Baruch Spninoza tiene
unas observaciones sobre el Estado y la política que quisiera analizar con
ustedes, en su obra Tratado Político dice lo siguiente: “Por consiguiente, un
Estado… para que pueda mantenerse, sus asuntos públicos deben estar organizados
de tal modo que quienes lo administran, tanto si se guían por la razón como por
la pasión, no puedan sentirse inducidos a ser desleales o actuar de mala fe.
Pues para la seguridad del Estado no importa que impulse a los hombres a
administrar bien las cosas, con tal que sean bien administradas. En efecto, la
libertad de espíritu o fortaleza es una virtud privada, mientras que la virtud
del Estado es la seguridad.”
La idea es sencilla pero de profundas connotaciones, todo Estado debe asegurar su continuidad y supervivencia, no importa quién lo gobierne, para ello se establecen las constituciones, la separación de los poderes, los principios de responsabilidad y rendición de cuentas, el de participación y de libertades públicas para que los ciudadanos actuemos en procura de la integridad del Estado y la paz de la república.
Pero los
revolucionarios bolivarianos descubrieron la puerta trasera para desbaratar
este plan de defensa y fue la de proponer una constituyente, con ello obtenían
el “borrón y cuenta nueva” que les hacía posible varias cosas, saltarse los
controles previos y posteriores, asegurarse la inclusión de elementos
disgregadores dentro de la carta magna como son los conceptos socialistas y
revolucionarios del nuevo Estado, pero,
por inexperiencia o por resistencia de legisladores consientes, las
“cabras”, que le darían la posibilidad de ganar el poder absoluto y el Estado
para ellos, no pudieron meterlas en el corral del texto constitucional.
Estos procesos
constituyentes ahora son usados como armas socialistas para la toma del poder
en los países, para reordenar la institucionalidad e introducir elementos
ideológicos favorables a sus causas, entre ellos asegurarse las reelecciones
indefinidas.
El segundo ariete que
usaron para llevar al país al caos fue el secuestro de los poderes públicos,
sobre todo el Poder Electoral, rediseñado de acuerdo a sus necesidades para
garantizarles el predominio de los comicios que se realizarían, el Tribunal
Supremo de Justicia para que legitimara cada acto de dominación política sobre
la nación, la Fiscalía, la Contraloría, la Defensoría del Pueblo para usarlas
en contra de la disidencia y ocultar la corrupción y el abuso de poder.
Pero fue con el
control absoluto de la Asamblea Nacional y el uso de las leyes habilitantes lo
que logró configurar de manera formal y legal el peor acto de injusticia que se
le pueda hacer a un pueblo, investir al tirano de todo el ropaje democrático e
institucional para presentarlo al mundo como lo que no es, un mandatario bueno
y justo que es respaldado por su pueblo.
Afortunadamente, Hugo
Rafael Chávez Frías, nuestro tirano disfrazado de demócrata se puso él solito
en evidencia, el mundo entero terminó por descubrir la impostura de un
terrorista que se había hecho postular, incluso, para recibir el premio Nobel
de la Paz.
No importaron sus
supuestos actos de amor cristiano para con otros países a costa de la miseria
de su propio pueblo, o sus discursos encendidos por la “Justicia Social” o que
se metiera a mercader de secuestrados de las FARC, al final se descubrió su
injerencia en la vida política y social de otros países, su apoyo al
narcotráfico y al lavado de dinero, apareció la red siniestra de subversión y
crimen internacional que había tejido haciéndose pasar por Fray Bartolo.
Estos desmanes, que
son ahora políticas de estado del chavismo, trajeron como consecuencia que el
gobierno de Nicolás Maduro ande ahora huyendo hacia delante, gritándole ladrón
a todo el que pase a su lado, mientras ya no puede ocultar todas las carteras
que se ha robado, con sus cuentas bancarias en Suiza, en España, en Andorra y
otros paraísos fiscales, traspasando bienes de un país a otro para que no lo
embarguen por maula, dejando a su paso una estela de demandas, denuncias,
acusaciones, investigaciones, las unas más graves que las otras, y por si fuera
poco, estos revolucionarios sinvergüenza, andan declarándole la guerra a medio
mundo, molestos, por que los
descubrieron en sus tropelías.
Pero volvamos a
nuestro análisis, ¿que nos está dejando esta revolución socialista y militarista?
Pues un Estado que no
puede mantenerse debido a que es incapaz de sustentar su propia seguridad, que
tiene al hampa como los dueños de la calle, que tiene a sus policías
infiltradas de asesinos, que las armas de la república que tiene en custodia,
aparecen en manos de colectivos armados, y lo peor que anda en la búsqueda de
un conflicto armado con otros países para tapar su creciente impopularidad.
Un gobierno de estas
características, está violando la regla fundamental de la vida que no es otra
que la auto preservación, si ya tienen comprometida a PDVSA, nuestra principal
empresa petrolera en manejos ilícitos ¿Qué nos queda?
Esto es grave,
significa que el Estado, por medio del gobierno socialista, en su huída al
nihilismo más espantoso, está dispuesto a la ruina de su población y a ejecutar
nuestra extinción.
Y es en este punto
que requiero de toda su atención amigo lector, no nos queda sino concluir que
tenemos un gobierno que utiliza al Estado venezolano para hacerles daño a sus
ciudadanos, y no contento con esto, pretende que creamos que lo hace por
nuestro bien y que estamos obligados a agradecerles todo ese perjuicio que nos
causa, que debemos apoyarlos, que ellos son los patriotas y que la razón y la
justicia está con ellos.
Las pregunta son:
¿Vamos a dejar que nos arruinen y nos maten sin hacer nada? Ante la naturaleza
depredadora del chavismo ¿Es el voto nuestra mejor arma? Frente a la vergonzosa
acción de Maduro de estar pasando coleto con nuestra dignidad ¿Vamos a seguir
permitiéndole ese abuso?
Esto tiene sus
consecuencias, lo que estamos presenciado, con la campaña de desinformación que
el gobierno sostiene en los medios de comunicación, fomentando enemigos
imaginarios, conspiraciones inventadas, guerras económicas, magnicidios, es a
un gobierno que no le importa hacer el ridículo en el mundo, mientras se
descubren sus nexos con el narcoterrorismo, sus corruptelas e injerencias en la
política de otros estados financiando partidos y campañas políticas, sin
importarle exponer al país a un aislamiento, a sanciones internacionales y Dios
no lo quiera, a un conflicto armado.
Ya hace tiempo
dejamos de ser una democracia para convertirnos en otra cosa, algo inmoral,
ridículo y falso, los que piensan que estamos ante personas razonables, ante
venezolanos responsables y nacionalistas lamento decirles que están equivocados, esta gente no tiene nada que
ofrecernos para la vida, menos aún para una sociedad organizada y viable.
De acuerdo a la carta
de suicidio de este régimen nos está dejando, llegó la hora de la ordalía, de
incendiar al país, de crear las condiciones para una hecatombe social
dejándonos sin atención medica, sin comida, sin seguridad… porque para estos
revolucionarios, al no lograr el Estado Terrorista que querían, al prever la inmensa
corrida de sus partidarios y clientes , ante el fracaso de su modelo e
ideología, andan encerrando a nuestros líderes políticos en sus mazmorras,
autorizaron las ejecuciones con armas de fuego de nuestros estudiantes y
decretaron la temporada del exterminio en contra de los venezolanos, para
ellos, eso es vencer.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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