.- Luego de que Churchill, haya sido, quizás el arquitecto más importante, para que los aliados hayan ganado la segunda guerra mundial y haya salvado a Inglaterra y al mundo del nazismo, sucede un hecho insólito e históricamente inexplicable:

Luego de haber ganado la segunda guerra mundial, el 5 de julio de 1945, Churchill pierde las elecciones. Churchill busca la reelección y la pierde.

Para analizar este hecho, habría que acudir a psiquiatras, tales como el Dr. Carl Gustav Jung, que hablaba “del inconsciente colectivo”, de la psicología de las masas, etc. Esto es un hecho muy complejo y profundo, que sería para ser analizado en un escrito aparte. Aquí solo constaremos el hecho, no lo analizaremos, es un tema muy difícil de explicar con claridad y saber por qué los pueblos a veces hacen este tipo de cosas y responden a este tipo de conductas.

Sin embargo, en 1951, se vuelve a presentar en nuevas elecciones y esta vez gana. Se retira en 1955. Muere el 24 de enero de 1965. La reina Isabel II, le dio un funeral de Estado. Hay quien dice que su funeral fue igual o más concurrido y solemne que el de John Kennedy, en noviembre de 1963, en Washington.

La reina permitió que la familia de Churchill entrara de última. Con esto tributaba le un honor inmenso porque la reina es la última que entra y luego que ella entra, no puede entrar más nadie.

Churchill ha sido una de las figuras políticas más importantes e influyentes   de los últimos tiempos; sobre todo porque supo entender muy bien, su momento y sus circunstancias, sobre todo en el sentido que supo salvar a la humanidad del monstruo del nazismo.

24.- Finalizamos con dos frases:

A) “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia. Su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”. Sir Winston Churchill.


B) “Fracasaron los nazis, como más tarde o más temprano, fracasará también cualquier régimen o sistema que atente contra la libertad del ser humano”.  Dr Rafael Caldera. Discurso como presidente constitucional de la República de Venezuela ante los Senadores y los Representantes del Congreso de los Estados Unidos de América. Junio, 1970

Luis Alberto Machado Sanz
machadosanz@yahoo.com
@caballitonoble 

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