domingo, 22 de marzo de 2015

MAXIMILIANO DONAT, SOLIDARIDAD AUTOMATICA O DEFENSA DE LA PATRIA.

Las páginas más brillantes y las más oscuras de la humanidad han sido escritas inspiradas en el nacionalismo, brillantes en el pasado reciente como la India de Gandhi y la Sud África de Mandela u oscuras como el presente de la Corea del Norte de Kim Jong-un, o el pasado lejano de la Alemania de Hitler.

En cada uno de esos casos se apeló o apela a la conciencia emocional del ciudadano, en cuyo arraigado amor por la tierra que lo vio nacer decidió hacer de su vida un ejemplo de patriotismo.
Este sentimiento y conducta hacia la Patria es una de las herramientas más maleables por los encendidos y motivacionales verbos de los líderes de una nación, cuyo objetivo final pudiera ser la Patria como lugar de bienestar común o la subyugación de un pueblo a los ideales de un líder carismático.
Cuando este sentimiento ciudadano hacia su País o patriotismo es llevado a un nivel de manipulación ideológica toma el peligroso estatus sociopolítico de una estructura psico-socio-mental que es el Nacionalismo.
El nacionalismo puede y tiene muy variadas maneras de presentarse ante una sociedad, siendo por ejemplo la religiosa, la étnica, la cultural, la fascista, el imperialismo, el socialismo, separatismo, etc.
Todos ellos llevan a una manipulación del sentimiento patriótico que todo ciudadano tiene hacia su lugar de origen o nación.
Nuestro País no escapa a esos vaivenes emocionales que exacerban el sentimiento patriótico y lo llevan a niveles del nacionalismo o lo que he preferido llamar “solidaridad automática” para con una ideología o partido político o personaje asociado a estos.
Esta solidaridad automática está más arraigada en la psiquis de nuestra sociedad de lo que pudiésemos imaginar, continuamos siendo víctimas del nacionalismo monárquico donde el monarca de turno ( léase hoy día presidencialismo) dirigía y dirige aun hoy las emociones patrióticas de la mayoría de los ciudadanos del nuestro País.
La solidaridad automática desde el punto de vista ético y moral está reñido con un País donde debe reinar el estado de derecho, las buenas costumbres y valores ciudadanos.
Ningún venezolano o muy pocos pueden decir que no han sucumbido a la solidaridad automática para con una persona, partido político, militancia, institución pública, iglesia que habiendo violado valores o atributos ciudadanos no hayan recibido a conciencia de esas violaciones la solidaridad automática. Para no ir muy lejos ¿cuantos militantes de partidos políticos se han  solidarizado con sus líderes de partido a sabiendas que se han enriquecido a costa del erario público? ¿Cuántos no han apoyado expropiaciones indebidas? ¿Cuántos no han apoyado la violación de los derechos humanos a sus conciudadanos, basados en la solidaridad automática?.
Cuando el ciudadano pierde sus perspectivas constitucionales y valores familiares, se convierte en presa de líderes nacionalistas y lo llevan a derroteros que están diametralmente opuestos al desarrollo de sus derechos como ciudadano y lo embarcan en aventuras que pudiesen rayar en el guerrerismo u odio por sus propios conciudadanos ( nacional socialismo de Hitler, Socialcomunismo de Stalin, Socialismo Cubano, Socialismo del siglo XXI, etc.).
Para trabajar a favor de la paz, en un entorno geopolítico de gran complejidad donde nuestro País convertido en punto de confrontación de grandes poderes mundiales como lo son EEUU, China y Rusia, es necesario evitar las posturas superficiales de incondicionalidad y de solidaridad automáticas que sólo contribuyen a agudizar el conflicto. Esta actitud lo que refleja en algunos “lideres” no es otra cosa que una enorme miopía política, desconocimiento del orden internacional, desconocimiento o ceguera de las necesidades y derechos ciudadanos de los venezolanos así como el deseo de aliarse con nihilistas destructores.
Los Ciudadanos Dómine (consciente de sus deberes para con la Patria y de sus derechos como ciudadano) tenemos la responsabilidad de salirle al paso a toda solidaridad automática para con “lideres”, organizaciones, partidos e instituciones que de alguna manera nos lleve a una confrontación interna más allá de las diferencias ideológicas o nos conviertan en carne de cañón de potencias militaristas que simplemente nos utilicen para dirimir su poderío internacional.
Es el momento de antes de hablar o actuar leamos nuestros deberes y derechos constitucionales que nos consagran como Ciudadanos Venezolanos y actuemos en consecuencia  a la luz de la justicia y el estado de derecho y no a la emotividad de un nacionalismo que nos hace perder el sentido real de la Patria y el Patriotismo, actuemos como ciudadanos con valores patrióticos y no como militantes de ideologías nacionalistas para reencontrarnos como País y demostrarle al mundo que no somos ni jamás seremos espacio para dirimir sus diferencias imperialistas.
Maximiliano Donat
maximilianodonat@gmail.com
@maxidonat                                                                                 

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