sábado, 21 de marzo de 2015

CÉSAR EULOGIO PRIETO OBERTO, AUGES Y CAÍDAS DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA

Desde que comenzó la segunda fase de la arremetida golpista por parte de la derecha reaccionaria y antidemocrática venezolana, el mismo día de la elección de Nicolás Maduro como Presidente de la República, me han sido poblicados en diversos medios nacionales e internacionales treinta y nueve artículos de análisis y opinión relacionados con estos hechos (aporrea.org: 27/05/2013 al 08/03/2015. Sin embargo, un hecho que es necesario resaltar con letras mayúsculas es la reorientación que desde los dos últimos años de la I Presidencia de CAP, 1977 y 1978, asumió cierto sector del empresariado venezolano,  política ésta que arreció desde los primeros días de 1999, aún antes de la asunción del Presidente Chávez, consistente en una progresiva desinversión y expatriamiento de capitales, que reforzó la salida de éstos, cuando entre 1978 y 1984  se produjo la salida de más de 140 mil millones de dólares.

Debe recordarse que desde 1978 se acelera el proceso de endeudamiento de Venezuela. El 5 de enero de 1978, se informa del ingreso al Tesoro Nacional del empréstito de 20.000.000.000 de yens, equivalentes a US$ 80.000.000, contratado por Venezuela en el Japón mediante la colocación de bonos. El 14, Venezuela obtiene un empréstito de Bs. 765.000.000 en algunos bancos de países árabes miembros de la OPEP. El 2 de febrero, en Londres, se firma un préstamo con un consorcio bancario inglés por la cantidad de Bs. 5.160.000.000.

Cuando Luis Herrera Campins "Estalla la crisis" del  "Viernes negro" (devaluación de la moneda): Endeudamiento Externo: Espiral inflacionaria; RECADI como símbolo de corrupción: incremento de las desigualdades sociales.

Cuando Luis Herrera Campins declaró que "recibía un país hipotecado", muchos venezolanos nos alegramos pensando que el gobierno se ocuparía de pagar la deuda y disminuir así el peso de la misma, pero estabámos equivocados: Cuando Luis Herrera salió del gobierno, la deuda se había incrementado.

El Viernes Negro en Venezuela, se refiere en síntesis al día viernes 18 de febrero de 1983, cuando el bolívar sufrió una devaluación frente al dólar estadounidense, derivado de políticas económicas asumidas por el entonces presidente Luis Herrera Campins, cuyo gobierno en el momento recurrió al control de cambio, imponiendo una restricción a la salida de divisas. Antes, sus partidarios habían sido advertidos y aprovecharon para expatriar miles de millones de dólares.

Consecuentemente, para Venezuela, el Viernes Negro representa un hito que cambió su historia económica. Hasta ese día se mantuvo oficialmente la estabilidad y confiabilidad que desde la segunda década del siglo XX había caracterizado al bolívar, cuya última cotización libre con respecto al dólar fue al valor fijo de 4,30 bolívares.

Desde entonces la devaluación constante del bolívar, complicaciones con el pago de la deuda externa, acelerado deterioro del poder adquisitivo y la implantación de un control de cambio llamado "Régimen de Cambio Diferencial" (RECADI) –que tuvo graves casos de corrupción– por el gobierno de Jaime Lusinchi hicieron desaparecer la estabilidad cambiaria de la moneda venezolana.

Al Viernes Negro en Venezuela le anteceden hechos tales como la caída de los precios del petróleo que llevó a las exportaciones petroleras de 19,3 millardos de dólares en 1981 a casi 13,5 millardos en 1983 (una caída del 30 por ciento), en tanto que el inicio de la crisis de la deuda en América Latina, produjo una fuga de capitales de casi 8 mil millones de dólares y por ende el correspondiente descenso de las reservas internacionales, factores que hacían inminente una devaluación.

Es así que, como consecuencia de ello, el "domingo 20 de febrero, el Presidente Luis Herrera Campíns dictó un decreto de suspensión de la venta de divisa extranjera durante los días lunes 21 y martes 22. Esta medida fue extendida posteriormente hasta el día 25 de febrero; y el día 22, por decreto presidencial, se establece un control diferencial que permite el cambio de 4,30 bolívares por dólar sólo para los gastos corrientes, envío a estudiantes del exterior, amortización de las deuda pública interna y la privada externa y para las operaciones de la industria petrolera, del hierro y otros renglones". Nace así, en medio de una turbulencia nacional denominada como Viernes Negro, la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales,  RECADI. Esta organización manejó a sus anchas todas las divisas que circularon por las cuentas bancarias desde 1983 y hasta 1989, sin que nada –al menos hacia el conocimiento público- diera cuenta de la oscura procesión que se movía por dentro.

