miércoles, 1 de abril de 2015

LEONARDO MORALES P., AGARRADOS DE LA MANO: DILMA Y NICOLÁS

La Sra. Rousseff y el Sr. Maduro tienen mucho común más allá de la diferencia de idioma. Aquella va a su segundo mandato presidencial luego de los dos períodos que ejerció el líder de su partido, Lula Da Silva. El otro, lleva poco tiempo en funciones de presidente aun cuando tiene cerca de 15 años ejerciendo altas funciones desde el gobierno de Chávez

Por cosas de la vida, del destino dirán otros, ambos son centro de miradas. La Sra. Rousseff desde antes de terminar su primer mandato ha estado sometida a serias tensiones por la aparición de funcionarios de su gobierno en supuestos actos de corrupción. Antes de la última elección presidencial, a la cual concurrió para reelegirse, varios jerarcas de su gobierno fueron severamente atacados y señalados por corrupción. En días previos al inicio del mundial de futbol, la Contraloría brasileña, advirtió sobre presuntos sobreprecios en obras y de la participación de miembros del Partido de los Trabajadores (PT), en semejantes negociados, y en plena campaña electoral  fue salpicada nuevamente por irregularidades en la estatal petrolera, Petrobras.
En Venezuela, sucede algo parecido. La aparición de cuentas millonarias en dólares en bancos de dudosa reputación como el BSBC, otro tanto con la intervención del Banco Madrid, filial de la Banca Privada de Andorra, en la que, al parecer, tres ex viceministros, el ex jefe de Inteligencia y dos ejecutivos venezolanos habrían lavado fondos que procedentes presuntamente de sobornos millonarios y en la cual, a imagen del caso brasileño, estaría PDVSA.
Ambos presidentes, los socialistas Rousseff y Maduro, transitan un rápido camino hacia la deslegitimización de sus gobiernos. Aquella había, como el venezolano, llegado a la presidencia con escaso margen, solo que ahora los escándalos de corrupción y una situación económica complicada hacen que su nivel de aceptación baje a un 28 %. Collor de Mello quien gobernó entre 1990 y 1992 tuvo que dejar la presidencia con un rechazo del 69 % de la población, circunstancias semejantes  vive la presidenta brasileña.
En Venezuela, como en Brasil, presiona una profunda crisis económica que se acentúa con la caída de los precios del petróleo. Desabastecimiento e inflación castigan a la población aumentando significativamente la pobreza. Un segundo problema que afecta dramáticamente al pueblo venezolano lo representa la inseguridad, materia en la cual el gobierno de Maduro ha sido, como el de Chávez, profundamente ineficaces e incompetentes.
El descontento con la gestión de Maduro ya supera el 80 % y sigue aumentando la pérdida de legitimidad. Todo indica que nuevos escándalos sobre corrupción pudieran explotar en el círculo cercano al poder. A diferencia de Brasil donde las instituciones funcionan, el poder judicial investiga y el poder legislativo delibera, en Venezuela no ocurre lo mismo, por lo que los caminos de resolución de tan delicados asuntos se cargan de una peligrosa incertidumbre.
Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP

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