Las últimas noticias referentes a la
posición de Obama respecto a Venezuela, más que sorprendentes, a mi juicio
constituyen una contradicción en la actual política internacional de Estados
Unidos. Romper relaciones con Venezuela al tiempo que se negocian las
relaciones con Cuba, el país que entraña el proyecto político comunista de
Venezuela es diría incomprensible. No obstante esta realidad de la política
exterior americana no puedo dejar de valorar y reconocer lo que Estados Unidos ha significado en la
historia de la libertad en el mundo. Desconocer que si no hubiese sido por los
Estados Unidos el llamado mundo Occidental habría sido nazi o comunista.
Como bien dijera François Revel en “La
Obsesión Antiamericana”: “Son los europeos que yo sepa los que hicieron del
siglo XX el más negro de la historia…Ellos fueron los que provocaron los dos
cataclismos de una amplitud sin precedentes que fueron las dos guerras
mundiales; ellos fueron los que inventaron y realizaron los dos regímenes más
criminales jamás infligidos a la humanidad”.
Y esa conclusión fue compartida por Peter Drucker cuando escribió: “Tan
falaz es que se crea que el Iluminismo produjo la libertad en el mundo, como
creer que la Constitución Americana y la
Francesa se basaron en los mismos principios filosóficos”. Y por último, pero
no menos importante es la observación de Ayn
que está vigente hoy: “La idea de emancipación predominante en Europa consistió en cambiar el concepto
del hombre como un esclavo del estado absoluto, representado por el rey, al
concepto del hombre como esclavo del estado absoluto representado por el
pueblo.
Perdón por la longitud de las citas
precedentes, pero esa realidad es lamentablemente ignorada en un mundo en el
que el país al que le debemos la desaparición del imperialismo en la historia,
aparece como representante del imperialismo. Por ello en reconocimiento de esta
realidad mi crítica la política internacional de Estados Unidos en la actualidad
no implica desconocer la importancia de su presencia en la historia y en el
futuro.
Pasando entonces a América Latina, es un
hecho indubitable que el antiamericanismo como expresión del antiimperialismo
pareciera ser “conditio sine qua non” para alcanzar el poder político. Así
podemos ver que el socialismo unido al antiimperialismo son el carácter por
antonomasia de la política latinoamericana, y decididamente ese es el camino
del Socialismo del Siglo XXI. Ella explica sin lugar a duda la situación de
pobreza en nuestro medio. Tanto así que en virtud de esa realidad los votos con
los pies han convertido a Miami en la capital de América Latina.
Ante esa realidad de América Latina nos
encontramos ante un hecho inusitado de la política americana en el Continente
al Sur del Río Grande. Al respecto puedo
decir que el mayor error en el análisis político y económico de América Latina
es culpar a Estados Unidos por nuestro atraso. Lo dicho anteriormente no
implica desconocer de mi parte algunos evidentes errores de la política
americana en nuestro continente y a los que se refiere Jeane Kirkpatrick en su “Dictatorships and
Double Standards. Allí sostiene que Estados Unidos en su política internacional
en ocasiones ha derrocado a los dictadores que les son favorables y ha
favorecido a los que se le oponen.
Creo además que el mayor error político de
Estados Unidos en su política internacional fue Yalta, donde le entregó la
Europa Oriental al imperio ruso en manos del criminal Stalin. Así también no
podemos menos que reconocer que Fidel Castro representante máximo en nuestro
continente del régimen más criminal de la historia, que ha sido el comunismo
debe su presencia dictatorial en gran medida a la política americana, tal como lo
reconociera Mario Lazo en su libro “Dagger in the Heart”.
