domingo, 4 de enero de 2015

ENRIQUE PEREIRA, HAMBRE HOY, LIBERTAD MAÑANA.

No me queda duda, pasaremos hambre y la pasaremos haciendo una cola para comprar. Sol y lluvia con las tripas sonando.

No escucho ninguna medida en la dirección de corregir nuestros males, pero muchas que lograrán empeorar nuestra situación. El gobierno da tumbos; crea comisiones de trabajo, vicepresidencias e instituciones al tiempo que cambia sus muñequitos de un puesto a otro, sin lograr un solo resultado favorable. Convirtieron a Venezuela en un desastre, lo cual era difícil con la inmensa fortuna que manejaron y ahora no la pueden arreglar, lo cual es extremadamente difícil con la falta de recursos por la que atravesamos. Somos un condominio quebrado que no le puede pagar a los vigilantes, pero tampoco puede arreglar el ascensor.
Un presidente con 22% de popularidad y la brújula extraviada, no parece entender que se requiere consenso, acuerdos y humildad suficiente para poner en marcha acciones que nos ayuden a enfrentar el problema que se nos vino encima.  Estamos ya muy tarde y seguimos dando vueltas como el perro cuando se quiere morder la cola. Venezuela pide a gritos una gerencia de primer nivel. Se acabó el tiempo de improvisar.
Acabarán con la menguada actividad privada que valientemente se sostiene en pie y entonces tendremos que llenar las barrigas con gritos en lugar de comida. Si tenemos que depender del gobierno para comer nos quedaremos esperando por el café Fama de América, el aceite Diana la leche, el azúcar de sus procesadoras y la poca harina de maíz que alcanzan a entregar. La misma historia del cemento y las cabillas.
El hambre siempre termina en libertad. Sumiso el que come completo.
Las revoluciones producen los grandes cambios. Revolución –en términos físicos- es una vuelta completa y en términos políticos significa cambios en las estructuras sociales, de gobierno, producción y doctrina. El hambre empuja el cambio con mayor velocidad que los cuerpos de pensamiento El hambre produce anarquía y hace perder los miedos a las sociedades. Bueno no es, ro es así.
Los venezolanos hemos sido muy pacientes ante los atropellos de un gobierno que hace rato pasó la línea de la normalidad. El librito azul ha recibido pisotones, al tiempo que lo muestran a las cámaras de televisión como soporte de sus acciones. La Venezuela libre se llenó de presos políticos, de poderes dependientes y de conveniencias groseras que tapan la necesaria transparencia de un gobierno manirroto que está acabando con Venezuela.
La sociedad tiene miedo. Yo también. Es ese miedo que desaparece cuando la indignación rebasa los límites y el temor a que nuestros hijos pasen hambre nos arma de valor. Somos un ejército silencioso que cambiará hambre por libertad. Que nadie arrugue.
Enrique Pereira
vienegrande@yahoo.es
@pereiralibre

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