SAÚL GODOY GÓMEZ |
Es
realmente preocupante el esfuerzo que hace el gobierno de Maduro por
trastocarle a los venezolanos la visión del mundo, del país, que los
venezolanos afrontamos en nuestra cotidianidad; en estos días veía un
programa transmitido por el canal de la Asamblea Nacional, un canal que
debería estar al servicio de todas las fuerzas políticas que conforman
ese cuerpo legislativo y que violando principios de igualdad,
esenciales para la democracia, los chavistas, el partido de gobierno,
el PSUV, tienen secuestrado para su uso y abuso con carácter de
exclusividad.
Lo
único que se ve y escucha en ese canal de televisión, que pagamos todos
los venezolanos, es una continua campaña de ideologización comunista
y propaganda para el gobierno, la oposición, que conforma cerca
de la mitad de ese foro, está absolutamente silenciada y, para colmo
de males, es vejada, sometida a una campaña constante de odio, acusada
de oprobiosos crímenes, de los cuales no se muestra una sola prueba,
tergiversada en sus planteamientos al país, negándoles el derecho
a réplica, en un canal que debería ser ejemplo de discusión civilizada
y del más elevado contraste de ideas.
En
el programa en cuestión, la invitada era una señora del partido PPT (Patria
Para Todos) que, de manera muy elocuente, planteaba a su interlocutor
(creo que se trataba de algún parlamentario del partido de
gobierno) la necesidad de que le diera al gran polo patriótico (conformado
por los demás partidos, aparte del PSUV, en la plataforma chavista)
la oportunidad de hacer gobierno; no contenta con pedir, una vez
más, participación en las tareas de lo que ellos entienden por gobernanza,
declaraba que estaban dadas las condiciones para disolver el
Estado, que la Constitución contenía unos principios (de carácter leninistas)
que permitían ir desmontando las instancias de gobierno actuales
y sustituirlas por… y aquí me quedé de una sola pieza, pues
creía
que iba a plantear una novísima forma de gobierno… por los Consejos
Locales de Planificación, una figura administrativa que tiene casi
cuarenta años y que forma parte de la Agenda del Milenio, aquella iniciativa
que surgió de la ONU luego de la Cumbre de la Tierra celebrada
en Brasil en los años ochenta del pasado siglo.
Lo
importante para la señora, que desempolvaba aquella figura, y que el
gobierno venezolano se obligó a poner en funcionamiento en aquella época
(nunca lo hizo), era que las decisiones sobre el futuro económico
de las regiones serían tomadas de manera tumultuaria y colectiva
entre parroquias, municipios, estados, comunidad organizada, comunas
y otras expresiones del socialismo del siglo XXI (ésta es la interpretación
socialista de esta figura).
Seco
su cerebro, luego de aquella futurista visión, y embelesado el interlocutor
ante tamaña propuesta, ambos se dedicaron el resto del programa
a hablar mal de los empresarios ladrones que se apropiaban de los
dólares para exportar y no traían nada, y de la oposición maluca que
tenía arruinado y desordenado al país con sus continuos golpes de estado,
decantados en prolíficas modalidades.
Allí
no hubo contra argumentación, discusión alguna, ni siquiera algún aporte
útil para la grave situación del país; fue una mezquina pérdida de
recursos, tiempo y dinero para tratar de ideologizar y manipular la realidad
de nuestra sociedad.
Cambie
para el canal de los militares y me encontré con unos muchachos en
uniforme, en plena parranda, tocando gaitas, bailando y celebrando, como
si estuviéramos con un barril de petróleo a 300 $ y una producción
en cinco millones de barriles; la alegría que transmitían era
forzada y artificial, que emergía de unos gaiteros en uniforme militar,
retorciéndose encima de una tarima… un espectáculo de lo más surrealista.
Volví
a usar el control y me encontré con una reposición de uno de esos
programas Aló Presidente y vi a Chávez, como si estuviera vivo, desde
alguna hacienda expropiada, haciendo chanzas con sus invitados, tomando
café y rayando mapas… no soporté ni un minuto y cambié de canal
para encontrarme la propaganda oficial de la construcción en el país,
del primer satélite bajo la dirección de los chinos, no tuve muy claro
si era de comunicaciones, aunque hablaban de sensores remotos, por
lo que asumo que era multipropósito, y aparecían imágenes de un técnico
chino en bata blanca aleccionando a nuestros criollos en cómo hacer
maquila de un satélite, nada tenía que ver con el de los argentinos,
por ejemplo, que habían desarrollado sus propias tecnologías
en universidades y empresas privadas y sí estaban construyendo
su satélite hecho en Argentina y lo anuncian para lanzarlo
próximamente al espacio.
