Byung-Chun Han,
cuando hace unos años debatió con Antonio Negri en el Berliner Schaubühne, tuvo
lugar un enfrentamiento entre dos críticas del capitalismo y el comunismo.
Negri estaba entusiasmado con la idea de la resistencia global al imperio, al
sistema de dominación liberal. Se presentó como revolucionario comunista y se
denominaba a sí mismo profesor escéptico “¿Por qué nunca la utopía comunista se
vuelve tangible?”. Con énfasis conjuraba a la multitud, la masa interconectada
de protesta y revolución, a la que confiaba la tarea de derrocar al imperio. La
posición del comunista revolucionario pareció muy ingenua y alejada de la
realidad.
Por ello intento explicarle a Negri (y a los ciudadanos criollos) por qué las revoluciones COMUNISTAS ya no son posibles y menos después del socialismo del siglo XXI “donde de país rico, pasamos a país pobre, sin comida, la corrupción mayor en el mundo y la quiebra de CVG y PDVSA”.
¿Por qué el régimen
de dominación liberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca resistencia? ¿Por
qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no es posible la
revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y pobres? ¿Porque los
enchufados “socialistas” ahora son ricos descarados? ¿Por qué ya no hay
emociones y convicciones de que el socialismo PSUV y MUD van por buen camino?
¿Por qué el mal gobierno está en gobernaciones y alcaldías del oficialismo y
oposición? Para explicar esto es necesario una comprensión adecuada de cómo
funcionan hoy el poder y la dominación polarizante.
Quien pretenda
establecer un sistema de dominación debe eliminar resistencias. Esto es cierto
también para el sistema de dominación con populismo “al estilo del
bipartidismo AD y Copei” DENTRO DEL CONCEPTO DEL ESTADO DE BIENESTAR. La instauración de un nuevo sistema requiere un poder
que se impone con frecuencia a través de la violencia o con la variante
“simulación y conchupancia PSUV y MUD”. Pero este poder no es idéntico al que
estabiliza el sistema por dentro.
Es sabido que Margaret Thatcher trataba a los
sindicatos como “el enemigo interior” y les combatía de forma agresiva. La
intervención violenta para imponer la agenda liberal no tiene nada que ver con
el poder estabilizador del sistema. Aquí tranquilizo “el
pacto-dialogo-conchupancía”
El poder
estabilizador de la sociedad disciplinaria e industrial era represivo. Los
propietarios de las fábricas explotaban de forma brutal a los trabajadores
industriales, lo que daba lugar a protestas y resistencias. En ese sistema
represivo son visibles tanto la opresión como los opresores. Hay un oponente
concreto, un enemigo visible frente al que tiene sentido la resistencia.
Pero
en el socialismo y comunismo el que explota es el estado, somete a los líderes
sociales, los engaña y usa, persigue a los líderes sindicales (los considera
enemigo interno), castiga a los trabajadores “negándole contratación colectiva,
buen salario y seguridad social”, de paso crea milicias obreras, mafias
sindicales y comisiones obreras (esquiroles rojitos). Nunca la clase
trabajadora, los educadores, los empleados públicos y los profesionales y
técnicos fuero tan desmejorados, empobrecidos y maltratados como hoy, por los
“boliburgueses” del socialismo del siglo XXI.
El carácter
estabilizador del sistema socialista venezolano ya no es represor cotidiano,
sino ocasional (tiene miedo de que se le pase la mano y sus aliados de la MUD
rompan con ellos), ahora pretende ser y son simuladores y seductores; es decir,
cautivadores con propaganda engañosa y cuentos “promesas y ofertas” repetidas y
refritas.
El sistema de dominación liberal está estructurado de una forma
totalmente distinta. El poder estabilizador del sistema ya no es represor, sino
seductor, es decir, cautivador, negociador y reconocimiento de los liderazgos
sindicales y sociales. Ya no es tan visible como en el régimen disciplinario.
No hay un oponente, un enemigo que oprime la libertad ante el que fuera posible
la resistencia. El liberalismo acepta al trabajador oprimido y permite se
convierta en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy en el mundo hay más
pequeños empresarios y cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en
su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha
de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se
culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la
sociedad.
Todo eso es perfectible de mejorar con gobiernos solidarios,
fructificadores y un cogobierno capital-trabajo. Implantar una economía
creativa y fructificadora es una opción de TERCERA VIA A LA VENEZOLANA y cambio evolutivo.
Es ineficiente el
poder disciplinario que con gran fuerza reprime hoy a los ciudadanos de forma
violenta o utiliza “procuraduría, fiscalía y jueces” con sus preceptos y
prohibiciones. Es esencialmente más eficiente la técnica de poder que se
preocupa de que los hombres por sí mismos se sometan al entramado de dominación
del poder y no a la oferta y la demanda. Su particular eficiencia reside en que
no funciona a través de la prohibición (aunque últimamente la usan) y la
sustracción de valores y principios, sino a través del deleite, logros y la
realización. En lugar de generar hombres obedientes, pretende hacerlos
dependientes del éxito “del estado revolucionario”, el cual nunca llega. Esta
lógica de la eficiencia es válida también para la vigilancia. En los años
ochenta, se protestó de forma muy enérgica contra el censo demográfico. Incluso
los estudiantes salieron a la calle.
Desde la perspectiva actual, los datos
necesarios como oficio, diploma escolar o distancia del puesto de trabajo
suenan ridículos. Era una época en la que se creía tener enfrente al Estado
como instancia de dominación que arrebataba información a los ciudadanos en
contra de su voluntad. Hace tiempo que esta época quedó atrás. Hoy nos
desnudamos de forma voluntaria, tenemos que ser magos para conseguir ingresos
adicionales y comida, perdemos mucho tiempo en colas para comprar y tramitar
algo en la ineficiente burocracia publica del mal gobierno socialista.
Es precisamente este sentimiento de libertad el que hace imposible cualquier sometimiento futuro a épocas ya superada; no queremos socialismo PSUV y MUD, queremos libertad absoluta, orden constitucional y ciudadano, con un País que funcione.
Juan de Dios Rivas Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
@rvjuandedios
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