Los diplomáticos y los militares tenemos
funciones parecidas, nos toca defender los intereses del país, solo que unos lo
hacen en tiempos de guerra y a los otros nos toca en tiempos de paz.
Quizás debí agregar en el título “y otros
funcionarios” ya que la seguridad de un país interna o externa depende también
de aquellos que deben velar por la economía, por la seguridad alimentaria, los
derechos humanos y los que deben controlar a los otros poderes del estado.
Venezuela hoy por hoy se encuentre manos de
un régimen que controla todo, también es responsable que los “otros
funcionarios” no cumplan sus deberes constitucionales. Permitieron arruinar
PDVSA, se robaron las divisas que entraron en el país, arruinaron la producción
nacional, enriquecieron groseramente a los enchufados con empresas de maletín y
comprometieron nuestro futro en manos de chinos, rusos y chulos de otros
países.
Pero volviendo a las dos instituciones, tema
inicial de este artículo, lamentablemente podemos afirmar que tanto la
Cancillería como nuestras Fuerzas Armadas llegaron al sumidero.
Mientras nuestras embajadoras bailan rumba
cubiertas de plumas, la Guardia Nacional “elimina” estudiantes. Resultado
desolador del socialismo del siglo XXI.
El gobierno militarizado para poderse
sostener, como bien lo dibujó el inolvidable Zapata, quiere colocar al pueblo
“firme y a discreción”.
La lista de crímenes contra la institución
militar comienza al colocarla al servicio de un proyecto político concebido por
otro estado. Ministros de la defensa tomando línea de Raúl Castro, o declarando
que las fuerzas son socialistas y chavistas, muestran el grado de deterioro de
la institución, no solo por la violación constitucional en la que incurren sus
jefes superiores, sino también por el silencio cómplice con el que la base del
estamento militar permanece impasible, con cara de yo no fui.
La corrupción de esta fuerza comenzó con el
programa Bolívar 2000, cuando se destinaron millones de bolívares para ser
utilizados por militares que no tenían que rendir cuentas de ninguna especie,
el régimen sabía que poner a “Zamuros cuidando carne”, iba a corromperlos ya
que una vez cometida la apropiación indebida, los tendría a su merced por el
resto de su carrera.
Así vimos nacer una boli-burguesía militar
que compró yates, aviones, caballos y abrió cuentas millonarias en Suiza… la
buena vida pues.
A su lado comenzaron sus gestiones de apoyo a
las guerrillas de las Farcs, ordenadas desde la Presidencia de la República. El
roce con los irregulares no solo representaba una injerencia en los intereses
de un país amigo, sino la colaboración con los autores de múltiples atentados
contra soldados venezolanos.
Las “computadoras” dejaron pruebas
suficientes del apoyo en dinero, armas, logística, entrenamientos y contactos
diplomáticos a su servicio, que percibió la guerrilla colombiana. De allí al
tráfico de drogas no fue más que un paso, si ese era el modo utilizado por la
guerrilla para financiarse, no tardaron nuestros representantes militares en
entrar en el negocio para ascenderlo al rango de “generales” y pronto la
opinión publica escuchó hablar del “cartel de los soles”, así descubrimos los
primeros nombres de una lista que crece cada día y que les prohíbe la entrada a
los EEUU por sus implicaciones en el tráfico de estupefacientes.
La parte más oscura de su actuación ha sido
la represión, lo que comenzó con eructos, y mujeres golpeadas y arrastradas por
sus cabellos, pasó luego a las acciones que en conjunto realizan con los
colectivos, innumerables veces filmadas, para luego terminar con la reciente
aprobación de disposiciones oficiales, que permiten la utilización de armas de
guerra contra los civiles venezolanos.
Así que este sufrido pueblo paso del “Gas del
Bueno” a la ejecución pura y simple de jóvenes y estudiantes, ¡eso sí! sin
discriminación alguna, por aquellos de que Maduro se expresa de jóvenes y “jóvenas”,
eran necesarias la muerte de Geraldine Moreno con un disparo al rostro a
quemarropa, de la mano de un guardia nacional, cuando ya se encontraba en el
suelo o la de Génesis Carmona junto a las de Bassil Da Costa y Juan Montoya.
Una escalada que no solo es de la represión
de este gobierno dictatorial, sino que en la misma medida representa el
desprestigio de unos militares que han traicionado al Libertador, “Maldito sea
el soldado que vuelva las armas contra su pueblo.” Simón Bolívar.
Por su parte el flamante servicio exterior
chavista, dejo de representar al Estado para terminar siendo un colectivo con
traje y corbata. Con un promedio de un escaso año y medio cada uno, José
Vicente, Dávila, Chaderton, Pérez, Rodríguez Araque, el ex encapuchado Elías
Jaua, el destructor de PDVSA Rafael Ramírez, Delcy Rodríguez y hasta el propio
Nicolás Maduro son los responsables que una institución profesional, pasara a
convertirse en una milicia de agentes propagandístico de la plataforma
ideológica del régimen.
Durante este tiempo se apoyó a organizaciones
consideradas terroristas y que se encontraban enfrentadas con gobiernos
democráticos de la región. Estrechó relaciones con los gobiernos más
antidemocráticos del mundo Nguyen Minh Triet, Mugabe, Fidel Castro, Saddam
Husein, Ahmadineyad. Gadafi son un ejemplo.
Se utilizaron los recursos nacionales para
exportar la ideología bolivariana, comprar votos y mantener a loa amigos
internacionales del régimen. Maletines llenos de dólares salieron de las manos
de mucho viceministro para sostener campañas electorales extranjeras, para
ayudar Etarras, al terrorista Carlos, a los amiguitos de Piedad Córdova, los
amigos españoles de Podemos, directores de panfletos periodísticos en manos de
utópicos comunistas europeos y muchos “asesores” españoles, gringos y
franceses.
Las Embajadas se llenaron de cubanos, de
alter mundialistas y extranjeros que no solo prestaban un servicio de
penetración, sino que ejercían funciones de espionaje y control de los propios
funcionarios y de los venezolanos residentes, en los respectivos países donde
se encontraban acreditadas.
Hemos visto como nombres de Cónsules aparecen
en las computadoras incautadas al guerrillero muerto Raúl Reyes, nombrados por
el camarada Chávez como personas de confianza de los irregulares.
Rompimos el record de funcionarios declarados
persona non grata, por encontrarse involucradas en acciones contra los
intereses de los países donde se encontraban ejerciendo funciones.
Cosas más lúgubres han sacudido nuestra
Cancillería, el asesinato de la Embajadora en Kenia permanece en silencio por
órdenes superiores. ¿Había o no tráfico de drogas a través de la valija
diplomática? ¿Qué pasó con las denuncias contra el embajador anterior? ¿Cómo
fue liberado discretamente el presunto asesino? todo el mundo calla cual
“omerta siciliana”.
He aquí dos grandes retos en la
reconstrucción de Venezuela, limpiar estas dos instituciones, restructurarles y
adaptarlas al país que necesitamos.
Ambas instituciones son primordiales en la
seguridad nacional, no pueden continuar en manos de quienes no alcanzan a
vislumbrar, la dimensión del compromiso que exige velar por los intereses de
los venezolanos.
Nelson Castellano-Hernandez
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
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