GUSTAVO YEPES |
Cuando
uno va para algún lado, lo primero que hay que saber es hacia dónde se va. Eso
parece obvio, pero la experiencia demuestra que hay montones de gente que se
empeñan en llegar a quién sabe dónde, y en ello gastan enormes energías. Me
imagino que ya adivinaron a dónde voy con esta introducción.
El
régimen sabe, con toda certeza, a dónde va, cuál es su objetivo, el cual se
resume en pocas palabras: “mantenerse en el poder a toda costa”. Para ello ha
recurrido, y seguirá recurriendo, a todo tipo de artimañas. No vale la pena
enumerarlas porque las conocemos, pero creo que todo el país coincide, incluso
ellos aunque no lo puedan decir, que el régimen no es democrático, porque de
otra manera ya fuera parte del pasado, como debe ser en una democracia que se
respete.
La
oposición, por otra parte, está compuesta de diversos sectores que tienen una
visión distinta de adonde ir y cómo hacerlo, y esas visiones son respetables
porque de eso se trata la democracia.
Si
asumimos que lo anterior es cierto, es fácil deducir que el régimen se perpetuará
por siempre, o hasta que suceda lo que nadie quiere que suceda. Una solución a
esta posibilidad es que la oposición, o más bien sus dirigentes, terminen de
entender que para lograr resultados diferentes, debe hacer cosas diferentes. La
pregunta obligada es, ¿cuáles son esas cosas? En mi opinión, es fundamental que
se den las siguientes condiciones dentro de las filas de la oposición:
En
primer lugar, es importante que los dirigentes terminen de aceptar que este no
es un régimen democrático. Cualquier estrategia que se base en una premisa
falsa está destinada a fracasar.
En
segundo término, la única opción de ganar democráticamente, a través de
elecciones, pasa por una unidad verdadera, al menos en torno al objetivo. Es
importante respetar las diferencias, pero es más importante aún construir el
futuro con base en las coincidencias.
También es fundamental que la Unidad no sea sólo de partidos sino que se
incluya a la sociedad civil, a los estudiantes, a los movimientos sindicales y
a todas aquellas instituciones que han luchado desde diferentes frentes para
lograr un retorno a la democracia. Mientras nosotros, el soberano, percibamos
que cada quien anda por su lado, va ser cuesta arriba convencernos de ir a
votar en masa. El día que nos demos cuenta de que de verdad nuestros dirigentes
están unidos en toro a un objetivo común, ese día nadie podrá vencernos.
Tercero, los opositores deben ponerse de acuerdo en torno al objetivo. Si este consiste sólo en ir a elecciones, ya las perdimos; si la idea es pedir la renuncia, o jugar a que se caigan ellos solitos, pues sentémonos a esperar. El objetivo debe estar centrado en construir un futuro basado en el respeto a la Constitución.
Hoy
es evidente que quienes no estamos con el régimen somos mayoría, pero estamos
dispersos y tenemos en frente a un bloque minoritario, pero sólido y blindado
económica e institucionalmente. Mientras la oposición ande dando tumbos, y sus
dirigentes sigan halando cada uno para su lado, la continuidad del régimen está
garantizada. El día que tengamos claro cuál es la naturaleza del régimen y nos
unamos verdaderamente en torno a un objetivo común, la cosa cambiará.
Recordemos que los cambios no vienen solos. Debemos cambiar para que las cosas
cambien.
Gustavo
Yepes
gyepesp@gmail.com
@gyepesven
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