JESÚS ALBERTO BARRIOS |
Los representantes de la Iglesia Católica se
solidarizan con la angustia de los venezolanos por las dificultades económicas.
Al concluir la Asamblea Ordinaria 103, la
Conferencia Episcopal Venezolana señaló que el ejecutivo nacional ha elegido un
camino equivocado.
En el texto, la CEV confirmó que el
desarrollo nacional es incompatible con el modelo político y económico
planteado por el gobierno.
El mayor problema y la causa de esta crisis
general, es la decisión política de imponer un sistema económico de corte
socialista-comunista. Ese sistema es totalitario y centralista, establece el
control del Estado en todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de las
instituciones públicas y privadas, atenta contra la libertad y los derechos de
las personas y ha conducido a la ruina del país.
Compartimos totalmente el pensamiento de la
Iglesia. Venezuela adoptó el modelo estatal cubano. Centralización al máximo.
Esa es la característica esencial de la economía cubana: la bisagra que la
moviliza depende de los militares que están controlando un 75% del comercio
nacional a través de empresas que funcionan como pequeñas repúblicas autónomas
dentro de la paupérrima burocracia estatal.
La primera variable es la ideológica, el modelo señalado por la Iglesia
venezolana. Como el modelo socialista-cubano supone el control total del Estado
de toda la actividad económica, esta variable da a lugar a otra vinculada a la
corrupción administrativa. Ésta se expande a la par de los controles y se
convierte en la variable dominante en diferentes aspectos.
Muchas decisiones se toman atendiendo a los
intereses de grupos asociados a los controles. ¿Entonces como pretende el
gobierno corregir los desequilibrios de la economía, si Maduro define un
conjunto de acciones fiscales y cambiarias, en el caso que así lo hiciere, pero
a la par, contempla profundizar el modelo socialista-marxista, lo que implica
aumentar más la participación del Estado en la economía?
Eso nos llevaría a la próxima variable, la
falta de credibilidad, porque no hay confianza por las contradicciones. A estas
alturas y en esta situación, ningún agente económico cree en nada que diga
Maduro.
Cuando el presidente habla de algo que parece
sensato, nadie cree, piensa que son cuentos chinos. Esta combinación de cosas y
casos, de tantas incoherencias, es producto del modelo socialista que la
Iglesia define como camino equivocado.
Jesús Alberto Barrios R.
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob
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