En las elecciones
parlamentarias de 2010 existía la necesidad de la derrota del Gobierno y de la
MUD, pues el país se encaminaba a la situación en que hoy se encuentra.
Alertamos mucho sobre ese peligro y activamos la formación de alianzas
partidistas para enfrentar la polarización. Constituimos con el partido Patria
para Todos una alianza que presentó una opción distinta al binomio
Gobierno-MUD. En aquel momento, la gente aún no sentía la necesidad de
abandonar el escenario polarizado y buscar una opción distinta. Bautizamos la
insurgencia de una propuesta distinta a las de los dos polarizados como
“tercería” electoral, pero ésta no era todavía una necesidad política, a pesar
de que era evidente el fracaso del sistema binominal existente.
Hoy, cinco años
después, la situación es distinta. Tal y como dijimos entonces, el deterioro
económico, social y político avanzó en forma importante. Las cifras de
inflación, devaluación monetaria, escasez, deuda externa, déficit fiscal y
falta de divisas, son mucho más graves. Socialmente el cuadro es desolador: las
pobrezas general y crítica se han elevado, más de la mitad de la masa laboral
está desempleada o con empleo precario, los salarios son infames, la tasa de
homicidios es mayor, la delincuencia es indetenible con zonas de ciudades y
pueblos controladas totalmente por bandas delictivas, la insalubridad es
gigantesca, baste decir que tenemos poblaciones en Barinas donde el 30 por
ciento de la población sufre de lepra.
El escenario político
se encuentra muy comprometido: protestas permanentes, criminalización de la
protesta, aumento de la represión, autorización del uso de armas de fuego
contra manifestantes, existencia de presos políticos, limitaciones a la creación de partidos,
vigencia de la versión venezolana de la Ley Patriota estadounidense, cierre de
emisoras de radio, ventas obligadas de medios de comunicación, violación
permanente de la Constitución bolivariana, divisiones al interior de la MUD y
del PSUV, llamados a la rebelión de las bases partidistas y utilización del
Poder Judicial por parte de funcionarios del gobierno en una suerte de
judicialización de la política.
Sin embargo, contar para el cambio sólo con el deterioro de las dos fuerzas que han copado nuestros escenarios es un error serio, pues la inexistencia de los dos hasta ahora mayoritarios no produce por sí sola una tercera fuerza equivalente. Todo ese descontento, miedo y desesperanza puede disiparse en una abstención generalizada o dividirse entre muchísimos grupos pequeños, dando como resultado que los de siempre vuelvan a puntear las votaciones. El reto es entonces la formación de una alianza capaz de atraer el interés del sector mayoritario descontento, con candidaturas que unifiquen la votación e impidan la dispersión de los votos o la abstención.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
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