Una de las más
importantes características de los años del gobierno “Revolucionario del
Siglo XXI” es, sin lugar a dudas, el
elevado nivel de corrupción.
Esa grave desviación de la ética pública tuvo su
origen en el inmenso desorden administrativo que se impuso en dicho gobierno
por expresa voluntad del presidente de la República y líder fundamental de la
mal llamada Revolución bolivariana.
Desde su propio inicio, se observó que
existía un marcado interés en destruir todos los elementos de control que
exigen obligatoriamente las Finanzas Públicas, para de esa manera lograr
comprometer a los funcionarios públicos,
por encima de la lealtad normal
que debe existir con un gobierno, y al mismo tiempo permitir que los dineros
públicos se manejaran, sin ningún control, para poder ser utilizados con
absoluta libertad por el régimen en sus
objetivos políticos.
En el sector
deportivo, quienes han pasado por los cargos administrativos: Ministerio del
Deporte, Presidencia del Instituto Nacional de Deporte y Comité Olímpico
Venezolano han implantado y desarrollado una política que bien podemos
caracterizarla como “El saqueo de los recursos presupuestarios”. Diferentes
encargados de los puestos burocráticos, han permitido en sus gestiones que los
dineros del deporte hayan sido malversados o apropiados indebidamente a favor
de una minoría corrupta.
Bajo sus mandatos como gerentes de gobierno permitieron, de la manera más descarada, la firma de un leonino convenio con Cuba para la traída de 10.000 “Entrenadores” al país, que solo ha servido como una fuente inagotable de entrega de divisas al régimen dictatorial de los hermanos Castro.
La eliminación de los procesos de
licitaciones para dar paso a la asignación directa de contratos para los
servicios de alojamiento, alimentación, dotación de uniformes y transporte.
Igualmente, vieron en la asignación de contratos para la construcción y
reparación de las instalaciones deportivas una de las principales fuentes de
enriquecimiento ilícito.
Al mejor estilo de la
mafia siciliana o la “Cosa Nostra”,
transformaron el proceso de tramitación de divisas a Cadivi, en un
mecanismo de estafa con la falsificación de expedientes y el cobro de peajes a
los dirigentes deportivos para acelerar la entrega de recursos. No podían,
estos corruptos gerentes, dejar por fuera la compra de conciencias o silencios
cómplices y para ello, como unos Antonini Wilson cualesquiera implementaron los
maletinzazos cargados de dólares para tales operaciones en el marco de los
eventos internacionales.
Pero, la joya de la corona fue el manejo de los recursos del Fondo Nacional del Deporte. Allí, el corrupto gerente, procedió a eliminar las reuniones del Directorio del IND para así tener plena y absoluta libertad en la administración de los dineros del fondo. En consecuencia, los 325.143.361 millones de bolívares aportados por las empresas al Fondo fueron dilapidados “discrecionalmente” sin que hasta el momento el ministro o quienes lo sucedieron en el cargo hayan presentado las cuentas correspondientes a los organismos contralores del Estado.
Todo este andamiaje
contó y sigue contando con la complicidad de los organismos Contralores del
Estado que se han hecho la vista gorda frente a los desmanes de las corruptelas
enquistadas en los organismos gubernamentales y olímpicos del sector deportivo
venezolano. A manera de conclusión, en este expediente rojo, queda claro que para la dirigencia corrupta
del sector deportivo “Hacer deporte es…Hacer dinero.”
Jesus Elorza Garrido
jesuselorza@hotmail.com
@jesuselorza
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