La Sra. Rousseff y el Sr. Maduro tienen mucho
común más allá de la diferencia de idioma. Aquella va a su segundo mandato
presidencial luego de los dos períodos que ejerció el líder de su partido, Lula
Da Silva. El otro, lleva poco tiempo en funciones de presidente aun cuando
tiene cerca de 15 años ejerciendo altas funciones desde el gobierno de Chávez
Por cosas de la vida, del destino dirán
otros, ambos son centro de miradas. La Sra. Rousseff desde antes de terminar su
primer mandato ha estado sometida a serias tensiones por la aparición de
funcionarios de su gobierno en supuestos actos de corrupción. Antes de la
última elección presidencial, a la cual concurrió para reelegirse, varios
jerarcas de su gobierno fueron severamente atacados y señalados por corrupción.
En días previos al inicio del mundial de futbol, la Contraloría brasileña,
advirtió sobre presuntos sobreprecios en obras y de la participación de
miembros del Partido de los Trabajadores (PT), en semejantes negociados, y en
plena campaña electoral fue salpicada nuevamente
por irregularidades en la estatal petrolera, Petrobras.
En Venezuela, sucede algo parecido. La
aparición de cuentas millonarias en dólares en bancos de dudosa reputación como
el BSBC, otro tanto con la intervención del Banco Madrid, filial de la Banca
Privada de Andorra, en la que, al parecer, tres ex viceministros, el ex jefe de
Inteligencia y dos ejecutivos venezolanos habrían lavado fondos que procedentes
presuntamente de sobornos millonarios y en la cual, a imagen del caso
brasileño, estaría PDVSA.
Ambos presidentes, los socialistas Rousseff y
Maduro, transitan un rápido camino hacia la deslegitimización de sus gobiernos.
Aquella había, como el venezolano, llegado a la presidencia con escaso margen,
solo que ahora los escándalos de corrupción y una situación económica
complicada hacen que su nivel de aceptación baje a un 28 %. Collor de Mello
quien gobernó entre 1990 y 1992 tuvo que dejar la presidencia con un rechazo
del 69 % de la población, circunstancias semejantes vive la presidenta brasileña.
En Venezuela, como en Brasil, presiona una
profunda crisis económica que se acentúa con la caída de los precios del
petróleo. Desabastecimiento e inflación castigan a la población aumentando
significativamente la pobreza. Un segundo problema que afecta dramáticamente al
pueblo venezolano lo representa la inseguridad, materia en la cual el gobierno
de Maduro ha sido, como el de Chávez, profundamente ineficaces e incompetentes.
El descontento con la gestión de Maduro ya
supera el 80 % y sigue aumentando la pérdida de legitimidad. Todo indica que
nuevos escándalos sobre corrupción pudieran explotar en el círculo cercano al
poder. A diferencia de Brasil donde las instituciones funcionan, el poder
judicial investiga y el poder legislativo delibera, en Venezuela no ocurre lo
mismo, por lo que los caminos de resolución de tan delicados asuntos se cargan
de una peligrosa incertidumbre.
Leonardo
Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
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