miércoles, 28 de enero de 2015

FERNANDO FACCHIN B. MEDIOCRIDAD Y RIDICULEZ

 “Nada va bien en un  sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos.” Napoleón.
En la semana que está por terminar hemos sido observadores de  estólidas incoherencias  distraccionistas contra la sociedad, los empresarios, los productores, mayoristas y distribuidores de productos de primera necesidad, por parte de una mediocre y ridícula dictadura mediática, amén del fracasado periplo de la familia miraflorina recién terminado. Definitivamente el chavismo y su causahabiente el madurismo, ha sido la maquinaria más eficiente para destruir al país y a la Sociedad venezolana. La recuperación de esa fatal plaga dejará ruinas eternas al país. Un gobierno que tiende a atacar y reprimir es un gobierno aterrado.

Hemos presenciado la estolidez de personas con la mediocridad incrustada en la frente y ante tanta mediocridad crece la corrupción, los intereses mezquinos y el servilismo, no hay virtudes. En la elite política gobernante hay individuos, que son lacras del Estado, seres que solamente están dispuestos a gozar de los beneficios que el poder les otorga, sin importarle el grado de mediocridad y ridiculez que deben asumir y con ello una insoportable vaciedad discursiva, un contorsionismo dialéctico y una pirotecnia léxica destinada a justificar lo injustificable, que confunde la política comunicacional con la inacción del gobierno, todo con despliegue del aventurismo de los arribistas políticos, demostrando una gran crisis orgánica por la pérdida  de la capacidad de convocatoria y la capacidad de ejercicio del poder.

Estamos obligados a un repensamiento político, evitemos la estupidez del maniqueísmo y la amoralidad que intenta una desvergonzada manipulación del discurso político, es conocido internacionalmente que nuestro país es víctima de una gigantesca estafa política denominada “chavismo/madurismo”, para cuyos seguidores, gobernar es ante todo traicionar.

El presidente y sus conmilitones tienen miedo de la verdad, por eso la enmascaran con cadenas mediáticas, tratan de taparla bajo absurdas amenazas y culpas, discursos simples, sin fuerza convincente, carentes de sentido y de la más elemental lógica, un espectáculo bochornoso la imposición mediática.

 “La mediocridad no es un precipicio, pero si es una pendiente”, una pendiente que empuja y atrae hacia el ridículo y de allí al fracaso, la mediocridad no conoce de moral, la mediocridad es un virus resistente, con ella surge el oportunismo y la audacia para escalar los escaños y las prebendas del poder sin méritos válidos, bajo total y abominable sumisión.

Estamos en el ocaso, eso perturba, la verdad, produce terror, se acaba un gobierno descalabrado, sin norte ni brújula, sin logros de ninguna naturaleza, plagado de corrupción, de asociaciones delictuosas, de descalabro económico, incremento de la pobreza, nepotismo y demás vicios suficientemente conocidos, sus actores deberán pagar por el daño causado al país,  decía Víctor Hugo “Ten miedo cada vez que no digas la verdad”

Las soluciones saturadas de ideológicas mentiras y culpas a otros, no servirán de nada. La realidad es implacable. Si queremos tener futuro,  debemps cambiar nuestra mentalidad y desechar para siempre las estafas ideológicas.

Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin

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