jueves, 22 de enero de 2015

CARLOS E. AGUILERA A., LA SOBERANÍA PATRIOTERA CHAVISTA

La impertinente y cansona publicidad que el régimen pregona en los medios de comunicación impresos y radioeléctricos, en torno a  la soberanía de la patria, así como en el aspecto económico, social y político, solo es un mensaje en el que se le culpa al imperialismo capitalista de todos los males que padece actualmente el país. Pretenden esconder la realidad evitando la racionalidad para recubrirla de una retórica inflamatoria y ofensiva en la que se observa sus contradicciones e incoherencias.

A la escasez de alimentos que padece el pueblo venezolano desde hace tiempo, Maduro, ministros y acólitos del régimen culpan a la guerra económica  supuestamente orquestada por empresarios comerciantes y la oposición,  la cual atenta según refieren sin empacho alguno, contra la “soberanía alimentaria”. Similar situación ocurre con la insuficiencia de de insumos y medicinas, que ha generado una angustiante situación a una densa población de pensionados y adultos mayores, quienes no solo ven que su salud se deteriora cada día más y más, sino que el dinero que perciben no les alcanza para su subsistencia. El cementerio en el que descansan muchas víctimas de esta siniestra  política, describe la cruda y descarnada realidad de un discurso populista y demagógico.

¿Cómo puede ser soberano un país como el nuestro, reducido a una contumaz ruina tras 15 lagos años de manejo irresponsable y abusivo de sus recursos? A ello se suma la carestía de la vida, la violencia en todos su estratos, la inseguridad ciudadana, el monopolio de la ley, la ineficiencia administrativa oficial, la manifiesta y desfachada corrupción, la persecución política a líderes de la oposición, la violencia que ponen de manifiesto los dirigentes del partido del gobierno que lanzan denuestos, insultos, y cuanto desatino se les antoja y que constituye la violencia predicada como norma del Estado y por último la subyugación total a un régimen extranjero como el cubano, que sin duda constituyen una cínica y grosera demostración del descalabro de la soberanía.

Muchos venezolanos se preguntan ante tales evidencias, puestas de manifiesto por quienes detentan los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ¿como es posible que se ha ya llegado a tales extremos pues la sociedad día a día se desmorona por el irresponsable manejo de los destinos del país, hoy sobrendeudado por la depreciación inmisericorde que nace de la depredación del aparato productivo, lo cual  lo convierte en  un Estado fallido.

La Escuela de Salamanca en su época de oro en el siglo XV sentenciaba: cuando una sociedad política es constituida, la autoridad del Estado es de origen humano, su naturaleza es definida por la gente involucrada, y de esta manera los principios que rigen las sociedades que hoy en día se enmarcan dentro de la categoría de colectivos civilizados incluyen indefectiblemente el imperio de la ley, que no depende la voluntad de una persona; el equilibrio, la independencia y la fiscalización mutua entre los diversos poderes del Estado; la seguridad jurídica y la alternabilidad en el ejercicio del poder.

Para eruditos autores del tema, la soberanía, en un mundo interdependiente, no es autarquía y lo contrastan a la China de Mao con la actual, como botón de muestra. Lo demás es patrioterismo, como bien lo señaló Samuel Johnson y este columnista agregaría que es necesario unir y no dividir y para ello debemos contar con la inteligencia de un pueblo, que anhele alcanzar una verdadera y auténtica soberanía, tan venida a menos en estos últimos tiempos.

No se puede seguir engañando a un pueblo con mensajes que falsean la realidad, cuando la misma constituye una horrible pesadilla difícil de ocultar. El abuso del poder está llegando a extremos inauditos, como prohibir se tomen fotografías de las colas de cientos de hombres y mujeres en las puertas de los supermercados privados y del estado, como los Bicentenarios, que en su mayoría exhiben anaqueles vacíos, y además culpar del desabastecimiento a la “izquierda golpista y antipatriótica, al imperialismo, al poder mediático de los burguesía, a la iglesia católica y a los traidores de la patria propietarios de empresas y comercios que generan la guerra económica y golpista para derrocar a Maduro” (sic) Una chuleta que repiten como loros en cuanto sarao montan, con el pretexto de apoyar el legado del difunto Chávez,  de quien exhiben pancartas, pendones , franelas y  gigantografías, con consignas ideologizantes matizadas del pensamiento único, el cual por cierto el Papa Francisco advirtió en fecha reciente en su homilía que “ mata la libertad de los pueblos y de las conciencias”, al mismo tiempo que advirtió que “es un pensamiento cerrado que no está abierto al diálogo a la posibilidad de que haya algo más (….)”.

La única realidad parece ser el cambio permanente y por eso el discurso de la oposición debe adecuarse con urgencia para evitar hacer el ridículo al afirmar una cosa y vivirla de manera diferente.

Mientras tanto, es latente la realidad de pobres emergentes, temerosos de que la violencia siga con su carga de muerte y de miedo. Esa es la realidad (….) acaso la única verdad, como afirmaría Perón en su exilio en Madrid.

Carlos E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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