miércoles, 18 de marzo de 2015

ENRIQUE MELÉNDEZ, UN PORTAVIONES SIN COMBUSTIBLE

Es muy difícil que la gente se cale ese cuento de que bajo el socialismo se vive mejor; hay mucho desengaño a esta altura, en la que se ha despertado un instinto de ansiedad en la población; producto del temor a quedarse sin nada en la despensa del hogar; lo que sería llegar a niveles de hambruna. De allí que las colas en las puertas de los supermercados se hacen al azar. ¿Qué están vendiendo hoy? No se sabe; cada subida de la santamaría equivale a una sorpresa. Observemos los niveles de distorsión de la vida económica, a los que nos ha llevado el socialismo, vivir de sorpresa en sorpresa, mientras se pierde un tiempo maravilloso, que pudiera utilizarse para otra cosa más útil que el de estar parada la gente allí.
                                                                                             
Es por esto que resulta muy cuesta arriba para el gobierno imponerse en unas elecciones parlamentarias, sin aquel famoso portaviones que era Chávez, a quien en un momento determinado se le llamó “el levanta brazos”. Donde Chávez se montaba, y le levantaba la mano a alguien, ese ganaba. Era el instante en que mucho venezolano decía: “Yo a Chávez le doy mi voto por todo”; sectores de clase media, y sobre todo, porque el liderazgo de Chávez llegó a tener carácter mesiánico: Chávez iba a resolver todos los problemas. Ibamos hacia otra Venezuela. Lo que demuestra que ese liderazgo ejercía demasiada atracción, y que es lo que no posee Maduro.
                                                                                             
Que es a la conclusión que llega Hegel cuando ve a Napoleón: un hombre diminuto, montado en un caballo, y quien poseía todo el poder del mundo, y esto por su gran poder de atracción. Ojala Chávez hubiera tenido la visión de mundo de Napoleón, basada en el progreso industrial de los pueblos, así como en la democratización de las sociedades, y no esas ansias imperiales que les da a todo caudillo que se cree predestinado o bien por los dioses celestiales o bien por “la diosa razón”. Que no pudo ser el legado que le hubiera dejado a su sucesor (el hombre más ingenuo del mundo, según Moisés Naim); es decir, una Venezuela encaminada al progreso y en plena consolidación de la democracia; cuando lo que le lega es a una Venezuela reducida a la pobreza y a la intranquilidad pública; habida cuenta de que hay una industria muy productiva, como es la industria del hampa; que constituye una especie de cáncer social; aparte de una proliferación de mafias, que pululan en todos los ambientes oficiales, donde se ventilan negocios, y que ha llevado a la multiplicación de las riquezas de las roscas que componen esas mafias.
                                                                                             
Pero, además, está el alto costo de la vida; que ha erosionado por completo el bolsillo del venezolano; al punto de que éste se ha vuelto un rebuscón, es decir, una persona dedicada al rebusque, para poder estirar los ingresos; que es otra de las distorsiones de la economía; lo que se conoce como bachaqueo, y que el gobierno pretende controlar con mecanismos; que no vienen a constituir sino tarjetas de racionamiento, a lo cubano, y que lo que hacen es exacerbar el malestar en la población.
                                                                                             
Porque esa es otra cosa: el descontento con Maduro se inicia a partir de la eximición con el que pasa para el chavismo el gobierno de Chávez, en materia de calificaciones, y en esta postura cae hasta el chavismo ilustrado, para recaer la culpa de este desastre en él; quien desnaturalizó más bien el proyecto de su maestro, según esta gente; tanto más, ahora, cuando está pobre; al contrario de Chávez que se indigestó de dólares, y ejecutó a manos llenas la política del petropopulismo; Maduro parece uno de esos maridos, recién divorciados, y cuya ex mujer le ha quitado todo, hasta el carro, y sólo le ha dejado las deudas; a nadie atrae un ser humano en estas condiciones; aún, incluso, arropándose con la figura de Chávez, a quien quiere transmutar su sombra; de modo que su sombra sea Chávez; de allí la proliferación de la efigie de Chávez por todas partes, y que constituye una aberración política a esta altura de nuestros procesos de democratización: “Chávez vive”, y esto porque esta suerte de santo patrono nunca hará milagros electorales; de modo que más de uno de aquellos que estaban rodilla en tierra, patria o muerte con el proceso; que se han pasado quince años no queriendo ver una realidad, que les daba en la cara: peleados con hermanos, vecinos, seducidos por esa fuerza de atracción, que fue el liderazgo de este hombre, han aprovechado este atajo, para descargar su oculto arrepentimiento en la figura de Maduro, y darle la espalda a este socialismo huero; si bien no terminan proclamándose afines a la MUD, no dejarán de constituir una cierta masa de abstencionistas, cuya ausencia en las mesas de votación se hará sentir en términos numéricos en contra de los candidatos oficialistas a la hora de los escrutinios.
                                                                                             
Porque, por lo demás, el gobierno quiere estimular la abstención en la oposición, y lo que explica la ratificación en la rectoría del CNE de Tibisay Lucena y Sandra Oblitas, entre otras cosas, sólo que estamos ante un fervor contestatario, incitado por las distorsiones económicas, que observábamos en un comienzo; además de las aberraciones políticas, comprendidas allí casos de corrupción extravagantes (Roberto Enríquez, presidente de Copei, ha dicho que, según le informaron fuentes del FMI: hay unos 350 mil millones de dólares depositados en cuentas de bancos en el extranjero; que se consideran sucios, de acuerdo al argot de las leyes anticorrupción), un fervor –digo, que pudiera tener las mismas proporciones que fomentó el liderazgo de Hugo Chávez en la gente, hasta constituir una mayoría, que se llevó por delante aquello que se conocía como la delincuencia electoral adeco-copeyana; además de una posible intervención del Plan República que, según se dice, fue el que le arrebató el triunfo a Andrés Velásquez en las elecciones del año 1993. La verdad es que yo no veo a la oposición tan dividida como se cree.
                                                                                                                
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo

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1 comentario:

  1. Un adelanto del libro Crisis venezolana, causas y soluciones estructurales ... compartelo
    http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2015/03/luis-balo-farias-causas-estructurales.html

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