El
Sistema Interamericano lo comprende el grupo de naciones del Continente
Americano que voluntaria y soberanamente han suscrito tratados internacionales
para la búsqueda de su desarrollo,
seguridad colectiva y supervivencia. Bajo esos fines, se han conformado en una integración regional,
la cual, en esencia, replica el macro sistema mundial de las 192 naciones
unidas (ONU); pero, en este caso sólo para los 34 países del Continente
Americano.
El
sistema tiene su fundamento jurídico en los tratados firmados, tanto
bilaterales como multilaterales, en la documentación abundantísima existente,
en los organismos interamericanos de naturaleza económica, social y política,
que - como en una suerte de estado
compartido – le sirven para tratar y negociar los temas comunes, en su Junta
Interamericana de Defensa, en su Colegio Interamericano de Defensa, en los
diversos procesos de integración económica de diversa naturaleza y grado de
avance que existen. En fin, es un sistema dinámico y evolutivo que cada día va avanzando,
con sus deficiencias y logros, importantes todos, para la vida de los
ciudadanos de este Continente Americano.
Si
comparamos al Sistema Interamericano todavía imperfecto o inacabado, con la
Comunidad Europea ya casi consolidada totalmente (Constitución-Moneda-Parlamento-OTAN,
etc.), vemos como el nuestro está en el mismo proceso en que los países
europeos estuvieron, y que algún día – aspiramos - nos lleve a tener una Comunidad Americana con
poder equivalente. Ellos comenzaron con un tratado sobre el cobre y nosotros ya
llevamos varios intentos sub-regionales, no exitosos todos, pero en plena
evolución a diversos niveles.
La
integración europea, por su parte, ha llegado a avanzar tanto que uno puede
arriesgarse a interpretar que eso ya es una nueva nación: Una súper potencia
federada, una suerte de nuevo: “Estados Unidos de Europa”, forjado
voluntariamente al calor de necesidades e intereses comunes que ellos llegaron
a identificar y consolidar, para poder competir en el escenario mundial frente
a los otros mega bloques de poder que existen, de manera similar a ella, a
saber: El Mega Bloque Asiático o de los Tigres Asiáticos, China, Japón, Corea,
Rusia, etc. En cada uno de esos megos bloques hay países grandes y pequeños y
cada uno aporta su contribución, a título de relación de cooperación inter
pares, no de supra ordenación de ninguno de ellos por encima de otros.
EE.UU.AA.,
es apenas uno de los países que forman este Sistema Interamericano nuestro. Por
fuerte y poderoso que sea, y en efecto es una, si no la mayor, potencia
mundial, no sigue siendo sino uno más de los 34 países y no tiene más
privilegios legales que cualquiera de los 34. A diferencia de la ONU, no existe
en la OEA el poder del VETO, el cual lo ejerce en el seno de la organización
macro; más no en la OEA como tal. Es injusto, como de doble moral, tenerlo como
enemigo y al mismo tiempo estar en el mismo sistema con él. ¿No es eso como dormir con el enemigo?
De
tal manera que, cuando tratamos la integración de los países de nuestro
continente (Norte, Centro, Sur, islas del Caribe, etc.), deberíamos ver a EUUAA
como un hermano más de nuestro sistema, y éste tiene que vernos a todos como
sus hermanos iguales, sin avasallamiento posible, y todos debemos respetarnos
entre sí, como lo que somos, países iguales de un sistema común. Si no es así
apaguemos el pick-up y acabemos la fiesta, y que el último que cierre la puerta
y apague las luces.
La
historia contemporánea nos ha puesto en evidencia que EEUUAA en la América resulta
como un elefante en una cristalería, cualquiera de sus movimientos rompe algo.
Eso es algo que debe tener siempre presente. El paso del movimiento hacia el
desarrollo, por otra parte, debe observar la velocidad del país de menor
“velocidad”, dada por sus capacidades, limitaciones y vulnerabilidades, y todos
los demás deben cooperar para que lo pueda agilizar y ponerse a la par. De no
ser así, el sistema como un todo se ralentizará en la misma medida de su
pobreza. Esa es mi opinión. El futuro de USA está en la América, de la cual él
forma parte sistémica. Junto es un amigo, solo no lo es.
El
presidente BARAK OBAMA, es apenas el presidente de una de esas 34 naciones, y
ha dicho a los países que ya está bueno
que le sigan achacando a su país las culpas de su subdesarrollo; no obstante,
uno de los presidentes le jugó una travesura y le regaló el libro “las Venas
Abiertas de Latinoamérica” de Eduardo Galeano. Hace unos años se le exigía a
Obama (en doble discurso), en el caso de Zelaya en Honduras, que no se metiera,
que no interviniera en la libre determinación de los demás países y sus
problemas, y al mismo tiempo le pedían que se metiera en ese país a restaurar a
Zelaya en su cargo. ¿Entonces?
