miércoles, 25 de febrero de 2015

HEINZ SONNTAG, LAS AMENAZAS DE MADURO

Antes de escuchar el largo discurso del Presidente de la Republica y Comandante en Jefe de las Fuerzas  Armadas Nacionales y Bolivarianas del jueves 19 de febrero en la noche, estuve leyendo algunos documentos de historia que me parecieron después ser el mensaje verdadero. 

Uno de ellos se refirió a la manera en que Adolf Hitler había logrado montar el sistema Nacionalsocialista en Alemania. Después de su nombramiento como Canciller o Primer Ministro del Imperio Alemán, se lanzó a pronunciar a lo largo del año 1933variosdiscursos cuyos contenidos se referían a los Estados de Excepción previstos en la Carta Magna y a la manera en que los ciudadanos podían evitar que tuviera que aplicarse tales Estados. En Alemania, al medio año de esas advertenciasde Hitler, fue incendiado el precioso edificio del Parlamento Alemán. 

En las investigaciones que hizo el Servicio Secreto del Ejército Alemán se “descubrió” que un hombre de nacionalidad Holandesa, con colaboracióndel Partido Comunista Alemán,había sido el autor de ese ataque al Reichstag. 

Los opositores al Nacionalsocialismo manejaron desde el comienzo de la investigación y todavía hoy la hipótesis de que los responsables habían sido miembros del Partido Nacionalsocialista. Sus discursos estaban llenos de llamados a la paz, a la necesidad de solidaridad de los ciudadanos con el Nacionalsocialismo y a la advertencia de que si no cumplían con lo estipulado en la Constitución ni con las proposiciones de paz y ciudadanía el Presidente tendría que tomar otras medidas (sobre cuya naturaleza no se expresó).  

En rigor, Nicolás Maduro hizo exactamente lo mismo. Montó una Asamblea masiva en la sede de la Presidencia, tal y como había hecho Hitler en marzo de 1933. No  llamó a los ciudadanos a obedecer lo estipulado en la Constitución Bolivariana (Artículos 337 a 339) sino que hizo un discurso “muy emocional” que los presentes interrumpían a menudo con aplausos y otros signos de aprobación. 

Les prometió que si obedecían lo que él estaba proponiendo el Régimen Chavista iba a seguir promoviendo las políticas populistas que se originaron con la toma de la Presidencia por Hugo Chávez Frías en 1999. Desde luego no faltaron las permanentes referencias a los peligros en los que él se encontraba: intento de magnicidio, atentados y otros ataques contra él y contra el proceso revolucionario. No faltó tampoco el llamado a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para que cumpliera con sus obligaciones legales y militares. 

Para mi sorpresa faltaron casi completamente los insultos y amenazas a los ciudadanos que nos oponemos a este Régimen. Sin embargo, imitó otra vez a Hitler al afirmar que él tenía pruebas (escritas, grabadas y filmadas)del atentado y de los otros intentos de agredir al Régimen,  desde luego con el apoyo de los Estados Unidos. Al final se produjo la típica escena protocolar después de intervenciones del Presidente de la Republica: abrazos a la “Primera Combatiente”, a miembros de altos rangos militares y a los ministros presentes.

Siento que tengo que dar una explicación a mi comparación entre Hitler y Maduro. A lo mejor algunos de mis lectores se recuerdan que poco después del inicio de “la Revolución y el Socialismo del Siglo XXI”, yo muy tempranamente califiqué el Régimen de Hugo Chávez y compañía como una expresión del totalitarismo del Siglo XXI. Al respecto debo decir que todo el desenvolvimiento de esta Revolución me ha confirmado aquella afirmación. El desprecio y hasta odio contra todo lo que se parece a la Democracia, los ataques a los Derechos Humanos, el desdén contra las relaciones internacionales, salvo que sean con dictaduras del mismo estilo, es parte del totalitarismo que ha analizado Hannah Arendt en el siglo XX y que, en el siglo XXI, ha resurgido, muchas vecesdisfrazado como “populismo”. Valga recordar que Nicolás Maduro, todavía Canciller,antes de la muerte del dictador Libio MuammarKadhafi,lo elogió por la Revolución que había realizado en su país. Esta tendencia de establecer amistades con Regímenes Dictatoriales del mundo entero parece confirmar la sospecha que los críticos del chavismo-madurismo hemos expresado desde hace mucho tiempo.
La incógnita que me parece estar presente no solamente entre los analistas es en este momento indescifrable. Si bien el apoyo mayoritario al Régimen se ha mantenido durante mucho tiempo, en las últimas encuestas no solamente Maduro sino también el proyecto que él encarna tienen una bajísima aprobación por todo el pueblo Venezolano, incluyendo a muchos que habían aceptado y apoyado el Chavismo. El culto al “Profeta Eterno” fallecido sigue existiendo pero está obviamente resquebrajándose.
Heinz Sonntag
sonntagheinz@gmail.com
@heinzsonntag

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