Las cabezas del
régimen actúan en función de amigos y enemigos, patriotas y traidores sin
entender el daño profundo que generan. No ven, o no quieren aceptar, que ese
estilo procaz, petulante, ofensivo los retrata de cuerpo entero. No logra que
el ciudadano común olvide los problemas que atraviesa. Todo lo contrario, tiene
identificados plenamente a los responsables. La inmensa mayoría de la nación
está en contra del régimen, la rebeldía aumenta y la disposición a luchar para
liberarse de este tormento crece muy por encima del miedo que puede causarle la
represión indiscriminada.
En síntesis, el
verdadero enemigo del pueblo venezolano es el régimen que dirige esa perniciosa
dupla que integran Maduro y Cabello. Son conocidos los enfrentamientos entre
ellos, la lucha encarnizada entre los seguidores de ambos y también los
acuerdos tácticos para tratar de frenar la caída en picada del gobierno. Ellos
son los responsables exclusivos y excluyentes de la tragedia venezolana iniciada
hace dieciséis años con la llegada del castro-chavismo al poder.
Ellos son los
protagonistas del golpe de estado, de ejecución progresiva, que sufre
Venezuela. No hay precedentes en la historia contemporánea de tantas
violaciones a una Constitución, del inaceptable desconocimiento al orden
jurídico interno, de violaciones a los derechos humanos civiles y políticos de
una nación sin justicia ni paz, con la soberanía violentada en lo territorial y
en lo político. Tampoco hay precedentes con relación a la ineficacia que
mantiene seco el Tesoro Nacional, quebrada a PDVSA, endeudado el patrimonio de
todos desde la cabeza hasta los pies, ni mucho menos de la corrupción activa y
pasiva que alimenta hoy múltiples escándalos nacionales e internacionales. La guerra
que hay que librar es para liberar al país de estos y otros males tanto o más
graves, pero lo que presenciamos es una tragicomedia que terminará más temprano
que tarde.
El enemigo del pueblo
de Venezuela no es Estados Unidos. No me gusta mucho el estilo de Obama, pero
lo reconozco como el presidente más pacifista de ese país desde principios del
siglo XX hasta ahora. Esa nación ha sido baluarte de la libertad y la
democracia en el mundo, defensora de los derechos humanos y ejemplo de
consecuencia con principios y valores fundamentales. El régimen debe quitarse
la careta e informar sobre las investigaciones en materia de corrupción y
vinculaciones con el narcoterrorismo internacional. La pregunta es ¿a quienes
están encubriendo Maduro y Cabello para salvarse? El drama venezolano no es
electoral, es existencial. Llegó la hora para que civiles y militares tomen
conciencia de la situación y coloquen la verdad por encima del disimulo y la
mentira.
Oswaldo Alvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
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