La salud en Venezuela está en terapia intensiva.
Es un paciente terminal que apenas respira. Se desvanece y deteriora con cada
médico que decide irse del país porque aquí no tiene oportunidades –por
supuesto que hablo de los médicos bien preparados, no de los integrales, esos
galenos de pacotilla que gradúa el gobierno en tiempo record-. O porque han
sido víctimas del hampa, durante sus guardias en los hospitales. ¿Cuántos casos
conocemos de doctores que son amenazados de muerte por los miembros de la banda
si no salvan la vida del malandro baleado que le llevan a la emergencia?
Irónico ¿no? Ante esas amenazas no hay juramento hipocrático que los aferre a
Venezuela. Y si, además, a eso le sumamos, la falta de insumos, de camas, de
equipos, de medicinas, de vacunas y de un sinfín de condiciones mínimas para
garantizar la atención médica, la situación pasa de drama puntual a tragedia
nacional.
Esta semana, las advertencias y llamados que
han hecho los distintos gremios y las federaciones vinculadas a esta área han
sido alarmantes. Pero, el gobierno, actúa con la ceguera ideológica que le ha
caracterizado. Se requieren acciones inmediatas, las que un médico aplicaría a
un paciente terminal que llega a terapia intensiva. Y, por el contrario ¿qué
hace Maduro? Nombra un nuevo ministro, que al igual que los anteriores viene
cargado de ideas, pero no de soluciones. Incluso, algunas de sus propuestas me
parecen hasta un chiste de muy mal gusto, en especial en un país donde no se
consigue ni una simple pastilla de acetaminofén. Leí en un periódico, de estos gobierneros,
que el señor Ventura propone crear un nuevo sistema para que la población de
escasos recursos se registre y solicite sus medicamentos por internet, para que
les llegue a su dispensario más cercano y así saltarse a “las grandes cadenas
especuladoras” –las cuales, a juicio de estos trasnochados, son las que
provocan la guerra económica, esa que ellos se inventaron. La verdad es que,
cuando leo este tipo de cosas, pongo en duda que soy habitante del mismo país
donde este señor, y todos los que nos desgobiernan, viven. Los problemas de la
salud y el desabastecimiento de medicamentos en Venezuela no se resuelven
haciendo que las personas de escasos recursos soliciten sus medicinas por
internet. ¡Aquí faltan divisas –que se las han robado- y mucha voluntad para
hacer las cosas bien, en aras de los demás, con el presupuesto asignado! No
necesitamos ideas muy buenas para países desarrollados, necesitamos soluciones
inmediatas para detener la mortalidad que se nos avecina.
El doctor José Olivares, médico oncólogo
residente del Hospital Clínico Universitario, me dijo una frase contundente que
resume la situación “el cáncer no puede esperar por Simadi, Sicad o
Maduro". ¡Y tiene razón! Lo he dicho y repetido en muchas ocasiones:
Chávez, a quien tanto venera Maduro y su combo, murió de cáncer, el tratamiento
lo recibía en Cuba –vergonzoso, si me permiten acotar-. Él, Maduro, en honor a
su Comandante Eterno, debería emprender una cruzada por una Venezuela Libre de
Cáncer. ¡Qué ni un solo venezolano más muera víctima de esta u otra enfermedad!
Pero, nada. Nuestras cifras y el pronóstico son alarmantes. Lo explica muy bien
el reportaje de The Wall Street Journal
para el cual se entrevistó a más de 100 doctores, pacientes, personal de
la industria médica y ex funcionarios del Ministerio de Salud con el que
trazaron el dramático panorama.
A esto vamos a sumarle estas otras “perlitas”
publicadas recientemente en la prensa nacional:
“La producción de medicinas genéricas, a
cargo del Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas (SEFAR) del Ministerio de
Salud, ha disminuido desde 2011. En los últimos cinco años no se han cumplido
las metas de elaboración fijadas para la planta, ubicada en Las Adjuntas. La
Memoria y Cuenta de 2014 del Ministerio de Salud revela que solo se fabricaron
8.035.701 de unidades de fármacos, pese a que la meta era de 18.730.000
unidades”.
Otra: “Carlos Walter, director del Centro de
Estudios para el Desarrollo, señaló que la merma en la producción y en la
distribución de los fármacos explica parte de la escasez de medicamentos que,
de acuerdo con las cifras de la Federación Farmacéutica Venezolana, ronda el
70%”.
Esta otra: “El presidente de la Federación
Médica Venezolana, Douglas León Natera, aseguró que unos 13.000 médicos han
emigrado en los últimos años y alertó que “la crisis” en el sector registra una
“tendencia de ir agravándose paulatinamente”.
Una más…”El presidente de la Federación
Médica Venezolana apuntó a una supuesta “gran crisis epidemiológica” sobre la
cual aseguró que “el Gobierno ni siquiera da información”. Aludió con ello a
que los venezolanos no saben “lo que está pasando con la malaria, la
chikunguña, el dengue, la tuberculosis”, así como sobre una “gran cantidad de
enfermedades que reaparecieron”.
Aquí les dejo esta: “Medicamentos, desde
aspirinas a antibióticos y desde insulina a anestésicos, son escasos. Todo tipo
de equipos —máquinas de rayos X, escáneres de ultrasonido y desfibriladores—
suelen estar fuera de servicio por la falta de partes para repararlos”. Y esta
última: “The Wall Street Journal indica que de las 45.000 camas en los
hospitales públicos de Venezuela, sólo 16.300 están en condiciones de servicio.
Los hospitales privados, con otras 8.000 camas, han ayudado a las desbordadas
instalaciones públicas, pero también tienen problemas”.
Razón tiene el doctor Huniades Urbina, a
quien entrevisté este jueves a propósito de todas estas denuncias: “aquí hay
mucho corazón opositor; pero, la mayoría, tiene bolsillo chavista” frase que,
me comentó, le escuchó a Enrique Tejera París. Yo sólo puedo agregar…”la
ceguera biológica, no te deja ver. La ceguera ideológica, te impide pensar”.
Jose Domingo Blanco (Mingo)
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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