Ante
la dura realidad que nos agobia, les pido que sepan leer con inteligencia los
gestos de la gente, no los que expresan algunos medios oficiales y sus
comunicadores.
Hoy
más que nunca es necesario trabajar para
que las fuerzas individuales, lejos de aislarse y reconcentrarse en su egoísmo,
concurran simultánea y colectivamente a un fin único: al progreso y
engrandecimiento de nuestra Patria Argentina.
La
fe que nos debe animar debe ser incontrastable:
Dios y la Patria.
El
grito de nuestra conciencia y de nuestra razón nos impone el deber de consagrar
todas nuestras fuerzas en pos de esos objetivos.
Tenemos
por delante un mundo de esperanzas y la fuente inagotable de un porvenir
incógnito que debemos descifrar para poder proyectarlo.
El
fatalismo de los que nada hacen no tiene que contagiarnos. No debemos discutir
entre nosotros públicamente, porque si lo hacemos, nos convertiremos cada uno
en enemigo de todos, y estaremos ejecutando justamente lo que las
"máscaras K" pretenden.
En
política se puede y se debe aspirar al ideal. Pero justamente, por ese mismo
ideal y por tratar de realizarlo, debemos ser realistas y atenernos
estrictamente a la realidad de los hechos.
Y
esa realidad, esencialmente polimorfa y siempre cambiante, puede exigir
variedad de procedimientos e imponer variaciones tácticas.
Hoy
la propuesta es liberarnos de tanta mediocridad.
Les
pido a todos que nos convoquemos para que, JUNTOS, ayudemos a terminar con
aquellos que se están sirviendo de la política en su propio beneficio y no en
el del pueblo, al que juraron servir.
Con
la misma convicción les pido que no se dejen engañar por la falsa apariencia de
dudosas honestidades (verdaderos antifaces de la malicia), que a través de
temerarias acusaciones o de verdades a medias, procuran contaminar con falsas
apreciaciones a la sociedad; debemos recordar bien de que fuentes emanan y
cuáles son los designios que acarician estos difamadores.
La
experiencia nos ha hecho ver ya suficientemente que clase de bienes pueden
reportar a la sociedad esos corifeos y cómo sus frutos solo han engendrado la
decepción, el desencuentro, el desengaño y el odio entre los argentinos.
Creo
que lo más importante en estos momentos es destruir con el apoyo de todos, la
virulencia de los fermentos disgregadores en los que puedan cuajar el egoísmo y
la indiferencia.
Por mi parte (no se ustedes), no quiero más
miseria, corrupción, pobreza, exclusión, presos políticos, violencia social,
indignidad, injusticias de todas clases..., narcos hasta debajo de la
alfombra... BASTA!!!.
Que
Dios los bendiga a todos en este cometido.
El
predominio de las individualidades nos ha perdido.
Las
pasiones egoístas han sembrado la anarquía en el suelo de la libertad,
esterilizando sus frutos, de aquí resulta el relajamiento de los vínculos
sociales: nuestros corazones no palpitan al son de las mismas palabras, ni a la
vista de los mismos símbolos. Hay que organizar la democracia
Es
necesario trabajar para que las fuerzas individuales, lejos de aislarse y
reconcentrarse en su egoísmo, concurran simultanea y colectivamente a un fin
único: al progreso y engrandecimiento de la nación.
En
azul y blanco,
Hugo
Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942
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