sábado, 3 de enero de 2015

EUGENIO MONTORO, LA DAMA DE LAS CAMELIAS COMO MADURO

EUGENIO MONTORO
         Alejandro Dumas fue uno de los grandes escritores populares franceses. Casi todos sus escritos tenían gran éxito. Sus más conocidos son “Los tres mosqueteros” y “El Conde de Montecristo”.
,        El cariño de los franceses hacia Dumas era tan grande que eventualmente sus restos fueron exhumados y colocados en el Panteón Nacional.
         Su hijo, de igual nombre, escribió una novela, inspirada en vivencia personal: “La dama de las Camelias”. La novela cuenta de Margarita, una prostituta de gran lujo de París, y de Alejandro quien se enamora perdidamente de ella. Margarita se ha ganado el sobrenombre de dama de las camelias pues todos los días compra un ramo de esas flores. Vive en un apartamento elegante y se viste con ricas prendas que pagan sus amantes, usualmente Duques y Condes.
         Pero el amor bueno va creciendo entre Alejandro y Margarita y un día se refugian en un pueblito cerca de París en donde son muy felices por varios meses.
         El padre de Alejandro se entera  y en privado aconseja a su hijo dejar el asunto, pues es bochorno en la familia y que su hermana necesita verle. Alejandro se niega y vuelve al pueblito donde le aguarda Margarita.. En sorpresa encuentra una carta donde la chica le dice que regresa a su oficio de cortesana y que se terminó el cuento entre ellos.
         Alejandro triste y enojado vuelve a la casa de su padre. Posteriormente se enteraría que su padre había hablado en secreto con Margarita y le rogó que dejara a su pobre hijo tranquilo para que fuese feliz.
         Margarita estaba enferma y eventualmente fallece.

         Si alguien creía que los culebrones de TV eran cosa moderna pues deben saber que esto lo escribió Dumas cerca de 1840 y ha inspirado muchas novelas, teatro y hasta la ópera “La Traviata”.
         Y a qué viene todo este cuento se preguntarán mis ya impacientes lectores. Pues solo se trata de lo mismo, uno en la dama de las camelias y otro en nuestro acontecer político.
         Como es claro el maluco de la novela es el padre de Alejandro. Él supone como deben ser las cosas y manipula a los tórtolos para que se olviden de la guachafa y hagan lo que él quiere para “que sean felices”.
         Pues igual cosa hizo Maduro en cadena nacional. Preocupado porque la comida, ropa y peroles no alcanzan para todos razonó sobre nuestro afán hacia el consumismo y que eso no era la felicidad. Consumir poco si nos hacía más felices.
         Si bien esta misma pendejada se la escuchamos a Chávez vuelve con renovada música pues pocos minutos antes Maduro se lamentaba de los bajos precios del petróleo que nos obligarán a consumir menos.
         Aceptaremos la payasada del consumismo feliz que aparentemente Maduro conoce pero no practica, como confusión revolucionaria. En lo que si Maduro quedó muy mal es que no dijo ni pío sobre el reajuste cambiario y le pasó el muerto a un Ministro para que luego informase. Posiblemente le dio repentino dolor de barriga por el miedo.
         Pobre Maduro de esta no lo salvan ni los tres mosqueteros de Dumas padre..
         Viva Venezuela.

Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67

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