miércoles, 4 de febrero de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, ÉRAMOS UNO

En 1776 los Estados Unidos se independiza de Inglaterra y en 1789 se produce la Revolución Francesa, dos hechos históricos que producen un impacto en los pensadores venezolanos de la época. Quienes terminarían por denunciar el régimen existente en Venezuela.
La proclama de la libertad, igualdad y fraternidad se convierte en un antecedente de lo que estaba por ocurrir del otro lado del Atlántico.
Los Españoles imponían normas, privilegios y modelos de producción que discriminaban a los “criollos”, a esto se sumaba el distanciamiento obligado entre los territorios americanos, a quienes se les obstruían las relaciones entre ellos, a fin de mantenerlos aislados, divididos y debiles.
Otro hecho viene a agregarse al proceso de deterioro, la invasión de España por Napoleón, Quien obliga al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a renunciar al trono, colocando a su hermano, José Bonaparte, como rey de España. Quien fuera bautizado despectivamente por el pueblo español como Pepe Botella. Ese fue el terreno fértil para los movimientos que inician la independencia de Venezuela el 19 de Abril de 1810.
El 5 de Julio de 1811, los miembros de la Sociedad Patriótica, convencen a los congresistas para declarar la independencia, utilizando el esquema de 3 poderes separados, creando una Alta Corte de Justicia y designando un triunvirato para el poder ejecutivo.
El proceso histórico duró mucho más, pero desde ese momento un puñado de valerosos compatriotas nos legó una patria que era un país.
Desde entonces hemos atravesado altos y bajos, sufrimos una guerra de independencia, caudillos, una guerra federal, dictadores, civiles, militares y presidentes constitucionales.
Un proceso en el que avanzamos hasta construir un sistema democrático, que con todos sus problemas nos aportó desarrollo y bienestar. Se erradicaron enfermedades endémicas, se construyó un sistema de salud y de educación gratuitos, prosperaron empresas privadas, el estado fundó empresas públicas, se distribuía la riqueza pensando en los necesitados, en las regiones, con becas, subsidios, seguro social… se promovían las artes, la investigación.
Llegó la tecnología, desarrollamos un sistema vial, redes de distribución, una empresa petrolera líder en su género, se abrieron museos, teatros, universidades, fundamos orquestas y adquirimos un indiscutible prestigio internacional.
Éramos independientes y soberanos, existía solidaridad entre nosotros. Como producto de haber abandonado un sistema social basado en la tenencia de la tierra y de convertirnos en una sociedad de oportunidades comerciales, la nuestra era una sociedad permeable que estimulaba la ascensión social.
En esta tierra podías haber nacido pobre, pero con estudios, esfuerzo y habilidades, lograbas superarte en la vida. Nacionales y extranjero inmigrantes pueden der fe de ello.
Siempre hemos estado orgullosos de ser parte de este pueblo, algunos dirán desordenado, pero trabajador, honrado, consciente de su historia, que tanto había aportado a los países vecinos y lleno de esperanza por un futuro mejor.
Con miles de defectos, pero con alegría de vivir, con valores morales y religiosos, con creencias y tradiciones, que respetaba a los padres, a las mujeres, a los sacerdotes y a los profesores.
Hoy sufrimos las consecuencias de un régimen, que con una publicidad afirma, que para tener patria debemos aceptar la corrupción, el abuso, la vulgaridad, el autoritarismo y al enchufado.
Que propicia un proceso involutivo donde las regiones son oprimidas en beneficio del partido del gobierno central, psuvista-militar-comunista. Que nos obliga a aceptar la presencia extranjera en la toma de decisiones nacionales, producto de la mayor traición hecha al pensamiento libertario de los padres de la patria.
Que ha sembrado el odio y la división entre hermanos, que ha perseguido y asesinado estudiantes, insultado a los curas, blasfemado los preceptos de la iglesia, que desaparece sindicalistas, que ha creado una nueva comunidad de exilados.
Un régimen que armó bandas, milicias y colectivos, que nos impiden circular libremente por nuestro territorio, que liberó delincuentes y que lleva 230.000 muertos desde que están mandando. Que nos necesitaba encerrados en nuestras casas, pobres, sin comida ni medicinas para convertirnos en dependientes del estado y someternos.
Que en poco tiempo se robó la mayor riqueza que ha entrado al país, arrastrándonos a la peor situación económica que haya sufrido Venezuela.
Destruyeron PDVSA, la producción agrícola y pecuaria. Escasea todo, nos vendieron a Cuba, a China y a Rusia y a eso llaman patria.
De país digno defensor de las causas más nobles de la libertad, nos “hermanaron” con todas las lacras del mundo: Castro, Sadam Hussein, Gadafi, el terrorista Carlos, las guerrillas de Colombia, los extremistas islámicos….
El pais está dividido, ingobernable, se encuentra indignado, ante las promesas incumplidas, frente a los conteiners de comida podrida, a la escases de comida, medicinas y repuestos. Está harto de que lo acusen de contrabandista, de que no asuman sus responsabilidades, de que mientan, de que inventen guerras inexistentes… tan solo para disimular la incapacidad.
La patria somos todos, los preocupados ante el fracaso, ante la enorme deuda con la que han comprometido el futuro, ante el estado improductivo en que se encuentra todo lo que tocaron o expropiaron.
La patria esta en cola, para poder comer, muere en los hospitales por falta de asistencia, esta presa por protestar y asiste impotente al silencio de la Fuerzas Armadas, cómplices en el despojo nacional.
La patria está destruida, oscurecida sin alumbrado público, sedienta por la escases del agua, con trabajadores que no les respetan sus contratos, con profesores mal pagados, con la universidad perseguida, con una justicia en manos del partido de gobierno, sin defensor del verdadero pueblo.
Esta desengañada, la traicionaron quienes prometieron mejorarla. Hemos comprendido que la patria era frágil, que por eso pudo caer en manos de unos bandoleros audaces.
También entendimos que la construimos lo hombres, que podemos dignificarla de nuevo, refundarla, reconstruirla, que tenemos que unirnos para salir de esto.
Que cada quien en su puesto arrime el hombro, nuevos próceres escriben nuevas páginas de la historia, tienen el desafío de superar la desconfianza, iniciar la reconciliación y recomponer el país… volver a ser “uno”. Una patria de los venezolanos para los venezolanos.
Los venezolanos de buena voluntad intuimos que se acerca la hora…como aquel 19 de Abril… para que el ilegitimo anuncia en el balcón de Miraflores… “Yo tampoco quiero mando”.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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