Mi criterio es que tal como Yalta determinó
el sometimiento de la Europa Oriental al Imperio Soviético, hasta la caída de
Muro de Berlín, la decisión de Kennedy de abandonar a los cubanos en Bahía de
Cochinos y pactar con Krouchef la entrega de Cuba al Imperio Soviético, durante
la crisis de los misiles, determinó la permanencia de El Muro del Malecón hasta
nuestros días y la guerra subversiva en América Latina en la década del
setenta. Tampoco podemos olvidar que Santo Domingo en aquella época no cayó
bajo el régimen comunista de la mano de Fidel Castro se debió a que el
presidente Lyndon Jonson, envió los marines para salvar la libertad.
Demás está decir que tampoco fue un acierto
de Carter derrocar al Sha de Irán y apoyar la llegada de los Mullah al poder.
Ello trajo el incremento del terrorismo en el mundo. Y esa decisión se tomó
acorde con la recomendación de Zbiniew Brzezinski, asesor del presidente Carter
y actual asesor de Obama. La Argentina es un triste ejemplo de esa realidad
ante el hecho de la AMIA que hoy sigue presente en la política nacional, sin
definiciones hasta el momento.
La reciente decisión del presidente Obama
de firmar una orden ejecutiva por la que declara a Venezuela una amenaza a la
seguridad nacional de Estados Unidos, estableciendo sanciones para siete
funcionarios de Venezuela a quienes acusa de violar derechos humanos y expresa
su preocupación por las amenazas a la oposición. A mi juicio esa decisión
constituye una vez más un error en la política americana en el continente.
En primer término no puedo menos que
resaltar el hecho de que esta decisión en el momento en que se toma constituye
una contradicción, con respecto a la pretensión del acuerdo con Cuba de restaurar
las relaciones. Por otra parte igualmente considero, que independientemente de
las actitudes dictatoriales de Maduro en Venezuela, ellas no constituyen una
amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. Todo el antiimperialismo
antiamericano en América Latina no tiene otro objetivo que justificar el poder
absoluto interno. Es obvio que ningún político latinoamericano pretende una
guerra con Estados Unidos, que sabe que jamás podría ganarla.
En tercer término por tanto esta decisión,
tal como ya lo ha reconocido la oposición venezolana a quien ha beneficiado
políticamente es a Maduro, y justificar las medidas de mayor control político
que ya ha tomado a partir de esa decisión. Cada día que pasa me parece más
realista y brillante la observación de Machiavello en El Príncipe, donde dijo:
“El que no va usar la daga, no debe mostrar la empuñadura”.
La actual decisión de Obama constituye sin
lugar a dudas otra muestra de una daga que no se utiliza pues salvo posibles
restricciones comerciales, que serían difíciles de llevar a cabo dada la
dependencia de Estados Unidos de las importaciones de petróleo de Venezuela, en
ningún momento ello implicaría la caída de Maduro del poder. Ella se llevó a
cabo anteriormente con la imposición del embargo a Cuba. Esto no quiere decir
que no hubiera habido en aquella oportunidad para imponer el embargo, cuando
Fidel Castro a su llegada nacionalizó todas las propiedades de estados Unidos
en Cuba. Y el embargo a los ojos del mundo aparece como la causa del
empobrecimiento sufrido por la economía cubana.
Ya la OEA como era de esperarse de su
Secretario General el Sr. Inzulza habría mostrado cierta oposición a la
decisión de Obama, y por supuesto en América Latina también se muestra la
tendencia del antiimperialismo a favor de Venezuela. Desde luego el primero en
manifestar esa posición fue Fidel Castro. Ya sabemos la influencia de Castro en
la política de Maduro para cubanizar a Venezuela. La única aparente excepción
ha sido Uruguay.
En fin nos encontramos ante una realidad
pertinaz en la cual la izquierda parece dominar la tica, el pensamiento y
consecuentemente el poder político. Lamentablemente las medidas de Obama lejos
de corregir esa tendencia en términos del proceso político que representa la libertad,
estarían teniendo el efecto contrario. Por favor aprendamos de Lyndon Jonson y
apliquemos la daga cuando corresponde y no la mostremos al divino botón.
Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar
@aribas3
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