miércoles, 7 de enero de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., UN PROLONGADO E INSOPORTABLE INFIERNO

CARLOS E. AGUILERA A.
Estos recientes días de Pascuas y año nuevo, nos permitió olvidar por instantes la terrible pesadilla que vivimos los venezolanos, atosigados por los múltiples problemas que nos aquejan por la ineptitud de quienes arropados en una falsa bandera del socialismo, han sumido al país en la más dolorosa tragedia económica política y social, que jamás había experimentado la nación desde su nacimiento.

Y es que esos días el ser humano se mueve en dos realidades, la exterior y la interior. La primera se caracteriza por situaciones, circunstancias, acontecimientos y actos, y la segunda, por estados mentales y emociones, hábitos psíquicos y sentimientos. Y aún cuando ambas realidades se interpenetran, es necesario ser consciente y obrar adecuadamente y fluir en armonía entre ellos. Para ello es menester recoger y custodiar la energía interior, ya que cuando la mente se vuelve hacia el interior se vivencia el “si mismo” y se recoge la mente en el corazón para poder vivir espiritualmente.

Pero, es una armonía que dura pocos días, es decir,  durante su tránsito entre la Navidad y el año nuevo, pues nuestro cuerpo y espíritu despierta de la horrible pesadilla que se vive, en un país en el que prosiguen multiplicándose los problemas. como el descenso  del precio del crudo venezolano que golpea crudamente la economía nacional; el incremento de la inseguridad; el número de personas fallecidas que colman la capacidad de la morgue capitalina; el creciente número de jóvenes que abandonan la patria en busca de nuevos horizontes y porvenir; el nepotismo; abuso de poder; el desempleo; impunidad y la constante mentira y engaño que Maduro y sus acólitos utilizan en su pretensión por disimular la horrenda crisis, que según expertos economistas de las más calificadas universidades del país, nos espera en el año que recién se inicia.

Marco Tulio Cicerón, filósofo, orador y político romano señaló en cierta ocasión que “ la verdad se corrompe tanto con la mentira, como con el silencio”, es decir, el que calla daña tanto la verdad como el que la oculta o la distorsiona con la mentira. Y nada más cierto.  Maduro con el pretexto de que Leopoldo López, es autor de una supuesta serie de hechos que van desde la instigación pública, agavillamiento (asociación para delinquir), daños a la propiedad e incendio, lo mantiene preso en Ramo Verde desde hace once meses, y de manera burda e irresponsable, expresa que la “única forma de que firme un indulto presidencial a su favor, sería mediante un canje con el líder independentista puertoriqueño Oscar López Rivera, “pelo a pelo, hombre a hombre” , como si se tratara de un vulgar delincuente canjeado al estilo de la mafia.

En este gris espacio de quiebra de la racionalidad, se desenvuelve desde hace tiempo el discurso de Maduro y sus segundones en todos los niveles de la administración pública, y de los poderes secuestrados por el ahora inexistente  socialismo del siglo XXI. Es manifiesto su miedo a perder su escasa popularidad entre su misma gente del PSUV, en cuyos cuadros ya existe un rechazo a su gestión, pues consideran que su ineptitud ha permitido que la oposición avance arrolladoramente en las encuestas, que lo ubican con apenas un 22% de favoritismo, reflejando en  consecuencia una inevitable derrota en las próximas elecciones parlamentarias.

Entre otras cosas,  Maduro  no sabe que en el año 1985 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los “Principios Básicos Relativos a la Independencia de la Judicatura”, entre los cuales destaca que los jueces resolverán los asuntos que conozcan con imparcialidad, basándose en los hechos y en consonancia con el derecho, sin restricción alguna y sin influencias, alicientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo.

Desconoce obviamente el inquilino de Miraflores,  que la independencia de la Función Judicial es además un derecho de todas las personas, consagrado en la Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 8.1 el cual establece: “ Toda persona tiene el derecho de ser oída por un  juez o tribunal competente, independiente e imparcial”. De esta manera, la Corte Interamericana ha señalado que “toda persona sujeta a un juicio de cualquier naturaleza ante un órgano del Estado, deberá contar con la garantía de que dicho órgano sea imparcial y actúe en los términos del procedimiento legalmente previsto, para el conocimiento y la resolución del caso que se le somete”.

¿Qué podemos pensar de un Estado en el cual se principal órgano administrador de justicia resuelve únicamente a favor del gobierno, con la mayor desfachatez y en franca contradicción con la independencia judicial?.

Por la razón anteriormente indicada un grupo de abogados venezolanos realizó una investigación plasmada en un libro cuyo título es “El TSJ al servicio de la revolución”, basado en un estudio de más de 45 mil sentencias  dictadas entre los años 2004 y 2013 por las Salas Constitucional, Político, Administrativa y Electoral, encargadas de controlar los actos del gobierno. La conclusión, sorprendería en cualquier parte del mundo, pues el TSJ jamás ha emitido un fallo en contra del régimen, y su estudio demuestra además que, ante cada decisión política, que haya generado polémica, existe una resolución del TSJ que respalda dicho dictamen.

Como corolario debemos decir que nunca se ha cuestionado o abolido alguna política pública del gobierno (¿) , así como las expropiaciones a sectores privados, la intervención del régimen en la economía , controles de divisas, costos y precios o las estatizaciones y tampoco se ha declarado con lugar ninguna acción de amparo constitucional ejercida contra Chávez primero y ahora contra Nicolás Maduro, y menos aún, se ha revocado o trastocado una ley aprobada por la Asamblea Nacional.

Es fácil inferior en consecuencia, que las funciones Ejecutiva y Legislativa del Estado necesitan de la Judicial para subsistir, necesidad ésta que es recíproca, lo cual genera un círculo vicioso en un agujero negro o mejor dicho en palabras del coautor de la obra, Antonio Casanova: “los políticos quieren permanecer en el poder y que los tribunales garanticen la supervivencia de la revolución  y en contrapartida, los jueces al prestarse a esta maquiavélico juego aseguran sus cargos”.

Estamos en presencia sin duda alguna de un régimen forajido, en el que se vulneran todos los derechos contemplados en la propia Constitución, y que no tiene empacho en pretender eternizarse en el poder a “troche y moche”,  sin importarle las consecuencias que deriven de hechos, que se pudiesen originar en su desvarío comunista dictatorial.

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.