viernes, 30 de enero de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, VOLAR MÁS ALTO

El ser humano se encuentra en una eterna lucha por superarse, nace desvalido, completamente dependiente. Un día ese pequeño ser humano que hasta pocos días atrás apenas gateaba, como por milagro se levanta y comienza a caminar.
Está inscrito en sus genes, busca desarrollar su potencialidad, la que la creación le legó. Desde muy corta edad soñará con volar, ganar el cielo, llegar a la luna, conquistar las cosas que parecen imposibles.
El ser humano, gregario por naturaleza, se organiza en sociedades, une sus esfuerzos para llegar más lejos. Unido será más fuerte para atender sus necesidades, para defenderse, para construir.
Hoy en día si se escucha a una aeromoza decir que volamos a 15.000 metros de altura, nos parece lo más natural, cuando una noticia da la vuelta al mundo en escasos segundos, ya no asombra a nadie. Tenemos acceso a la información casi en cualquier parte donde nos encontremos, se ha democratizado la información y el conocimiento ¡la imaginación es el límite!
Sin embargo a estas alturas y a esa altura constatamos como somos dependientes de la naturaleza, de las maquinas, de la experiencia, de la confianza en el trabajo de los otros, traducido en un vuelo: en las condiciones climáticas, en el mantenimiento del aparato y en la formación del piloto.
Su interdependencia le enseñó que todos somos valiosos, que del trabajo en equipo se consigue el progreso y que respetando los derechos del otro obtenemos la convivencia. Condiciones indispensables para soñar con otros horizontes.
Nuestra naturaleza nos lleva a buscar el desarrollo personal, de aprender a caminar pasamos a hablar, a razonar, a adquirir conocimientos, a valernos por nosotros mismos. Una búsqueda de la perfección física, económica, social o cultural, que nos lleva al ejercicio físico, al trabajo, al contacto con los otros, todo dentro de lo normal, siempre y cuando no se convierta en una obsesión compulsiva en la perdamos nuestros valores y traicionemos nuestra esencia.
Ser o estar mejor jamás podrá conseguirse en detrimento de los otros… ni de nosotros mismos. Los humanos sabemos que dentro de la perfección existe una dimensión intangible o espiritual que también debemos desarrollar, para existir en concordancia con la naturaleza de nuestra creación.
Para volar más alto en la vida se necesitan condiciones mínimas, internas y externas, condiciones existenciales propias a nuestra naturaleza. Es necesario que nuestros objetivos se encuentren en concordancia con nuestra razón de ser. Es indispensable vivir en libertad, deben existir leyes que sean iguales para todos y es necesario poder satisfacer nuestras necesidades básicas.
Una parte nos corresponde realizarla a cada uno de nosotros, la otra a la sociedad, dirigida por autoridades en las cuales depositamos nuestra confianza.
Pero el hombre es tan capaz de lo mejor como de lo peor. Por eso la importancia de una sociedad capaz de regular excesos, negaciones, autoritarismos, discriminación y atropellos, todo lo que nos aleje de nuestro destino natural.
Un sistema que pretenda convertirnos es esclavos, encerrarnos dentro de una jaula, someternos a sus intereses, ponernos en cola y hacernos dependientes es completamente antinatural y debe ser rechazado con toda la fuerza de nuestra existencia ¡Nos va la vida en ello!
Venezuela fue hasta hace 15 años un país que progresaba, con altos y bajos. Se cometieron errores, se perdió tiempo, tuvimos retrocesos, se cometieron abusos, hubo actos de corrupción… pero existía un marco de libertades conquistadas con la valentía de los venezolanos, que permitía enderezarse y retomar el rumbo hacia adelante.
Hoy vivimos tiempos oscuros, el mal llego cual un lobo cubierto con piel de cordero, su plan diabólico comenzaba conquistando nuestra alma venezolana, era necesario controlarnos, dominarnos, manipularnos, para vendernos mejor a gobiernos extranjeros y que permaneciéramos impávidos.
El discurso meloso, vulgar, hipnotizaba, mentía, falsificaba la realidad, hablaba de amor y enviaba armas a guerrilleros, defendía terroristas, instalaba en el suelo patrio a espías cubanos, extremistas islámicos, milicias y traficantes de droga.
Hablaba de justicia y se fue apoderando del control de todas las instituciones, para destruir las voces opositoras, matar estudiantes, acabar con los sindicatos y proteger a una banda de corruptos.
Se erigió en la voz de los pobres, mientras destruía todas las fuentes de producción nacional, para que una vez todos pobres y dependientes, nadie soñara de nuevo con algo distinto.
Acusó al mundo de hacerle la guerra, para justificar su incapacidad, compró apoyos, regaló la riqueza nacional, robaron hasta convertirse en los más cínicos revolucionarios, gordos repletos de dólares, relojes yates, aviones, haciendas, mansiones y cuantas bancarias.
Convirtieron en valores el odio social, la vulgaridad, la corrupción, la compra de conciencias, la mentira… esta última en sitial de honor, repitiéndola mil veces hasta convertirla en el discurso oficial.
Del país que soñábamos, nos despertamos con un país en ruinas, atrasado, expoliado por corruptos, donde escasea todo, obligados a encerrarnos temprano si queremos evitar la bala de un colectivo. Un país donde mueren 20.000 compatriotas cada año, ante la mirada indiferente de los que nos impulsaron a odiarnos.
Esto es un verdadero drama, formamos parte de un país que se está vaciando, los más preparados se van, las inversiones también, parte del plan era obligarlos a irse. Apostaron que los que se quedaban terminarían zombis… de cola en cola para comer, tener agua y vestido.
Un proyecto destinado a cortarnos las alas, en el cual despertáramos cuando ya no pudiéramos mirar hacia arriba… con cadenas cortas y muy pesadas.
Sin embargo el ser humano único e irrepetible, realiza en cada uno de nosotros el milagro de la vida, la que se renueva en cada generación, en cada época, con sus aspiraciones y sus esperanzas.
Como desvalido saliendo del regazo de una madre, este pueblo se levanta, sueña, se encuentra con otros, razona, comprende y se organiza. Sabe que es interdependiente, se une, se concierta, discute, escucha y llegará a acuerdos.
Sentimos que se hace fuerte, está decidido, se prepara, espera el momento. Está decidido a vivir en libertad. No está dispuesto a que le roben su futuro, sabe que es posible superarse, contar con una universidad para perfeccionarse y crecer, quiere ser honesto, triunfar, poseer valores y honor.
Aspira formarse y construir una mejor sociedad… Aprendió a caminar… ahora quiere volar más alto.

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher 

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