“Las democracias modernas no se consolidan con picaros que acomodan las leyes a su antojo”. Dr. Omar Bruno De Marchi – Diputado argentino
DORIAN GARCÍA G. |
Hay
quienes están condenando el futuro de su entorno, de sus propios hijos. Durante
los últimos 17 años, la destrucción institucional que se acomete en Venezuela,
ha venido aconteciendo gracias al temor de muchos y la impunidad de una minoría
que se privilegia de su desvergüenza. Son acaso conscientes, algunos diputados
y jueces, del infortunado papel que juegan en la historia. Algo está claro,
preparan el terreno para la impunidad futura. Y aún sabiendo que no están bien
sus descarríos, les da lo mismo hacer lo
que los pillos en retirada. Sus acciones los colocan en la lista.
Es
vergonzoso advertir cómo instituciones Estatales venezolanas pueden estar
dirigidas por verdaderos gánsteres. Nos toman por tontos y ellos, los
“revolucionarios” que hoy están seguros de que no van a ser tocados por la
historia, seguramente arden en cólera por estas palabras que solo promueven
nuestro desconcierto a tanta impunidad de quienes se han hecho, en estos 17
años, un país a la medida de sus apetencias. Al retorno de la Justicia, habrá
mucho que explicar para que estos despropósitos no pasen como meras leyendas
urbanas; que estos pusilánimes personajes respondan al apropiado examen
disciplinario de la historia será inevitable.
SECRETO
A VOCES
Hay
quien usa la impunidad con descaro para comprar conciencias y favores de sus
pares. El país conjetura sobre un capitán, dado de baja por su participación en
el golpe de Estado acometido contra el presidente Carlos Andrés Pérez, cuya
incalculable fortuna le ha convertido en el hombre más sospechado de la
Venezuela boliburguesa.
Por
ese mismo redil, el país tamiza la notoriedad de figuras que difícilmente
hubiesen podido alcanzar boga, como privilegiadas, por propio patrimonio.
Encontramos a maestros, conductores de taxi y autobús, entre otros, coronarse
de nepotismo y hacer vida de magnates. Quién grita ensordecedoramente en el
campo del silencio cómplice.
Y
vienen a la mente tantos nombres, El futuro deberá proponer un costo político y
el pago a satisfacción a los ciudadanos; corrección y honor al país. Cuando el
final se acerque, las ratas huirán, brotarán presurosas a buscar refugio. Pero
también saben que el mundo se les ha hecho pequeño. No hay ningún listado;
ellos saben que sabemos, que están en la lista. Los buscaremos.
Dorian
Garcia
doriangarciag@yahoo.es
@doriangarciag
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