Por
último aterricé en el canal del Foro de Sao Paulo, Telesur, cornucopia
de todos esos programas refritos del comunismo y documentales
de la subversión mundial, todo lo que se fabrica en los laboratorios
mundiales de la propaganda anti imperialista y en contra de
occidente va a parar a ese nefasto canal transmitido por satélite a todo
el mundo; quien ve esa programación termina asqueado de la vida misma,
porque aquí solo hay guerras, torturas, espionaje, explotación del
hombre por el hombre, conspiraciones, desastres económicos, sólo se
salvan los grupos aborígenes y tribus autóctonas de los países que viven
en la edad de piedra y, por ende, son felices.
De esos argumentos
está lleno el imaginario cotidiano de los pobres seres que
no
acceden a otro tipo de programación y que versionan sus contenidos con
ilusa propiedad.
Cuando
uno se pregunta a quien favorece mantener un canal tan costoso, con
programación en varios idiomas, corresponsalías en todo el mundo y un
despliegue de alta tecnología la respuesta es siempre, no se beneficia
a Venezuela y los venezolanos, entonces, ¿Por qué seguir manteniendolo?
La
televisión venezolana, cuando no es dirigida por el Estado es el Estado
quien la censura, se ha convertido en un desierto de lo real, se
transmite una programación que parece - esa es la impresión que da a
nacionales y extranjeros - la de un país de fantasía, por un lado una
Venezuela sin problemas, divertida, insustancial, consumista y muy “light”,
con programas de concursos, de cocina, novelas, deportes, modas,
mucha farándula, intercalado esto con una abundante y obligada presencia
de propaganda oficial sobre logros del gobierno… por otro lado,
en los canales del estado, se desata una campaña furiosa y persistente
contra los “enemigos del país”, plena de alertas y planes de
defensa contra ejércitos invasores, traidores, espías y saboteadores,
la mayor parte de ellos venezolanos apátridas, cuyos jefes,
son políticos de la oposición, y llevan 17 años conspirando; nadie
explica cómo siguen haciendo de las suyas, debe ser porque esos soldados
gaiteros y las fuerzas de orden público no le ha echado el guante
debido a sus “otras”ocupaciones.
La
parte “dura” de la programación oficial es una reinterpretación de la
noticia que nos llega de las grandes capitales del mundo; cuando los
ejércitos de occidente atacan a o se defienden de alguien, el gobierno
de Venezuela se solidariza automáticamente con el contrario, cuando
ocurre una crisis en algún lado es porque el capitalismo se viene
abajo, cuando matan a un negro en los EEUU es porque el gobierno está
penetrado por el Kukuxklán, cuando hay una epidemia es porque están
probando una nueva arma bacteriológica en los pueblos del Tercer Mundo…
Proliferan
los programas del odio, aquellos en manos de personalidades del
gobierno que acusan a la oposición de todo lo que les sale mal, si la
noticia es que personalidades del gobierno fueron descubiertos “con las
manos en la masa” recuerdan casos peores en la llamada “Cuarta República”,
donde sorpresivamente nunca nada se hizo, pues todo lo que tiene
Venezuela lo trajo Chávez cuando asumió la presidencia.
En
estos programas, la condición humana se rebaja a la animalidad, el lenguaje
se hace escatológico y la violencia verbal llega a límites extremos,
al punto de presentar a Ministros de la Defensa amenazando con
las armas de la república a la oposición política y a todo aquel quien
se atreva a disentir con el gobierno.
El
otro ejemplo nefasto del poder comunicacional del estado en función de
una ideología socialista-totalitaria son la cadenas, intervenciones sin
ningún control de Maduro, para imponer sobre la programación de las
televisoras su opinión y la del gobierno sobre cualquier asunto que
llame su atención o escoja, simplemente, porque no tiene más nada que
decir; son tantos, que las cadenas se han convertido una violación diaria
y expresa de nuestro derecho a la información.
Ver
a un jefe de estado en el papel de gran comunicador, sin ni siquiera
tener buena voz, sin conceder el derecho de réplica, imponiéndose
de manera brutal en los hogares de los venezolanos para hablar
tonterías, nimiedades, decir falsedades, con tácticas distractoras
de los verdaderos problemas del país, cometiendo errores de
lenguaje, ni hablar de los conceptuales, y dejando por sentado su propia
insuficiencia cultural y moral, es un trago amargo que pocos países
en el mundo han experimentado o tolerarían.
La
hegemonía comunicacional del gobierno, que es una realidad virtual, se
hizo para enfermar al venezolano, para llenarlo no sólo de odio y rencor
en contra de sus propios conciudadanos y otros pueblos de la comunidad
internacional, sino para desquiciarlo, para desinformarlo, ideologizarlo,
lavarle el cerebro y hacerle ver otra Venezuela, primitiva,
tenebrosa y llena de incertidumbres. Todo eso tiene una razón
de ser, y se llama control social, y querámoslo o no, está resultando.
–
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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