El
injustificado ataque de Nicolás Maduro a los ex presidentes Calderón, Pastrana y Piñera demuestra la intolerancia
de su gobierno a cualquier
crítica. Atreverse a decir en cadena
nacional que: “pueden entrar a Venezuela, pero les debe quedar claro que vienen
a apoyar a un grupo de extrema derecha, responsable de atentados terroristas.
Debe quedarles claro, que les están dando el aval a unos locos. Si en Venezuela
llega a ocurrir un golpe de Estado, ustedes quedarán manchados de sangre por
apoyar a estos terroristas. Ustedes, se han conformado en un club de ex presidentes vagos. Ahora les
pagan con dinero del narcotráfico para que vengan a apoyar el golpe económico
contra Venezuela. Ustedes deben saber que los miembros principales de ese
sector de derecha desconocen el gobierno constitucional que yo presido y llaman
a mi derrocamiento”; constituye una clara evidencia de su irrespeto a la
dignidad humana y un profundo desprecio por las más elementales normas de
convivencia.
Los
conceptos emitidos en el foro Poder Ciudadano y en la trascendente carta de
Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, deben ser
analizados con profundidad por los venezolanos. No son críticas realizadas en
medio de la pasión política y mucho menos acciones que buscan desestabilizar el
gobierno de Venezuela. Son criterios expuestos por un grupo de ex presidentes
latinoamericanos que no sólo cuentan con una gran experiencia personal después
de ejercer la jefatura del Estado en cada uno de sus países, sino que son
dirigentes claramente comprometidos con la vigencia de la democracia y el
Estado de Derecho en nuestros países. La grave crisis nacional que nos acosa
empieza a generar particular interés en la América Latina y en el mundo. No es
fácil de explicar y mucho menos justificar que en medio de la más grande
bonanza petrolera se haya conducido a Venezuela al caos en el cual nos
encontramos.
Andrés
Pastrana ratificó: “venimos a hablar de democracia, no podemos taparnos los
oídos con lo que pasa en Venezuela. El poder ciudadano es esencialmente moral,
es la voz del estudiante, de la ama de casa, del taxista, del empleado, del
obrero…No vengo a definir cuál debe ser la política interna de Venezuela, la
solución la tienen ustedes a través de los mecanismos constitucionales. Ayer,
al tratar de visitar a Leopoldo López, nos dimos cuenta de que en Venezuela,
existen presos políticos”.
Sebastián Piñera mantuvo: “el derecho que
tenemos de expresar nuestra lucha por la libertad y los derechos humanos.
También vinimos a visitar a Leopoldo López, no lo pudimos ver. Ratificamos que
su detención no tiene justificación. Es importante que en una democracia exista
respeto por las minorías y la oposición. Los valores de libertad y derechos
humanos son universales. La unidad, es la fortaleza de la oposición. Hoy, ha llegado
el tiempo de soñar con una Venezuela libre, respetuosa y democrática…”
Felipe
Calderón señaló: “en la América Latina se construyen muros que aíslan a los
pueblos, como el que actualmente vive el bravo pueblo venezolano. Ustedes
sufren porque tienen hambre, porque hay desabastecimiento, por los precios,
porque el dinero no les alcanza, porque no encuentran las medicinas.
Justamente, con ustedes vine a solidarizarme. No deben rendirse, la libertad
viene y está cerca. Adelante Venezuela…”
Oscar Arias, en su carta sostuvo que: “estamos frente a una verdadera
coyuntura histórica. Nos corresponde a todos colaborar para que ocurra un
cambio, y ocurra en forma pacífica. La prioridad no debe ser remover a una
persona específica. Ese error se ha cometido en otros países derrocando líderes
cuya salida no tuvo el efecto sobre la situación real. Lo que es indispensable
es restablecer el Estado de Derecho, y la separación de los poderes. Lo que es
indispensable es abandonar la perversa intromisión de las Fuerzas Armadas en la
vida civil…”
Las
circunstancias venezolanas se ven desde el exterior con mayor objetividad, pero
sin percibirse su inmensa gravedad. Los ex presidentes mantienen que el camino
debe ser constitucional. Yo también lo creo. La experiencia venezolana nos
muestra que las rupturas históricas siempre tienen un gran costo, pero es necesario reconocer que Nicolás Maduro no
busca crear las condiciones requeridas para fortalecer una solución
constitucional. Su prédica permanente de violencia así lo indica. Dolorosamente, no entiende la gravedad de lo
que ocurre: Venezuela está quebrada. El régimen chavista no es capaz de
enfrentar esta inmensa crisis. Su ortodoxia comunista en materia económica, el
despilfarro, la corrupción y el populismo lo impiden totalmente. Las últimas
medidas así lo ratifican. Mantener la tesis de la Guerra Económica y crear unos
Estados Mayores regionales, constituidos por civiles y militares, muestra lo
equivocado de su percepción. De ampliarse la crisis económica y continuar la escasez
estaremos a un paso de un grave enfrentamiento nacional.
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich.
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