sábado, 31 de enero de 2015

PEDRO ELÍAS HERNÁNDEZ, REGRESAR AL BOLÍVAR ORO

Según lo establecía la Ley de Moneda de 1918, un bolívar era el equivalente a 0,29 gramos de oro. En tal sentido, el número de bolívares que estaba en circulación en el circuito monetario venezolano, tenía que ser igual a la cantidad de oro que estuviese depositada en los bancos venezolanos que poseían para entonces la facultad de emitir dinero. Luego, a partir de 1939, con la creación del Banco Central de Venezuela, la totalidad de los bolívares que había en el país, tenían que ser equivalentes al oro acumulado en las bóvedas del ente emisor. Por eso nuestra moneda llevaba el nombre de “bolívar-oro”. Esta Ley de Moneda fue elaborada por hombres como Román Cárdenas (Ministro de Hacienda del régimen gomecista), promulgada por el Congreso de la época y el general Juan Vicente Gómez en persona, ordenó su ejecútese. Este modelo que establecía la mencionada Ley de moneda establecía un tipo de cambio fijo del dólar respecto al bolívar anclado al valor internacional del oro.
El anclaje monetario
Este anclaje del bolívar con un metal noble, era lo que se denominaba el patrón oro de la moneda. Los bancos privados primero, y El BCV después, no podían emitir dinero que no tuviera su equivalente o respaldo correspondiente en oro, lo que evitaba que se emitieran billetes, o se acuñaran monedas, sin su correspondiente respaldo metálico.
Pero durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, este patrón oro se elimina mediante una reforma a la Ley del Banco Central de Venezuela, junto con su estatización, y la emisión de bolívares deja de realizarse en base a la cantidad de reservas de oro que existían en posesión del BCV, sino en base a la cantidad de necesidades para la emisión de dinero que financien el gasto en bolívares de los gobiernos de turno. En otras palabras, pasamos del dinero con respaldo en un valor intrínseco (como lo es un metal noble), a uno de puro papel. Voltaire decía que "el papel moneda siempre tiende a su valor intrínseco: cero".
A partir de la referida reforma, (la cual coincidió con la eliminación de la relación oro-dólar que promovió la administración de  Richard Nixon en el régimen monetario internacional sostenido en parte en base al patrón oro, según lo que establecían los acuerdos de Bretton Woods de 1944) cada bolívar que se emitía debía tener teóricamente su respaldo en moneda estadounidense en sustitución del oro. De esta forma, los bolívares en circulación dentro de nuestra economía tenían que ser el equivalente al número de dólares o divisas depositados en el BCV en atención al precio del tipo de cambio. Esto desde luego no se respetó y abrió la puerta para que los gobiernos no cumplieran en lo sucesivo con la relación reservas de divisas –emisión de bolívares, se relajara la disciplina monetaria y existiera mayor discrecionalidad por parte del BCV.  Distinto fue lo que ocurrió desde que se fundó el BCV en 1939 hasta 1974, donde existió disciplina monetaria y menos discrecionalidad, ya que con el sistema de la Ley de Moneda de 1918, las divisas petroleras que entraban al BCV se usaban para adquirir oro y emitir dinero lo que hacía que los bolívares tuvieran en la práctica el doble respaldo de oro, divisas petroleras.
Un bolívar igual a 12 dólares
Una Onza Troy, unidad de peso que se utiliza para cuantificar el valor del oro, equivale a un poco más de 31 gramos. Si una Onza Troy de oro se cotiza en la actualidad en alrededor de 1.300 dólares, tenemos que un gramo de este metal precioso tiene un valor de aproximadamente 41 dólares. De haberse mantenido la relación bolívar-oro que instauró con su Ley de Moneda de 1918 el general Juan Vicente Gómez, un bolívar de la época, es decir, 0,29 gramos de oro, al precio que actualmente tiene en el mercado este metal precioso, tendría una capacidad de compra hoy equivalente a aproximadamente 12 dólares o a más de 75 bolívares fuertes, calculados al tipo de cambio oficial de bs 6.30 por dólar. Haciendo el cálculo al valor del dólar llamado paralelo que se transa en la ciudad de Cúcuta, un bolívar gomero representa hoy más de 2.000 bolívares.
