La
decisión de Obama de designar a Venezuela como una amenaza para la seguridad de
los Estados Unidos agarro por sorpresa a mucha gente. Unos dijeron que era una
exageración porque no tenemos como amenazar a los norteamericanos. Otros
dijeron que era un plan del imperio para invadirnos. La intención de estos
últimos es utilizar el viejo expediente de alebrestar el patrioterismo ante un
presunto enemigo extranjero. Ese sentimiento ellos mismos lo han adormecido
aceptando la tutela del imperio enano de los Castro.
¿Cómo
un pequeño país en ruinas, destruido por la incapacidad y saqueo de los
funcionarios del régimen que lo atosiga puede ser un peligro para la mayor
potencia mundial? Las amenazas inusuales y extraordinarias provenientes de
Venezuela son el comunismo, el narcotráfico y los vínculos con el fundamentalismo islámico.
El
título 50 de las leyes estadounidenses codificadas se refiere a las leyes para
la guerra y la defensa nacional. En el capítulo 35 de ese título está
contemplado lo dispuesto para enfrentar situaciones de emergencia internacional.
La Sección 1701 de ese título cubre las amenazas inusuales y extraordinarias y
la Sección 1702 describe la autoridad presidencial y sus obligaciones ante las
amenazas. Obama actuó en cumplimiento de lo establecido en esas dos secciones
utilizando el lenguaje especificado en esos textos legales. Entre las
principales amenazas que percibe el presidente y sus asesores están el
narcotráfico y el terrorismo islámicos. Venezuela está incursa en ambas
situaciones y es natural que se le considere una amenaza pese a no contar con
un arsenal nuclear ni contar con fuerzas militares capaces de enfrentar con
éxito a los americanos.
El
hecho que Venezuela sea un país pequeño y empobrecido por la corrupción e
ineptitud de su gobierno no le impide ser una amenaza seria. En 1983 Granada,
un país minúsculo con apenas 90 mil habitantes, también fue considerada una
amenaza. En 1989 Panamá también fue designada como tal cuando Noriega era el
dictador todopoderoso que amenazaba con un machete a los opositores. No podemos
esperar que la primera potencia del mundo se siente con los brazos cruzados a
esperar que la polilla comunista con sus nuevos aliados del narcotráfico y
fundamentalistas islámicos carcoman sus cimientos.
La
estrategia de Maduro para enfrentar a los EEUU ha sido desarrollada por los
Castro y Raimundo Kabchi un terrorista libanes, dirigente del Hezbollah que se
ha convertido en el cerebro del régimen para estos menesteres. Este personaje
fue el asesor de Chávez y para el Medio Oriente. Kabchi se convirtió en la
sombra de Maduro junto con Maximilien Arvelaiz desde que este fue Canciller.
Hezbollah es un grupo terrorista shiita financiado por Irán y Venezuela.
Maduro, quien no es venezolano, ha
involucrado a Venezuela en un peligroso juego de poderes en medio de una aguda crisis económica creada
por la ineficiencia del modelo comunista. Esta rémora, en conjunción con la
banda de ladrones enchufados y boliburgueses, ha consumido la riqueza petrolera
y destruido a PDVSA, la gallina de los huevos de oro. Mientras un indocumentado
este a la cabeza del régimen de Venezuela rodeado de una banda mafiosa de
hampones y narcotraficantes comunistas, será una amenaza para los EEUU y los
presidentes de ese país están obligados por las leyes a obrar en consecuencia.
Entretanto los fantasmas de Cipriano Castro y Noriega caminan por Venezuela.
Carlos
Julio Peñaloza
genpenaloza@gmail.com
@GenPenaloza
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