La repetida acusación de que
EE.UU. está conspirando contra Venezuela, parece tener ahora nuevos
fundamentos. Maduro acusa al vicepresidente estadounidense de hablar con
líderes de la región para anunciar su inminente derrocamiento. Esa es la
conspiración. Cierto, los EE.UU. liderados por Joe Biden están hablando con
líderes latinoamericanos y caribeños. El tema es Venezuela. Pero más que para
conspirar es para mostrarles la nueva política de EE.UU. hacia la región,
montada sobre el “autosuicidio” (Maduro dixti) de un régimen que ni quiere ni
puede cambiar su fracasado modelo económico.
La tesis del “huele a azufre”, en
la que quisieron que la región los acompañaran como parte del leitmotiv del
castrochavismo, parece ahora un ritornello dicho de la boca para afuera, pues
en la práctica hay un acercamiento de muchos países hacia los EE.UU.
La llegada de la “marea rosada” -
gobiernos de izquierda- a la región y la
tozudez de los EE.UU. enterraron la propuesta estrella de Bill Clinton, que
continuó Bush: el Tratado de Libre Comercio de las Américas. Esto y la
respuesta a los ataques de 11 de septiembre provocaron un sensible retiro de
EEUU de la región. Vacío que fácilmente llenaron China y Rusia, y permitió la
expansión del castrochavismo. Bush se concentró en firmar TLC bilaterales con los países ribereños del
pacífico- menos Ecuador- y Centro América- Rep. Dominicana.
Obama produjo un cambio con el
“smart power”, de Hillary Clinton, pero los resultados dejaron mucho que
desear. Recuerden el fiasco de Honduras. Para no perder la influencia en la
región. había que "comenzar un nuevo capítulo entre las naciones del
continente americano”. Y esto se hace
posible con la muerte de Chávez y la crisis de Venezuela.
Crisis que se veía venir y puso en alerta a los que predaban las
ingentes riquezas petroleras venezolanas. Quienes primeros los supieron fueron
los Castro. Sabían de la inexorable muerte de Chávez y del fracaso del modelo.
Necesitaban enfrentar el consecuente corte
del subsidio venezolano. Corte que también
es un problema para los socios de Petrocaribe e incluso de la ALBA.
Entonces, aparecieron los
estadounidense con una nueva y agresiva política que se comienza a concretar
por ahora en cuatro asuntos: restablecer las relaciones con Cuba; promover la
independencia energética del Caribe; y
triplicar la cooperación con Centro América a $1.000 millones. Estos tres vienen a llenar el vacío que está
dejando el régimen. El cuarto es la decisión de tomar una postura más firme con
Venezuela y sancionar a los violadores de DD.HH. Obama se había opuesto a la
propuesta parlamentaria mientras no estuvo seguro que ella no descarrilaría las
conversaciones con los Castro. Como vemos a ellos no les importó. Esta es la
conspiración internacional que enfrenta Maduro, producto de la creciente
debilidad del régimen. A ella se irán sumando más y más gobiernos. Cuando el
barco se hunde….
Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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