En otras palabras, el bolívar oro en el presente no compraría 0,30 dólares aproximadamente, como sucedía en los tiempos del Benemérito, sino 12 dólares. En vez de un tipo de cambio de 3,50 bolívares por dólar que era el existía en Venezuela en 1934, en la Venezuela de 2015 la fortaleza del bolívar lo hubiera llevado a comprar 12 dólares por unidad de nuestra moneda de haberse mantenido el esquema establecido en la Ley de 1918. Esto nos da una idea de cómo  se ha devaluado el dólar en todos estos años y de lo que perdimos los venezolanos cuando renunciamos en la década de los 70 del siglo pasado a nuestro poderoso bolívar oro.
En definitiva, un bolívar gomecista es 75 veces superior al que tenemos actualmente, al tipo de cambio oficial y más de 2000 mil veces al tipo de cambio del dólar paralelo.
El Fuerte de Plata
Por ejemplo, si usted revisa la fecha de la primera acuñación de una moneda de plata, cuya denominación era de 5 bolívares (el famoso “fuerte de plata”) podrá encontrar que corresponde al año de 1879. Yo particularmente poseo una que heredé de mi padre, que data del año 1876, era lo que se denominaba un “venezolano”. Los “venezolanos” acuñados previos a 1879 empezaron a tener el mismo valor de los fuertes de plata  5 bolívares
Esos “fuertes de plata”, cuya denominación era de 5 bolívares, circularon como monedas de curso legal hasta mayo de 1973, cuando fueron retirados de circulación para ser sustituidos por los primeros fuertes de níquel de 5 bolívares. Para ser más claros, aquellas monedas conservaron su poder de compra casi intacto durante un poco menos de 100 años. Estamos hablando prácticamente de un siglo completo de estabilidad y fortaleza monetaria, tiempo en el cual otras monedas como la alemana y el propio dólar, experimentaron severas devaluaciones. En rigor, el bolívar era una de las divisas más fuertes del mundo, y fue la única que no se devalúo en la primera mitad del siglo XX.
Esa estabilidad y solidez monetaria de la que gozó Venezuela, íntimamente relacionada con el patrón oro, se acabó en el momento en que los gobiernos de turno empezaron a manipular el precio al tipo de cambio (se acabó la disciplina monetaria), lo cual coincidió con el sobre ingreso fiscal petrolero que empezó a recibir el país a raíz de la crisis energética del año 1973 (los precios del barril de crudo pasaron de 2 dólares a 14 dólares). Pero el cambio crucial se produjo cuando el Estado se apoderó de la mayoría de las divisas que ingresaban a la nación por medio de Petróleos de Venezuela.
Antes de la mal llamada nacionalización, los gobiernos de turno recibían su ingreso petrolero en bolívares. Las empresas transnacionales, cambiaban sus dólares por moneda nacional, al cambio de la época,( 3,30 hasta 1960 y 4,30 hasta el momento de la estatización del petróleo en 1975) para cancelar sus obligaciones por concepto de impuestos y regalías por la explotación de los hidrocarburos.
Pero cuando los gobiernos de turno se apoderaron de los dólares petroleros, a través de PDVSA, se produjo una distorsión muy grave, ya que el ejecutivo nacional ajustaba el precio del dinero emitido por un país extranjero, es decir, la tasa de cambio, y al mismo tiempo controlaba la mayoría de las divisas que ingresaban al país. En otras palabras, se despachaba y se daba el vuelto. Lo que realmente ocurrió es que los gobiernos de turno, a través de PDVSA, se apoderaron del sector externo de nuestra economía.
A partir de ese momento los gobiernos, para financiar sus crecientes gastos de funcionamiento, abandonaron la disciplina fiscal y monetaria que se había mantenido por décadas y apelaron al expediente de la devaluación para obtener mayor número de bolívares por la misma cantidad de dólares, arrojando al circuito monetario del país un volumen de dinero superior a la cantidad de bienes y servicios que producía Venezuela. La consecuencia inmediata fue el crecimiento de medios de pago a un ritmo muy superior al de las cosas que se pueden que comprar con ellos. La consecuencia inevitable: inflación y depreciación de nuestra moneda.
