LUÍS ALFREDO RAPOZO |
Ese
lunes 12 de Enero, un periódico nacional –Ultimas Noticias, para más señas-,
titulaba en su primera página que “Gira de Maduro por el petróleo es un éxito”,
entonces yo caí en una especie de limbo del cual me tardé en salir, mientras
los ojos se me pusieron en blanco y la quijada se me adormecía lentamente hasta
quedar con la mandíbula relajada y la boca abierta.
Inmediatamente,
me fui a las redes sociales y le envié un mensajito a su director –mi apreciado
profesor EDR, ustedes saben- preguntándole si estaba bien de salud o si algún
medicamento le estaba ocasionando alguna consecuencia como esas que deja el
abuso de lumpias, tal como acotó Aristóbulo en alguna oportunidad.
Todo
el mundo sabe que los rusos no atendieron a Maduro y ni siquiera fue recibido
en visita oficial. Tan solo conversó con personal de tercer o cuarto nivel,
quizás como cortesía diplomática; todo el mundo sabe que los chinos tienen el
codo encogido y dan financiamiento con
el codo apretado si reciben beneficios
seguros y a tiempo; y todo el mundo sabe que los árabes lo atendieron con una
sonrisa en el rostro, mientras el precio del barril de petróleo seguía desplomándose
de 50 a 35 dólares.
Entonces,
el avioncito criollo seguía en su “éxitosa gira” paseando sus pasajeros
variopintos de familiares del jefe de Estado y un puñado de ministros y
funcionarios que sobrepasaban las 70 personas,
para tomarse fotos aquí y allá, comprar vestidos, hacer turismo del
bueno, gastar plata en establecimientos de lujo, que un chofer de autobús de
metro jamás en su vida se imaginaría hacer, a menos que se ganara un premio de
lotería y se lo gastara sin dolor ni remordimiento.
Mientras
tanto, en el país se vivía una seria situación de desabastecimiento, de escasez
de productos básicos y todas las ciudades del país, incluyendo pueblitos
mostraban largas colas, trifulcas, desesperación, angustia para adquirir
alimentos, conatos de saqueo, cosa que no recuerdo haber visto en la patria de
Bolívar (tan solo se le acerca los acontecimientos del caracazo) y recuerda las
hambrunas que vivieron algunos países europeos durante la segunda guerra
mundial.
Entonces,
el improvisado viaje de Maduro se ha alargado y su regreso aparentemente
retrasará su responsabilidad de pronunciar el discurso en la Asamblea Nacional
donde debe presentar su memoria y cuenta: Una memoria y cuenta-reitero-, que
luce de mal aspecto, a menos que sufra un intenso maquillaje como el titular de
Ultimas Noticias, que nadie se tragó como esas cucharadas de aceite de tártago
que nos daba la abuelita en aquellos tiempos de una Venezuela apacible.
Ciertamente,
Maduro debe tener trabajando a un
selecto grupo de maquilladores de oficio para presentar su informe, que estará
preñado de mucha verborrea aludiendo a la fulana guerra económica, que también
ha afectado las cementeras del Estado, a PDVSA, las manufacturas de leche,
harina, café , azúcar, hierro, a Agropatria…que justifican su improductividad e
ineficiencia. Todo el mundo sabe que hablará de la guerra económica en su
contra a modo de golpe de estado y se sentirá como un quijote, peleando contra
molinos de viento.
Luis
Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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