El régimen se ha
trazado el propósito de provocar deliberadamente la miseria, no sólo movido por
la venganza. También, animado por su ignorancia en materia económica lo que lo
extravió entre los intríngulis de la dinámica económica.
UNA EXPLICACIÓN
ECONÓMICA DE LA CRISIS POLÍTICA
A los fines de
pasearse por algunos elementos de la teoría económica a partir de los cuales se
hace posible brindar una explicación sobre la profundidad que ha alcanzado la
crisis política que hace estragos en Venezuela, es importante situar el
contexto por el cual esta disertación habrá de moverse. En principio, la misma
se fundamentará en la estrecha relación que existe entre la política y la
economía.
Si se entiende a la
política como el medio fáctico mediante el cual se deciden los objetivos de una
sociedad y la manera de lograrlos, y a la economía como el proceso a través del
cual se plantea el modo de asignar múltiples recursos escasos, múltiples criterios
de eficacia y distintas racionalidades en un mundo cuya práctica de producción
social depende de razones culturales, éticas y morales, no hay duda de que la
política decide la situación final a la que se llega luego de considerar que la
economía condiciona tan crítico mecanismo de distribución de recursos en un
plano de entreveradas realidades.
Por esta razón, la
economía se vale de la política para aplicar criterios de proporcionalidad
mediante los cuales debe demostrar la capacidad de proponer medios para crear
nuevos medios capaces de orientar objetivos y direccionar procedimientos puesto
que su ámbito de acción es toda la sociedad. Lo mismo sucede con la política
toda vez que de su fuerza derivan decisiones que deben coadyuvar al
entendimiento con la dinámica económica. Pudiera decirse que si la economía es
hija del orden y de la constancia, la política es hija del embrollo y de la
adulación. Así que interpretando lo anterior con criterio de afinidad, no es
difícil apuntar la relación que se da entre política y economía. Por eso el
actor estadounidense Groucho Marx, dijo que “la política es el arte de
buscar problemas (que analiza la
economía), hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados (para
lo cual se sirve de la economía)”. He ahí la razón para comprender el debate
alrededor del cual políticos y economistas chocan en su afán por justificar sus
pautas. La discusión entre decisiones que toman la intervención estatal como
vía de solución, y las que ven en la libertad económica el arreglo a los
embates que ocurren en el seno de la administración de gobierno, no termina de
satisfacer ninguna de las partes comprometidas. El caso Venezuela es muestra
palmaria de lo que por ello ha devenido en una engorrosa crisis de Estado. Una
crisis que arrastra una crisis de acumulación y otra de dominación. Dos crisis
cuyas dimensiones que potencian un desastre de magnitudes impensadas.
A decir de lo que
describe la teoría económica, el régimen, basado en un populismo de trasnochada
ascendencia, ha entendido la contención del aforo cognitivo nacional y de la
productividad alcanzada como la táctica conveniente para imponer una ideología
que para nada se corresponde con las exigencias del desarrollo económico y
social que claman los nuevos tiempos nacionales e internacionales. Así se le
hizo fácil aplicar políticas de corto plazo que permitieron al régimen mentirle
al país con promesas de vana ilusión. Así justificó un inusitado gasto público,
gracias a la sustanciosa renta petrolera, que sólo ha servido para solapar la
grosera corrupción advertida estos años.
Por ello, este
gobernante se ha trazado el propósito de provocar deliberadamente la miseria,
no sólo movido por la venganza. También, animado por su ignorancia en materia
económica lo que lo extravió entre los intríngulis de la dinámica económica.
Pero además de estar acentuando –a conciencia- la pobreza, le permite
justificar la idea de establecer su revolución disfrazada de “socialismo del
siglo XXI”. En medio de tan caótica situación, el régimen ha creído que
avivando la inflación, podrán salvar la economía ya fracturada. No obstante
sigue sin comprender que con soluciones de esta naturaleza, elementales en su
esencia, los problemas de la política se tornan incontrovertibles. Y que de
perseverar en el manejo de un gasto público desenfrenado, la desmesurada
inflación sólo incitaría una tiranía política como pareciera comenzar a
concebirse de hecho. Mientras que el régimen se mantenga empeñado
insolentemente obviando razones de lógica económica, empeorarían las libertades
individuales del venezolano y las bondades del libre mercado. Esto es una
explicación económica de la crisis política.
VENTANA DE PAPEL
TODO TIENE SU FINAL
La Biblia es sabia.
Por eso se dice que su contenido detenta lo necesario para la salvación del
hombre por cuanto representa la palabra de Dios. Sin embargo, ello poco se ha
entendido. Menos se ha traducido al lenguaje mundano al que conducen las
realidades sociales. Sobre todo, las que acontecen a consecuencia de la política.
