Finalmente, las aguas comienzan a tomar su
cauce natural. Los demócratas y los no tan demócratas terminan adoptando
sensatamente los postulados de la democracia formal, esto es, ante las
elecciones solo queda prepararse para ganarlas o para competir en las mejores
condiciones.
Así, tanto el PSUV como los partidos
políticos, actores fundamentales en los procesos electorales, agrupados en
la MUD han solicitado del CNE su
colaboración para elegir a sus candidatos democráticamente. Cada quien tiene su
fecha establecida y se inician los preparativos.
En el PSUV, muy característico de los
partidos comunistas, impera los secrets of the political party o bien: “El
secreto está en el núcleo más interno del poder”, como señala Canetti en Masa y
poder; aspecto que el partido y el
gobierno, o viceversa, en fin, es lo mismo, cumplen con meridiana rectitud.
Diría que los part idos políticos de la MUD,
más abierta y transparente que sus contrarios oficialistas -la especificación
es válida porque también cuenta con detractores dentro del campo opositor- han
puesto su mirada en las parlamentarias a realizarse en los últimos meses o
primera quincena diciembre de 2015.
Imaginamos que luego de serias reflexiones,
la MUD ha llegado a un acuerdo para la elección de sus candidatos a los cuerpos
deliberantes, de hecho, así lo anunció su Coordinador Nacional, Chuo Torrealba:
unos serán designados por consenso por los partidos de la MUD y otros serán escogidos por primarias.
Insistir en que hay una contradicción
democrática entre los designados por consenso o por primarias resulta, para
decir lo menos, un absoluto dislate. Designarlos por primarias los reviste de
una legitimidad popular, no obstante, implica un desgaste enorme de cara a un
proceso electoral cercano, además de los efectos y heridas que siempre quedan
luego de una confrontación, independientemente de que ella sea democrática.
Suponer que los acuerdos consensuados a los
que llegan los actores fundamentales -los partidos políticos- para un proceso
eleccionario son menos democráticos o no democráticos es afirmar que el
consenso, el acuerdo, la negociación, está reñido con la democracia misma, lo
cual resulta un monumental despropósito.
La MUD debe dar pasos importantes para
satisfacer las aspiraciones colectivas pero, además, reducir las tensiones que
estos procesos crean entre sus integrantes. La incorporación de la exdiputada
Machado, que aún no dispone de un partido legalmente constituido, en la fórmula
de consenso de Miranda, la cual aceptó, es un mensaje que revela amplitud y
consideración por quienes han mostrado entrega e integridad en el
enfrentamiento de un régimen que cada vez menos esconde su fachada autoritaria.
Leonardo
Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
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