Tampoco
somos ingenuos, ciertamente la historia también pone en evidencia que en el
pasado los EEUU habrían estado envueltos en apoyos a golpes de estado que
terminaron instaurando tiranías en países de la región; lo sabemos porque, por
fortuna, cada cincuenta años ellos abren sus archivos. Obama, por su parte,
claramente dijo que respaldaba a Zelaya, pero que su reposición le competía a
los hondureños, ¿no es así? Algunos países alegan que él no habría sido
sincero, y que respaldaba a Michelete por debajo de cuerda, porque éste, por sí
solo, no habría tenido el poder para mantenerse.
En
el caso de una amenaza común al sistema, como es la NARCO-GUERRILLA, y como
podría tratarse también de la amenaza a la
Democracia Representativa o del incumplimiento de algunos gobiernos a la
Legitimidad de Desempeño de la Carta Democrática, todas igualmente lesivas a la
seguridad colectiva del sistema, se critica que alguno de los países del
sistema se alíe con USA para combatirla y los demás países dicen tener
incertidumbres o dudas razonables con lo de las bases norteamericanas en esos
territorios, mientras tanto otros hacen coqueteos o devaneos y recitan
ambigüedades para no reconocer por todo el cañón a esa amenaza como una común a
todos. Mientras tanto, ésta avanza a paso de vencedores.
Debemos
aclarar que cosa es una amenaza, en términos de la metodología de Planificación
de Seguridad y Defensa del Sistema Interamericano, como se estudia en el
Colegio Interamericano de Defensa (CID) en Washington DC. Según esa
metodología, similar a la del IAEDEN venezolano, se reconoce que los países del
sistema tenemos intereses comunes y que tratamos de crear y mantener un Poder
Continental para enfrentar las amenazas al sistema común adoptado. Una amenaza
se da entonces cuando algo o alguien manifiesta abiertamente o deja implícita
su voluntad política de emplear su poder nacional para afectar esos intereses
comunes al sistema, y además, requisito sine equanom, ese país cuenta con el
poder para hacerlo. Es decir, no para no dejar que se obtenga o se mantengan
esos intereses y con ello se afecta la seguridad colectiva.
Esto
es similar a si en un condominio, alguien o algo amenaza a uno o a todo el
cuerpo de copropietarios, o irrespeta los acuerdos y tratados que se han
establecido para la convivencia de la comunidad. En este caso, no puede verse
como intervención o injerencia o afectación de la libre determinación de los
pueblos que la junta de ese condominio, por denuncia de cualquiera de sus
miembros, se reúna y decida llamar a botón a ese país que viola el tratado
marco. En este caso, la Carta Democrática de la OEA.
De
otra manera, no debe un país solo, ni siquiera los Estados Unidos, tratar de
resolver solo el problema que es común, no es el policía internacional, ni
gendarme necesario del cual hablaba Laureano Vallenilla Lanz en tiempos de Juan
Vicente Gómez; aplicado a “lo internacional” como nos decía el profesor Carlos
Güeròn. Es decir, es ver el problema como si en un edificio en condominio un
co-propietario fumigue de manera aislada e inconsulta su apartamento, con lo
que las cucarachas de su lado saldrán a meterse en los demás apartamentos. Si
la Junta de Condominio no contrata o conforma una campaña compartida
cooperativa y solidaria contra las cucarachas y se fumigan todos los
apartamentos a un tiempo, no se saldrá del problema.
Es
cierto, en el caso de la droga y su comercialización internacional, el mayor
productor y el mayor consumidor de drogas están en nuestro continente; o sea,
por ende en nuestro sistema interamericano, como son, respectivamente: Colombia
y precisamente los EEUUAA; pero, los países del sistema los han dejado solos, y
ellos están decidiendo en tratados bilaterales cómo enfrentar esa amenaza. La
excusa es decir que EEUUAA estaría interviniendo o invadiendo las naciones del sistema. Como
podemos ver, el juego está trancado, y las funciones se desplazan, como se
desplazan los mercados, los laboratorios y el consumo.
