miércoles, 7 de enero de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL MUNDO PARALELO DEL CHAVISMO,

SAÚL GODOY GÓMEZ
Es realmente preocupante el esfuerzo que hace el gobierno de Maduro por trastocarle a los venezolanos la visión del mundo, del país, que los venezolanos afrontamos en nuestra cotidianidad; en estos días veía un programa transmitido por el canal de la Asamblea Nacional, un canal que debería estar al servicio de todas las fuerzas políticas que conforman ese cuerpo legislativo y que violando principios de igualdad, esenciales para la democracia, los chavistas, el partido de gobierno, el PSUV, tienen secuestrado para su uso y abuso con carácter de exclusividad.

Lo único que se ve y escucha en ese canal de televisión, que pagamos todos los venezolanos, es una continua campaña de ideologización comunista y propaganda para el gobierno, la oposición, que conforma cerca de la mitad de ese foro, está absolutamente silenciada y, para colmo de males, es vejada, sometida a una campaña constante de odio, acusada de oprobiosos crímenes, de los cuales no se muestra una sola prueba, tergiversada en sus planteamientos al país, negándoles el derecho a réplica, en un canal que debería ser ejemplo de discusión civilizada y del más elevado contraste de ideas.

En el programa en cuestión, la invitada era una señora del partido PPT (Patria Para Todos) que, de manera muy elocuente, planteaba a su interlocutor (creo que se trataba de algún parlamentario del partido de gobierno) la necesidad de que le diera al gran polo patriótico (conformado por los demás partidos, aparte del PSUV, en la plataforma chavista) la oportunidad de hacer gobierno; no contenta con pedir, una vez más, participación en las tareas de lo que ellos entienden por gobernanza, declaraba que estaban dadas las condiciones para disolver el Estado, que la Constitución contenía unos principios (de carácter leninistas) que permitían ir desmontando las instancias de gobierno actuales y sustituirlas por… y aquí me quedé de una sola pieza, pues
creía que iba a plantear una novísima forma de gobierno… por los Consejos Locales de Planificación, una figura administrativa que tiene casi cuarenta años y que forma parte de la Agenda del Milenio, aquella iniciativa que surgió de la ONU luego de la Cumbre de la Tierra celebrada en Brasil en los años ochenta del pasado siglo.

Lo importante para la señora, que desempolvaba aquella figura, y que el gobierno venezolano se obligó a poner en funcionamiento en aquella época (nunca lo hizo), era que las decisiones sobre el futuro económico de las regiones serían tomadas de manera tumultuaria y colectiva entre parroquias, municipios, estados, comunidad organizada, comunas y otras expresiones del socialismo del siglo XXI (ésta es la interpretación socialista de esta figura).

Seco su cerebro, luego de aquella futurista visión, y embelesado el interlocutor ante tamaña propuesta, ambos se dedicaron el resto del programa a hablar mal de los empresarios ladrones que se apropiaban de los dólares para exportar y no traían nada, y de la oposición maluca que tenía arruinado y desordenado al país con sus continuos golpes de estado, decantados en prolíficas modalidades.

Allí no hubo contra argumentación, discusión alguna, ni siquiera algún aporte útil para la grave situación del país; fue una mezquina pérdida de recursos, tiempo y dinero para tratar de ideologizar y manipular la realidad de nuestra sociedad.

Cambie para el canal de los militares y me encontré con unos muchachos en uniforme, en plena parranda, tocando gaitas, bailando y celebrando, como si estuviéramos con un barril de petróleo a 300 $ y una producción en cinco millones de barriles; la alegría que transmitían era forzada y artificial, que emergía de unos gaiteros en uniforme militar, retorciéndose encima de una tarima… un espectáculo de lo más surrealista.

Volví a usar el control y me encontré con una reposición de uno de esos programas Aló Presidente y vi a Chávez, como si estuviera vivo, desde alguna hacienda expropiada, haciendo chanzas con sus invitados, tomando café y rayando mapas… no soporté ni un minuto y cambié de canal para encontrarme la propaganda oficial de la construcción en el país, del primer satélite bajo la dirección de los chinos, no tuve muy claro si era de comunicaciones, aunque hablaban de sensores remotos, por lo que asumo que era multipropósito, y aparecían imágenes de un técnico chino en bata blanca aleccionando a nuestros criollos en cómo hacer maquila de un satélite, nada tenía que ver con el de los argentinos, por ejemplo, que habían desarrollado sus propias tecnologías en universidades y empresas privadas y sí estaban construyendo su satélite hecho en Argentina y lo anuncian para lanzarlo próximamente al espacio.

