lunes, 12 de enero de 2015

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR, JUAN BIMBA

ERNESTO GARCÍA MAC GREGOR
Nuestros aborígenes no dejaron pirámides que deslumbraran a los viajeros, y como no había metales preciosos pasamos a ser colonia de tercera. Con la paternidad irresponsable de los conquistadores, causa de nuestra marginalidad social y pobreza (no el imperialismo), se forjó un pueblo paupérrimo que convirtió la ignorancia en su cultura, la miseria en su aliada, la pobreza en su verdugo. Desde entonces, la penuria se convirtió en parte de la vida cotidiana sin que existiera el menor espíritu de superación. Más que vivir, parecían como pegados a la vida.

         Así lo describen nuestros costumbristas. En Cantaclaro por ejemplo, Gallegos relata como al morir la compañera de Juan, este exclamó: “¡Gua! ¿Cómo que se murió Ufemia? Con las tablas de la puerta fabricó el ataúd y allí mismo la enterró. Llamó al perro sarnoso y lo macheteó hasta descuartizarlo. Después arrasó el conuco, se echó el chinchorro al hombro y se fue”.
         La llegada del petróleo provocó el éxodo masivo de este aldeano con la consiguiente ruralización de las ciudades y la aparición de los cinturones de miseria. Luego comenzó un lento progreso. Se cambió el arado por el tractor y el curandero por el médico. Para 1959, el muñequito Juan Bimba, que usaba alpargatas, franela y sombrero de cogollo y que representaba el prototipo depauperado venezolano fue retirado por Betancourt, porque ya no simbolizaba al hombre de pueblo.
Pero la marginalidad solapada por el populismo de los gobiernos democráticos siguió igual. Las ciudades crecieron más que por el impulso de su propia vitalidad, por el aluvión humano que descarga sus frustraciones en barrios poblados de ranchos. El gran cambio positivo fue una sólida clase media que emergió propulsada por la migración europea y el esfuerzo creador.
Los 15 años de socialismo han echado todo para atrás. El reparto proselitista disfrazado de misiones y planes sociales hizo resurgir y fomentar la indolente ociosidad, la inercia ancestral y el conformismo. Mientras todo esto no se entienda, seguiremos llenos de Juan Bimbas que votarán por el chavismo. Que oiga quien tiene oídos...
Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor

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