Lo
ideal sería que todos los países establecieran, en el marco de los tratados
comunes regionales existentes o concebidos ad hoc, una fuerza multilateral para
atacar con eficacia, efectividad y eficiencia el problema. Sistema donde debe
compartirse información, respetarse las soberanías, pero, evitar que la amenaza
se “cuele” por entre las “rendijas” o “venas abiertas” de las “puertas
semiabiertas” que algunos países dejan ídem a propósito. O que los
narco-guerrilleros obtengan apoyos subrepticios de alguien o alguno de los
países miembros, o de sus ciudadanos.
Ya
esto se intentó en el pasado con la llamada “Persecución en Caliente”, tomada
de las operaciones navales, aplicadas a la parte terrestre, pero no se han
podido poner de acuerdo sobre esta estrategia común, por cierto propuesta por
Rafael Caldera, como tampoco han tenido éxito las reuniones de Cancilleres, de
Ministros de la Defensa, los tratados para Compartir Información, las medidas
de Confianza Mutua, etc. Los celos y desconfianzas han triunfado sobre la
necesidad de acometer una amenaza común. La macro política no permite la
solución técnica militar. Por otra parte, el abuso de la acción militar hace
que su aplicación genere temores. No ha sido posible entonces instrumentar la
máxima de Clausewitz.
El
sistema debe instrumentar mecanismos legales multilaterales existentes o, como
ya dije, crearlos ad hoc, para atacar jurídica y militarmente los casos. Al
tiempo que se deben instrumentar campañas de naturaleza y tácticas
multidisciplinarias científicas, para tratar el problema integral y
holísticamente dentro de los sistemas nacionales de desarrollo integrado y
sacar a los países más pobres, de su marginalidad y pobreza.
Los
EE.UU.AA deben cooperar, no con armas, sino con tecnología, para procurar el
progreso de los países más desfavorecidos y marginados. Eso redundará
favorablemente en la integración y en el Poder Continental. Hay que quitarle el
caldo de cultivo al flagelo, para controlar el problema, como es la pobreza. Es
decir, algo similar a lo que Betancourt hizo en los sesenta del siglo pasado
con la Reforma Agraria, para negarle el escenario a la subversión. No fue sólo
la acción militar, sino la acción complementaria de la política.
Por
supuesto, esta estrategia multilateral comprensiva no debe dar pie a que EEUUAA
produzca un desnivel o desequilibrio en los poderes relativos de combate de los
países, ni debe ser un cheque en blanco para su intromisión. Digamos que se debe – por analogía –
utilizar, en cuanto fuesen aplicables, las ideas generales del empleo de los
“cascos Azules”, con base a los capítulos de la carta de la ONU al respecto,
adaptados al problema de la narco guerrilla internacional. Un país solo no
podrá nunca eliminarla, sólo la desplazará, como las cucarachas.
Pienso
que hay que resolver con claridad estos aspectos, para aprovechar las ventajas
comparativas del PODER CONTINENTAL AGREGADO de todos, que se conforme. Pero,
primero lo primero, se debe reconocer cuáles son esos INTERESES COMUNES a
preservar, y cuáles son esas AMENAZAS COMUNES y cómo se van a atacar, antes de
que ellas nos acaben como sistema. ¿No
sería oportuno y conveniente observar cómo han
hecho los países de la Comunidad Europea para atacar éste y muchos otros
problemas? Hay que aprender de quienes han triunfado, no de modelos obsoletos y fracasados.
Así
mismo, se deben aprovechar los escenarios de diálogo del sistema para construir
consensos y poder atacar a aquellos que se han colado dentro del mismo y han
instaurado regímenes que no dan cumplimiento a la Carta Democrática, sea el
país que sea, sin ambigüedades, ni maniobras para cerrar un ojo y dejarlos
avanzar. Sin eufemismos y sin temores, y sin que se siga diciendo que la OEA se
ha convertido meramente en un club de presidentes.
Mientras
el flagelo de la droga, imbricado en la guerrilla, siga en el continente, no
nos desarrollaremos. Mientras algún caudillo se salga con la suya y no respete
los DDHH de sus conciudadanos, no avanzaremos.
Cuando los gatos no se ponen de acuerdo, las
cucarachas hacen fiesta.
CN.
CEMA. Lic. Eddy Darío Barrios Orozco
eddybarrios@gmail.com
@eddybarrios2
(Miembro
de la facultad de la Escuela Superior de Guerra Naval, 1990. Miembro de la
facultad, como Asesor Militar, al Colegio Interamericano de Defensa (CID),
en Washington DC, 1996 a 1999.
Vicerrector Administrativo de la Universidad Panamericana del Puerto (UNIPAP).
Individuo de Número, Sillón 25, de la Academia de Ciencias y Artes militares y
Navales)
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