Por último aterricé en el canal del Foro de Sao Paulo, Telesur, cornucopia de todos esos programas refritos del comunismo y documentales de la subversión mundial, todo lo que se fabrica en los laboratorios mundiales de la propaganda anti imperialista y en contra de occidente va a parar a ese nefasto canal transmitido por satélite a todo el mundo; quien ve esa programación termina asqueado de la vida misma, porque aquí solo hay guerras, torturas, espionaje, explotación del hombre por el hombre, conspiraciones, desastres económicos, sólo se salvan los grupos aborígenes y tribus autóctonas de los países que viven en la edad de piedra y, por ende, son felices. 

De esos argumentos está lleno el imaginario cotidiano de los pobres seres que
no acceden a otro tipo de programación y que versionan sus contenidos con ilusa propiedad.

Cuando uno se pregunta a quien favorece mantener un canal tan costoso, con programación en varios idiomas, corresponsalías en todo el mundo y un despliegue de alta tecnología la respuesta es siempre, no se beneficia a Venezuela y los venezolanos, entonces, ¿Por qué seguir manteniendolo?

La televisión venezolana, cuando no es dirigida por el Estado es el Estado quien la censura, se ha convertido en un desierto de lo real, se transmite una programación que parece - esa es la impresión que da a nacionales y extranjeros - la de un país de fantasía, por un lado una Venezuela sin problemas, divertida, insustancial, consumista y muy “light”, con programas de concursos, de cocina, novelas, deportes, modas, mucha farándula, intercalado esto con una abundante y obligada presencia de propaganda oficial sobre logros del gobierno… por otro lado, en los canales del estado, se desata una campaña furiosa y persistente contra los “enemigos del país”, plena de alertas y planes de defensa contra ejércitos invasores, traidores, espías y saboteadores, la mayor parte de ellos venezolanos apátridas, cuyos jefes, son políticos de la oposición, y llevan 17 años conspirando; nadie explica cómo siguen haciendo de las suyas, debe ser porque esos soldados gaiteros y las fuerzas de orden público no le ha echado el guante debido a sus “otras”ocupaciones.

La parte “dura” de la programación oficial es una reinterpretación de la noticia que nos llega de las grandes capitales del mundo; cuando los ejércitos de occidente atacan a o se defienden de alguien, el gobierno de Venezuela se solidariza automáticamente con el contrario, cuando ocurre una crisis en algún lado es porque el capitalismo se viene abajo, cuando matan a un negro en los EEUU es porque el gobierno está penetrado por el Kukuxklán, cuando hay una epidemia es porque están probando una nueva arma bacteriológica en los pueblos del Tercer Mundo…

Proliferan los programas del odio, aquellos en manos de personalidades del gobierno que acusan a la oposición de todo lo que les sale mal, si la noticia es que personalidades del gobierno fueron descubiertos “con las manos en la masa” recuerdan casos peores en la llamada “Cuarta República”, donde sorpresivamente nunca nada se hizo, pues todo lo que tiene Venezuela lo trajo Chávez cuando asumió la presidencia.

En estos programas, la condición humana se rebaja a la animalidad, el lenguaje se hace escatológico y la violencia verbal llega a límites extremos, al punto de presentar a Ministros de la Defensa amenazando con las armas de la república a la oposición política y a todo aquel quien se atreva a disentir con el gobierno.

El otro ejemplo nefasto del poder comunicacional del estado en función de una ideología socialista-totalitaria son la cadenas, intervenciones sin ningún control de Maduro, para imponer sobre la programación de las televisoras su opinión y la del gobierno sobre cualquier asunto que llame su atención o escoja, simplemente, porque no tiene más nada que decir; son tantos, que las cadenas se han convertido una violación diaria y expresa de nuestro derecho a la información.

Ver a un jefe de estado en el papel de gran comunicador, sin ni siquiera tener buena voz, sin conceder el derecho de réplica, imponiéndose de manera brutal en los hogares de los venezolanos para hablar tonterías, nimiedades, decir falsedades, con tácticas distractoras de los verdaderos problemas del país, cometiendo errores de lenguaje, ni hablar de los conceptuales, y dejando por sentado su propia insuficiencia cultural y moral, es un trago amargo que pocos países en el mundo han experimentado o tolerarían.

La hegemonía comunicacional del gobierno, que es una realidad virtual, se hizo para enfermar al venezolano, para llenarlo no sólo de odio y rencor en contra de sus propios conciudadanos y otros pueblos de la comunidad internacional, sino para desquiciarlo, para desinformarlo, ideologizarlo, lavarle el cerebro y hacerle ver otra Venezuela, primitiva, tenebrosa y llena de incertidumbres. Todo eso tiene una razón de ser, y se llama control social, y querámoslo o no, está resultando. –

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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