En estos años se dieron casos como la compra de 65 autos rústicos para la campaña electoral de Acción Democrática con fondos del Estado, la invención de miles de empresas del Estado que nunca existieron (empresas de maletín) con la única finalidad de solicitar dólares preferenciales, el abuso de los más de 50.000 millones de dólares en el pago de la deuda pública externa que nunca se solventó (en 1984 era de más de 27.000 millones de dólares, en su mayoría a ser pagados en corto plazo, más el anuncio de la suspensión de pagos del 2 de enero de 1989); el mal manejo de recursos del Instituto Nacional de Hipódromos y la gran escoria que causó el balance de las reservas del Banco Central de Venezuela, que en diciembre de 1985 eran de 10.251 millones de dólares, y para 1988 eran de apenas 3.092 millones de dólares.

Esta situación derivó en la solicitud de una ley habilitante que le otorgó poderes especiales al Presidente de la República Carlos Andrés Pérez para imponer los urgentes correctivos necesarios para recuperar progresivamente a la economía venezolana, fuertemente afectada por políticas económicas erradas e incoherentes tomadas por la administración anterior, según lo expresado en la exposición de motivos de la mencionada ley.

El 14 de septiembre de 1988 entró en escena Miguel Rodríguez, para entonces asesor económico del candidato de AD, CAP, quien afirmó: "RECADI se convirtió en una distorsión más de la economía, porque se desnaturalizó la acción cambiaria en un sistema discrecional".

Moreno León, en tanto que asesor económico del candidato por COPEI, Eduardo Fernández  planteó que necesariamente el Banco Central de Venezuela -de ganar Eduardo Fernández- sustituiría a la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, puesto que "RECADI no significa otra cosa que la distribución arbitraria de dólares que tenemos actualmente, y ha generado una de las fuentes más escandalosas de corrupción".

Con el triunfo del candidato adeco, se eliminó la oficina de RECADI y se dio paso a una liberación de los precios del dólar. Cuando entra en vigencia el nuevo esquema cambiario, se determina una paridad nominal del orden de 39,60 Bs/US$ que era exactamente la paridad del mercado libre para el día en que se eliminó el control de cambios, esto implicaba una fuerte devaluación, si se le compara con el tipo de cambio preferencial que estaba vigente de RECADI, fijado en Bs. 14,50 por dólar desde diciembre de 1986.

La eliminación del régimen de cambio diferencial tuvo la virtud de extirpar una de las mayores fuentes de corrupción que había existido en el país. Por otra parte, el nuevo esquema cambiario tuvo un fuerte impacto en el nivel de los precios, ya que al suprimirse el tipo de cambio preferencial, todos los bienes tendrían que importarse al cambio vigente en el mercado, ello se tradujo como es natural en una aguda inflación de costos en los inicios del programa de ajustes.

Carlos Andrés Pérez quien a pesar de ser del mismo partido de Jaime Lusinchi, Acción Democrática, se da cuenta de que la hora del populismo había terminado. Bajo la cooperación y asesoría del FMI y del Banco  Mundial, inicia el famoso programa de ajuste coyuntural (se encontró sin reservas internacionales prácticamente) y de reforma estructural (eliminación de subsidios y traspaso al sector  privado de empresas oficiales). Algunas medidas desestimularon la inversión, al tiempo que estimuló presiones inflacionarias como resultado de un mayor gasto público.  Sea como fuere, el inicio de tal programa implicó pasar de Bs. 14,50 por US$ a Bs. 39,60 por US$ pero ya se eliminaba el control de cambios y el tipo de cambio sería flotante; una tasa competitiva era lo que se buscaba.  Ya la devaluación entonces ronda por el 135%.  En febrero de 1992, cuando ocurre la rebelión militar del 4 de febrero, ya la tasa promedio del dólar US llega a Bs. 63,76.

El "caracazo" del 27 y 28 de febrero rompe en dos la historia de la IV República.

En el año 1994 arriba por segunda vez Rafael Caldera a la presidencia de la República y no se le ocurre otra idea mejor que atacar fuertemente al Banco Latino, banco que no era una vajilla de plata resplandeciente, pero el haberlo cerrado para luego abrirlo, generó una crisis bancaria la cual provocó grandes salidas de capitales y la tasa de cambio pasó entonces de 104,53 en diciembre de 1993 a Bs. 170,oo en diciembre de 1994 y se instaura de nuevo otro control de cambio. El control de cambios finaliza pero el bolívar ahora pasa a valer Bs. 470,oo. También es justo reconocer que los precios del petróleo bajan enormemente, y colocan al gobierno contra la pared. Desde 1983, la devaluación del bolívar ya había alcanzado la astronómica proporción de 10.830%.

El deterioro progresivo de la economía venezolana llevó al Presidente Caldera a varias decisiones terroríficas: designa a Teodoro Petkof Ministro de Planificación, acude al FMI cuyas medidas provocan una inflación de 103% en 1996, y se entrega a los designios de Luis Giusti la Gerencia de PDVSA, un Estado dentro del Estado.

Ya hemos tratado suficientemente, en otros artículos, los avatares de los períodos presidenciales del Comandante Hugo Chávez, por lo que sólo nos resta considerar los dos años del Presidente Nicolás Maduro.
El fenómeno de las "guarimbas" las conocemos desde 2004, una nueva modalidad de hacer oposición "pacífica" con saldos de decenas de venezolanos asesinados. Hasta entonces no conocíamos en Venezuela, las "guarimbas", ni el "bachaqueo" traducido en acaparamiento, desabastecimiento, contrabando masivo y especulación desenfrenada de manera sistemática, organizada. Tampoco manidestaciones y movilizaciones "pacíficas" incendiarias, asesinas, destructivas de instalaqciones públicas y privadas.

