Hoy hablaremos de los inconformistas, los que
cuestionan a la autoridad írrita, de los que cada día asisten atónitos al
espectáculo del fanatismo y la creciente estupidez ideológica del gobierno.
Vamos hablar del poder, pero no del poder nominal que dicen detentar los que
nos gobiernan, sino del poder real, del que ejercen desde la sombra individuos
e instituciones que muchas veces pasan desapercibidos pero con capacidad para
variar drásticamente el curso de los acontecimientos e influir en la vida de
millones de venezolanos.
El imperio mediático erigido por el gobierno,
con dinero y amenazas, busca sustraernos una parte sustancial de la dura
realidad en que vivimos. No obstante, siempre la verdad encuentra los caminos
para expresarse; el tiempo del secretismo llega a su fin y serán muchas las
sorpresas que continuarán apareciendo y que desenmascararán a un régimen que
quiere aparentar lo que no es pero que conculca impunemente el orden
constitucional. El país ha comprendido que un sano escepticismo y contrastar la
información que nos ofrecen son actitudes sumamente recomendables en la vida
cotidiana de estos tiempos. Aquí hay muy poco lugar para la fantasía y mucho
espacio para el dato veraz e incontrovertible.
Desde
hace 15 años, los usurpadores del poder han tratado de patrocinar y cimentar la
mayor falsificación histórica de nuestra Nación, al tiempo, que han desatado
una desmedida campaña de censura e intimidación destinada a silenciar y engañar
a los ciudadanos. La ideologización de la educación, el acoso a las
Universidades, el control del funcionariado gubernamental, el abusivo uso de
los medios de comunicación del país, la criminalización de la disidencia, la
conspiración contra la libertad, la anulación de la capacidad de crítica y el
escarnio a los derechos humanos son, entre otros, algunos de los hechos que
han caracterizado las sofisticadas
técnicas de “lavado de cerebros” utilizadas por el gobierno para convertir e
imponer al chavismo como religión de Estado; un supuesto anteproyecto para la
completa dominación de la sociedad venezolana. Un programa de múltiples
tentáculos dedicados a destruir los valores, principios y creencias del hombre
común e infiltrarse y dominar las instituciones políticas, sociales y
económicas. Resulta asombroso comprobar cómo la institucionalidad del país se
ha ido adaptando como un guante a los puntos de vista contenidos en el discurso
gubernamental; una suerte de psicodrama repleto de símbolos y significantes que
sólo tienen sentido para los líderes del régimen y que engañan y confunden a
las masas de sus seguidores. Pero, detrás de todo esto, en la sombra, y al
amparo de la complicidad, servilismo y cobardía del gobierno, han proliferado organizaciones mafiosas que han venido
saqueando al país con total impunidad, movidos por la codicia y el dinero fácil
y sembrando, a su alrededor, la devastación económica, el envilecimiento y la
mediocridad de hombres e instituciones. Individuos sin capacidades ni
cualidades, sin inteligencia ni fortaleza de espíritu, han escalado las más
altas posiciones y disfrutado del poder y, en su sordidez maliciosa, han urdido
y erigido la más grande corruptela de nuestra historia reciente. Situación ésta
que debemos combatir y denunciar constantemente para evitar
constituirnos en secuaces pasivos y cándidos de sus flagrantes latrocinios.
La conflictividad social sin precedentes que
vive el país está marcada por el profundo resentimiento que alberga una gran
parte de la población hacia la aristocracia gubernamental. Las desigualdades
sociales se profundizan y el escandaloso tren de vida de la “nomenklatura”
contrasta con la descarnada miseria en que viven los que menos tienen.
La conciencia y tenacidad de las mujeres, la
juventud, los intelectuales, la academia, los obreros, los campesinos y, en
general, de la población disidente, han sido los factores que han impedido la
entronización definitiva del ideario chavista y paulatinamente lo han alejado
de la consecución de su principal objetivo político.
Entre tanto, continúa la lucha para ganar la
guerra que contra Venezuela libran, tanto solapada como abiertamente, las mafias “enchufadas”en
el gobierno y evitar que el país termine
de derrumbarse y lo hacemos con la certidumbre que todos los esfuerzos que se
realizan en tal sentido, conducirán a garantizar una vida digna y enaltecedora
para todos.
Pedro
Luis Echeverria
pedroluis.echeverria33@gmail.com
@PLEcheverriaEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, SIN SOCIALISMO, OTRA VENEZUELA ES POSIBLE, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, ELECCIONES, UNIDAD, ALTERNATIVA, DEMOCRÁTICA, CONTENIDO NOTICIOSO,
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