Refería en pasada ocasión que en el
hemisferio está teniendo lugar un “rebarajo” de las relaciones políticas, uno
de cuyos síntomas más patentes es la jugada de Obama respecto de Cuba, y que
luce, de arrancada, como un elemento de distensión con consecuencias aún por
verse.
Esta nueva situación no deja de estar también
condicionada por los cambios experimentados por un factor muy importante: el
energético.
Frente a estos desarrollos, el mexicano
Enrique Krauze ha llegado incluso a preguntarse si este cambio geopolítico no
significaría el fin del antiamericanismo, cuyo eje, según él, fue siempre Cuba
desde la guerra entre EEUU y España a finales del siglo XIX.
Lo cierto de todo es que no habían pasado dos
semanas de aquel reencuentro estadounidense-cubano cuando vemos a todos los
países y micropaíses caribeños, miembros
de Petrocaribe, reunirse en Washington con el vicepresidente Joe Biden, para
tratar el tema de la seguridad energética. A esta cita acudieron no solo otros
países del hemisferio como Colombia, Canadá y México, sino también naciones
europeas. No fue invitado nuestro país, Venezuela, lo cual es de por sí una
mala señal.
A estos
hechos se suma más tarde la Cumbre de la CELAC, en la que, de nuevo, se
pretendió escalar la pugnacidad contra el vecino del Norte por parte de los
países “albanos”, sin mucho éxito. Esta organización, una entelequia más de la
región, sin embargo, rebajó el tono antiamericano de otras oportunidades y
registró el acercamiento cada vez más intenso con los chinos.
En este contexto general, también estallan
dos escándalos cuyo protagonista es el gobierno venezolano.
Uno, el de la conducta torpe frente a la
visita de 3 expresidentes de la región (Pastrana, Piñera y Calderón), que
pretendieron infructuosamente hablar en la cárcel con Leopoldo López, dos de
ellos recibieron el apoyo de sus gobiernos, y el otro, las denuncias graves
sobre supuestos vínculos con el narcotráfico en contra el Presidente de la
Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, presuntamente formuladas ante autoridades
norteamericanas por un estrecho colaborador (jefe de su seguridad) del finado
Chávez.
Este cuadro continental enrevesado anuncia
nuevas dinámicas y procesos. De capa caída la petrodiplomacia chavista, su
influencia se ve reducida. De sus principales amigos, vemos al kirchnerismo de
retirada, envuelto en un caso oscuro caso junto a los terroristas que
perpetraron un atentado hace unos años (AMIA) y la muerte del fiscal que
llevaba el asunto.
La señora Rousseff, por su parte, con plomo
en el ala desde la última elección, no la tiene nada fácil, la economía no ha
marchado bien y ha tenido que incorporar
a su gobierno a figuras bien vistas por sectores económicos, sin
mencionar el grave escándalo de Petrobras que toca a gente de su partido y de otros.
Su candidato a la presidencia de la Cámara del parlamento fue derrotado
recientemente.
Como consecuencia de la iniciativa de EEUU
mencionada, pareciera que los países caribeños vuelven a mirar al norte, una
vez constatado que ya el chavismo no les garantiza petróleo seguro, barato y
sin chantaje político.
Este reacomodo hemisférico, sin duda, plantea
varios interrogantes. ¿Tiene futuro la
OEA? ¿La CELAC podrá sustituirla? ¿Y qué de la comunidad iberoamericana? ¿La
ALBA va aceleradamente hacia la irrelevancia y a su inexorable desaparición?
¿Recupera EEUU su liderazgo continental sobre bases distintas de diálogo,
cooperación e integración? ¿Será el
modelo de integración abierta y flexible de la Alianza del Pacífico el que se
imponga frente a los demás? ¿Terminará siendo determinante China en nuestro
patio, habida cuenta de los crecientes nexos políticos y económicos? ¿La oleada
populista autoritaria se desvanece?
Mientras todos estos trascendentes asuntos
están planteados, en nuestra Venezuela la deriva paranoica de un gobierno
autoritario e incompetente nos hunde más y más en el desconcierto y la penuria,
a lo que suma la desfachatez de acusar de los efectos de sus nefastas acciones
a terceros o a las propias víctimas de ellas.
La caída del precio del petróleo afecta el
activismo internacional del gobierno, que fue alimentado por aquel recurso
energético, permitiéndole influir políticamente en su entorno cercano y más
allá.
Ahora que el tiempo de las vacas flacas llega
con toda su dureza, el derroche descontrolado de la riqueza petrolera que
practicó para mantenerse en el poder se devuelve en su contra.
En el hemisferio pareciera que cada día son
más los que se han cansado de sus extravagancias, desplantes y arbitrariedades,
sin olvidar los que lo abandonan por simples razones crematísticas.
Un nuevo cuadro continental se empieza a
dibujar, y ojalá sea para bien en términos de libertades, bienestar material y
democracia para todos los países, especialmente, para el nuestro.
Emilio Nouel V.
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV
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