Por ejemplo, el Libro de Lucas es sugerente en cuanto a verdades muchas veces
desatendidas. Así se tiene que Lucas 8:17 reza “porque no hay nada oculto, que
no haya de ser manifestado; ni escondido que no haya de ser conocido y de salir
a la luz”.
Este prolegómeno
sirve para referir lo que recién fue informado al país luego de verse al
descubierto. Tiene que ver con los 12.000 millones de dólares que el régimen
mantenía como gran secreto en la filial suiza del HSBC Private Banking lo cual
arrojó ingentes sospechas respeto de su destino. Por supuesto, en el marco de
la descomunal corrupción que llevó al país al despeñadero que hoy exhibe ante
el mundo sin alguna vergüenza.
Este establecimiento
financiero, ya cuestionado por su opacidad y por brindar cobertura a evasores
de impuestos, sirvió de “concha” a dinero venezolano sin otra intención que la
de obtener jugosos intereses. Además, sin que los mismos tuvieran una
utilización acorde con una distribución ecuánime que avalara “la promoción de
la prosperidad y bienestar del pueblo” (Del artículo 3º, Constitución de la
República) De manera que la revelación de este hecho, del cual el régimen sigue
callado quizás porque no sabrá justificarlo, evidencia la oscuridad en la que
se hace política bajo el manido remoquete de “revolucionaria”.
De manera que debe
reconocerse en este mundo de la política pervertida, que no hay nada encubierto
que no haya de ser revelado, tal como exalta la Biblia. Particularmente, cuando
termina de comprenderse que todo tiene su final.
EL SONIDO (MUDO) DE
LA FERIA
Concordante con el
delicado momento político, social y económico que vive el país, hay quienes
elevan su voz de solidaridad con el dolor que sienten inmensos grupos de
venezolanos a consecuencia del maltrato que el régimen está propinándoles a
quienes osan en mostrarse contrarios a su actitud sectaria y represiva. No hay
duda de que la crisis gubernamental está arrasando con todo. O sea, las cosas
van de mal en peor.
Noble ejemplo de tan
profundo sentimiento, es exaltado por el equipo de comunicadores sociales que
ha llevado adelante, en los últimos trece años, el programa radial “El Sonido
de la Feria” con motivo de celebrarse la Feria Internacional del Sol en la
ciudad de Mérida coincidiendo con la época de carnaval. Tan preferente
programa, ha buscado ser una fiel fotografía del acontecer y vivencias
culturales de las Ferias del Sol. En su esencia, “El Sonido de la Feria” se ha
planteado exaltar las libertades personales en el plano de una vida
consustanciada con valores morales y éticos.
Por esa razón y
atendiendo los problemas que padece el pueblo venezolano y el colectivo
merideño, sobre todo al cumplirse un año de los sucesos que devinieron en un
día de la juventud salpicado de sangre estudiantil venezolana, “El Sonido de la
Feria” esta vez decidió cerrar sus micrófonos. A juicio de sus conductores,
como agentes de comunicación responsables, asintieron que “no estamos
atravesando por momentos festivos, por más costumbristas que éstos sean”.
En consecuencia
sostienen que “el compromiso con la patria y la coherencia con nuestros valores
democráticos y profesionales nos impiden sumarnos a festejos ilusorios que
tiendan a alejar al compatriota del ideal de libertad, convivencia y democracia
que exige la actual realidad nacional”. Más aún, manifestaron que sin el ánimo
de criticar los trabajos emprendidos por la Municipalidad con el fin de
rescatar una economía en declive, “rechazamos las pretensiones de querer
distraer la atención de nuestro pueblo del sinnúmero de problemas que nos
aquejan”.
Este equipo formado
por los periodistas Leo León y Euro Lobo, y apoyado por Oscar Fernández Guillén
y Roldán Hernández, reconoce que son momentos de sacrificio. Así que “nos
corresponde caminar por esta senda informando con veracidad, con consecuencia,
siendo coherentes con los valores que nos ha caracterizado a la hora de
exhortar el debate para el fortalecimiento de los vínculos democráticos y de la
libertad plena de nuestros conciudadanos”. Mientras Venezuela sufra tal grado
de adversidad, este programa será argumento para validar El Sonido (Mudo) de la
Feria.
“Si bien la economía busca encarrilar la
política a los fines de estimular la justa creación y distribución de la
riqueza, no siempre encuentra el camino despejado para ello. Los políticos
creen que tan fundamental intención está condicionada por el modo de hacer
proselitismo sin entender más razones que las que establecen las circunstancias
movidas por intereses de calle. Incluso, personales o grupales”
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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