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| JESÚS MATHEUS LINARES |
El Socialismo rentista de Venezuela ha tocado
fondo con la caída de los precios del petróleo, una fuente que sustentaba el
proyecto político iniciado por Hugo Chávez, hace 15 años, y que pese a la
infinidad de recursos recibidos en estos años, ahora la falta de previsión en
la producción de alimentos de la cesta básica, lo ha puesto a tambalear por la
improvisación, la desidia y la corrupción que ha diezmado prácticamente las
altas esferas gubernamentales.
El
gobierno venezolano pese a que cada día se proclama socialista tanto en
lo político como en lo económico, no ha podido sacar adelante la producción
alimenticia de una nación de apenas 30 millones de habitantes, el equivalente
de habitantes de la capital de México, y una tercera parte de lo que pudiese
ser un cantón en China. Al parecer el manejo de la política económica ha sido
un verdadero desastre. Más de dos billones de dólares han ingresado al país por
concepto de la renta petrolera, pero existe un desabastecimiento en la
producción de alimentos, medicinas, importantes industrias paralizadas, que se
refleja en la angustia que viven miles de venezolanos que no consiguen
alimentos y otros productos esenciales.
Pudiéramos decir que es el reflejo de una
fracasada política socialista rentista, que solo con billetes ha tratado de edificar una
economía, sin echar las bases sólidas de una pequeña y mediana industria que
responden a las expectativas de todos los venezolanos.
La errónea política de hacer que el estado
venezolano sea dueño de todo, nos mantiene hoy en ascuas y pese a los esfuerzos
que nuestros líderes políticos hacen por conseguir más recursos, de nada sirve
si no se transforma el actual modelo en un sistema de producción que garantice
la la alimentación de la población. Al parecer los grandes proyectos e
inversiones se han convertido en “sal y agua”.
No hay derecho con todo el ingreso de la
renta petrolera que los venezolanos hoy día tengamos que hacer enormes colas
para acceder a los productos alimenticios de la cesta básica a lo largo y ancho
de toda Venezuela.
¿Qué
debería tomar en cuenta el gobierno? Eliminar el distorsionado control de
cambios, que ha convertido la paridad cambiar en una aberrante fuente de
corrupción. Luego el control de precios que ha limitado severamente las
capacidades de producción nacional.
De nada sirve un bien aparentemente es barato
pero que no se consigue. Eso es parte de lo que hoy acontece en Venezuela.
Luego otra acción que ha generado este despelote es la política de
expropiaciones que ha realizado el gobierno desde el 2007 y que ha ocasionado importantes pérdidas de capacidades
productivas en el sector agroalimentario, por solo citar un ejemplo.
Lo ocurrido con la empresa Agroisleña, que
operaba como financista de la producción agrícola y pecuaria y al pasar al
control del Estado quebró. Igual ha ocurrido con Lácteos Los Andes. La
expropiación de fincas, hatos y haciendas, ha hecho cesar la producción. En
Venezuela no se consigue un cartón de leche ni para remedio. El caso de la
leche es elocuente. En el país el único importador de leche es el gobierno
quien la revende a las empresas privadas para su envasado. Ello sugiere que la
pronunciada escasez de este producto es atribuible enteramente al gobierno,
quien funge como monopolista de este producto.
A las situaciones antes descritas, está la
lentitud del gobierno en la entrega de dólares para las importaciones, que al
desaparecer la producción nacional, ahora somos más dependientes de las
importaciones que en el pasado.
Por eso lamento que el gobierno no sepa darle
lectura a ese espectáculo del pueblo venezolano sufriendo por conseguir
alimentos. Sin más, es el reflejo de una
gestión muy inepta de la economía pero también el reflejo de un modelo
económico disfuncional basado en la propiedad estatal de los medios de
producción, que en nada se compara con economías como la china, chilena, o la
finlandesa, modelos socialistas, al socialismo que ha querido aplicar en
Venezuela.
El presidente Nicolás Maduro, viajó la semana
pasada a China con el objetivo de lograr que el país asiático le prestara “dinero fresco” para poder afrontar un año
especialmente difícil en materia económica. Pero los chinos han sido muy
cautelosos en resolver el problema de flujo de caja del gobierno venezolano.
Pese a que se reunió con ejecutivos empresariales chinos, con el presidente del
Banco de China y con el mandatario de aquel país, Xi Jinping, parece que la
respuesta a su solicitud de “dinero fresco” fue la misma que le dieron al
ministro de Economía, Marcos Torres, cuando viajó a China, el pasado mes de
diciembre. “Dinero no hay, lo que existe es la continuidad de los planes de
inversión”.
Sin embargo, no todo fue negativo para el
gobierno bolivariano. Pekín pidió tener el control de las empresas de la
Corporación Venezolana de Guayana (CVG) para aceptar su producción como aval
del préstamo que el presidente Maduro fue a solicitar, según una fuente
vinculada a las negociaciones citada por El Nuevo Herald de Miami. Esperaremos
la versión del presidente Maduro una vez arribe al país.
FORO C HINA-CELAC
Lo que si hay que destacar es que el Foro
China-Celac, realizado la semana pasada marca un hito en la dinámica presencia del gobierno chino
en América Latina. Así se concluye de la
conferencia ofrecida por el presidente Xi Jinping, quien pronosticó que el comercio entre China y los países de
Latinoamérica y el Caribe alcanzará en esta década la suma de los 500 000
millones de dólares, mientras las inversiones directas podrían rondar los 250
000 millones, China un mercado gigante, de más de mil 400 millones de
habitantes, es gran consumidor de materias primas y puede ser la alternativa
viable para sostener e impulsar
economías en precaria situación, como
Venezuela.
Jesús
Enrique Matheus Linares
jmateusli@gmail.com
@UranioMomoy
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