Moneda y pobreza
Buena parte del masivo empobrecimiento que hemos vivido los venezolanos en los últimos años tiene un origen monetario. A partir de la estatización del petróleo en 1976, los gobiernos de turno se apoderan de la principal fuente de ingreso de la nación, lo que les dio un avasallante poder económico sobre toda la sociedad.
La irresponsabilidad del aumento del gasto presupuestario, financiado con endeudamiento público masivo y con extracción de renta petrolera, llegó un momento que estranguló las finanzas del Estado y éste no tuvo otro remedio que empezar a devaluar para financiar su déficit fiscal.
Al devaluar, los gobiernos obtienen más medios de pago para sufragar sus gastos, pero a costa de la destrucción del ahorro interno de los venezolanos, del poder adquisitivo de los salarios y de la estabilidad de la moneda. Por eso no es casual que a partir de la estatización petrolera del año 76, se haya producido una caída estrepitosa de índices como el ingreso per cápita, del consumo privado per cápita y de la inversión privada no petrolera.
En conclusión, al tener los gobiernos de turno en sus manos la mayoría de las divisas que ingresan al país y al mismo tiempo el poder de controlar el precio de la tasa de cambio, los incentivos devaluacionistas son demasiado poderosos. Se aumenta el gasto del Estado (casi siempre improductivo) y para financiarlo se recurre al endeudamiento y a la extracción de renta del recurso petrolero, a través de una política que se apoya en los precios del barril, más que en las inversiones y el crecimiento de la producción y del negocio petrolero . Pero cuando se agota la capacidad de endeudamiento público y la extracción de renta petrolera no alcanza por los movimientos cíclicos de los precios del crudo, o porque simplemente los costos del funcionamiento del gobierno y el gasto del Estado se salen de control, entonces siempre se puede recurrir a la devaluación para cubrir los huecos fiscales, obteniendo más bolívares devaluados por la misma cantidad de dólares. Esto explica que el bolívar se haya depreciado en un 150.000% en las últimas tres décadas.
Una ecuación monetaria letal
Todo esquema fiscal, en Venezuela o en cualquier otra, parte, tiene un componente de ingresos y otro componente de gastos. Pero en el caso de nuestro país, el Estado funciona en la economía doméstica haciendo uso de dos tipos de monedas, el dólar y el bolívar. Sólo que el dólar lo utiliza para los efectos de su ingreso y el bolívar para los efectos de su gasto. Como lo que importa son los ingresos y la capacidad de compra de esos ingresos (ya que de ellos depende la capacidad de gasto), a nuestros gobernantes nada más les importa el bolívar en lo que respecta a la variable del gasto, es decir, de sus obligaciones económicas internas. De allí que no les interese mucho el poder adquisitivo de nuestra moneda nacional, sino el poder adquisitivo de la divisa extranjera y la preservación del valor de esa divisa en el tiempo. En otras palabras, el bolívar como moneda no sirve para ahorrar o para invertir, cosa que es indispensable para que toda economía crezca, sino sólo para consumir.
Por otra parte, en un país en el cual cada vez las importaciones crecen más, se produce cada vez menos y es el Estado el que viene asumiendo la responsabilidad de ser un importador directo de bienes, aumenta sin duda la ventaja de tener ingresos en dólares y esta ventaja se convierte en un elemento crucial para la hegemonía económica del gobierno. Por eso, qué mejor cosa que tener que honrar compromisos en el sector interno con una moneda débil y que se deprecia constantemente, mientras que al mismo tiempo recibimos ingresos en una moneda dura que preserva su valor. Sin duda una ecuación monetaria perfecta para quien la disfruta, pero letal para quien la padece.
Como vemos, desde hace casi 30 años hasta el Sol de hoy, se ha utilizado la devaluación de la moneda para financiar el déficit fiscal, ya que se eliminó el patrón oro como ancla de nuestro sigo monetario y los gobiernos de turno decidieron emitir dinero a su antojo tasando discrecionalmente el precio del tipo de cambio.
Qué tiempos aquellos cuando los ingresos petroleros del gobierno se obtenían en bolívares-oro (la moneda creada por el general Gómez), los dólares estaban en manos de los privados y el Estado no estaba interesado en devaluar ya que tal cosa le quitaba capacidad de compra al sector público.
Pedro Elias Hernández
pedroeliashb58@yahoo.com
@mcymodeloglobal
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