Por lo anterior, afirmamos con absoluta propiedad que, desde el mismo día del triunfo de Nicolás Maduro, se intensificó en el país una sistemática oposición caracterizada por el terror. Es así como nos encontramos con:

1.- Política sistemática  de desestabilización manifestada a través de movilizaciones violentas, terroristas, como las del 15 de abril de 2013 y fechas subsiguientes con saldo de once venezolanos fallecidos, centenares de heridos, bienes públicos y privados destruidos como instalaciones educativas, de salud, sedes del partido de gobierno, unidades de transporte público, tala de miles de árboles y  obstrucción de la vía pública.

2.- Por ello afirmamos que las colas en el interior y exterior de los expendios de alimentos y otros productos obedecen a un plan sistemático cuyo fin último es causar desespero en la población y así obtener dividendos políticos que debiliten al gobierno revolucionario. Sin embargo, la población no es tonta, ha comprendido la jugada y por ello ha resistido estoicamente ese ataque artero, con la consiguiente decepción de la oposición y la decisión de la Casa Blanca de "tomar al toro por los cuernos".

3.- La caida del PIB de la década de 1990 comenzó a revertirse en 1999. Durante los años 2000 y 2001 tuvimos tasas de crecimiento económico (PIB) de 3,7 y 3,4 respectivamente; sin duda que en ello tuvo que ver la recuperación de los precios de la cesta petrolera, donde mucho influyó la gira del Presidente en visita que hizo en 1999 a los Jefes de Estado de los países productores de petróleo. Con posterioridad a esos dos años de recuperación económica atravesamos otros dos de grave contracción como resultado de paros empresariales injustificados, del intento de Golpe de Estado y del criminal sabotaje petrolero de diciembre 2002 y febrero 2003, lo que truncó el crecimiento de la economía para caer en 2002 en (8,9) y en 2003 en (7,8) . Desde el cuarto trimestre de 2003 se retomó la senda del crecimiento económico durante 23 trimestres consecutivos, con tasas de crecimiento del PIB en 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008, de 18,3; 10,3; 9,9; 8,8 y 5,3, respectivamente, para un promedio de 10,52 en los cinco años. Como consecuencia de la crisis del capitalismo mundial provocada por la explosión de la burbuja inmobiliaria, experimentamos períodos de contracción económica, de (3,2) en 2009 y (1,5) en 2010, de la cual salimos con 4,2 en 2011.

4.- Con respecto a las falsas afirmaciones del incremento de la pobreza en Venezuela, nada mejor, para desmentir esa falsedad  que el último boletín de Comisión Económica para la América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, la CEPALC, que nos ubica como el país menos desigual de América Latina después de Cuba. Así tenemos, que según ese informe, Cuba presenta para 2010 un coeficiente de Gini de 0,370; Venezuela 0,394; Uruguay 0,422; El Salvador 0,454; Perú 0,458; México 0,481. Aclaramos que mientras el coeficiente de Gini mas se acerca a cero, mejor es la distribución del ingreso.

5.- ¿Cuál es la verdad respecto al sector productivo en Venezuela? Como señala Luis Xavier Grisanti (2007): El PIB industrial había mostrado un espectacular incremento de 1.400%, al pasar de 1% en 1949 a 12,9% en 1958 y al 15,2% del producto nacional en 1964, al amparo del modelo de sustitución de importaciones iniciado en Venezuela en 1959, manteniendo índices de crecimiento que la llevaron  a 18% en 1976 (sic) (Luis Xavier Grisanti, 2007)[i]. Para 1998, ese índice había bajado a 14,93%, mientras que para 2012 estaba en 13,93% (Anuarios Estadísticos del BCV). Esa deformación estructural, con una producción industrial manufacturera y agroindustrial en franco deterioro, con un empresariado maula, parasitario, porque se dedicó a vivir del erario público y de las importaciones, y embarcado en una aventura desestabilizadora imprudente, ha tenido su cuota parte de responsabilidad en la situación de deterioro actual del aparato productivo venezolano.
6.- Es indudable que en los años 2013-2014, se ha dado una incidencia negativa; parte de la explicación podemos encontrarla, tanto en la violencia desatada por sectores de la oposición radical, por desaciertos en la designación de gerentes en las empresas industriales del Estado y, sobre todo, por la vocación importadora de la burguesía nacional, que se han convertido en verdaderos depredadores de CADIVI, conjurados con funcionarios deshonestos de la administración pública.

Lamentablemente, articulistas del bando opositor que podrían contribuir con sus luces a iluminar el entendimiento de sus partidarios confundidos, atizan el fuego de la discordia por el propósito inconfesado de asomarse en cargos públicos ante la posibilidad incierta de un potencial triunfo electoral en 2019. La ambición suele enceguecer aun a los más talentosos.

César Eulogio Prieto Oberto
cepo39@gmail.com

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