lunes, 26 de enero de 2015

EMILIO NOUEL V., UNASUR, DIÁLOGO Y ARRUGA

UNASUR, por intermedio de su Secretario General, Ernesto Samper, se ha pronunciado de nuevo acerca del diálogo político en Venezuela, después de haber dejado de lado el tema por muchos meses y de empeoradas las circunstancias,  cuyo alivio, por cierto, tampoco se ve por los lados del gobierno visto el discurso de Maduro ante la Asamblea nacional en días pasados.

Según Samper, en el ente multilateral “estamos pendientes de la situación social en Venezuela y listos para apoyar al gobierno del presidente Maduro en lo que sea necesario”. Por otro lado, reitera la propuesta de abrir un diálogo entre organizaciones sociales y políticas y el gobierno, con vistas a tomar decisiones sobre ajuste económico y así preservar la estabilidad política.
Con tal declaración ese ente, al menos en lo retórico, admite que hay una crisis grave y que el gobierno no está en capacidad de resolverla solo. Se huelen que la situación política interna podría pasar a mayores, habida cuenta del estado desastroso de la economía nacional y la perspectiva de profundización de él en virtud de la caída de los precios del petróleo.
Todo esto en el marco de un panorama general hemisférico en el que se advierten cambios y reacomodos, siendo el de la reactivación de las relaciones EEUU-Cuba uno de ellos, cuyas repercusiones a mediano y largo plazo no son aún muy claras, pero que tendrán incidencia en el gobierno de Venezuela, disminuida ya su influencia, que como se sabe, cabalgaba sobre una petrodiplomacia propia de tarambanas irresponsables.
El pronóstico para nuestro país no puede ser más sombrío. La incompetencia, el despilfarro y el latrocinio de un populismo salvaje han lanzado por el desaguadero cerca de un billón de dólares. Chávez y su sucesor han infligido a la Nación perjuicios nunca antes experimentados.  No sólo daños materiales e institucionales, también morales.
En los próximos meses podrían ocurrir eventos políticos y sociales de consecuencias espantosas en nuestro país, y ojalá no sucedieran. Ya la nefasta conducción gubernamental que tenemos ha producido efectos irreparables. No se ve voluntad para enderezar un rumbo desatinado.
Si no se adoptan las medidas económicas correctivas de manera perentoria, si se sigue corriendo la arruga, nos hundiremos todos sin excepción.   Gobierno, oposición y pueblo seremos las víctimas del desastre tantas veces anunciado.
Estamos convencidos de que los que están al frente del gobierno no tienen idea de cómo resolver el macro-entuerto que ellos crearon. Simplemente, porque  no comprenden lo que está sucediendo; no tienen la capacidad, el conocimiento ni la experiencia para ello. Además, la ideología tóxica que los inspira los incapacita y sus conflictos internos los paralizan.
Sólo un gobierno de transición podría enrumbar el país hacia su normalización, que no será indolora. Medidas draconianas  habrá que tomar, el daño es enorme y requerirá de tiempo para remediarlo. De allí que deba contar con el mayor apoyo político y una amplia aceptación popular, sin olvidar el sostén de actores externos, gobiernos o instituciones internacionales.
Ese gobierno de emergencia debe salir de un diálogo realista y sincero en el que participen todas las fuerzas políticas y sociales que estén conscientes de lo que se está jugando el país.  
Si UNASUR, CELAC, OEA, el Vaticano o cualquier otro actor internacional han hecho la correcta valorización de nuestra angustiosa y peligrosa situación, deberían de manera más activa y por los canales que corresponda, ejercer presión sobre el gobierno venezolano, que terca e irracionalmente se sigue negando a entenderse con los sectores políticos y económicos de la Nación.
Las encuestas registran un aplastante rechazo de la conducción gubernamental. La población está harta de las penurias, del desabastecimiento de productos básicos y de la matanza diaria de una criminalidad desbordada en las calles por falta de gobierno. 
Si el gobierno nacional sigue posponiendo las medidas necesarias para salir del hueco en que nos metió, y pretende dar largas que le permitan mantenerse en el poder  a la espera de un milagro celestial, lo más seguro es el colapso definitivo.
Aunque no esperamos mucho de la entelequia que es UNASUR, quien quita que allí sí se pueda producir algún milagro que ayude a los venezolanos a salir de la tragedia que están viviendo.  
Emilio Nouel V.
@ENouelV
Emilio.nouel@gmail.com

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