ANTONIO JOSÉ MONAGAS |
Las realidades actuales evidencian el juego perverso que resulta
de la política cuando intereses oscuros se prestan para desactivar formalidades
e instaurar decisiones gubernamentales cargadas del más grosero populismo.
Impresionar a otros con base en supuestos falsos o ilusas
pretensiones, es como moverse al borde de un abismo. Por eso, los españoles
recurrieron a un conveniente aforismo para aludir a situaciones en las que por
mucho que alguien trate de aparentar algo que no es, realmente no llegaría a
serlo. Es un problema emocional que bien ha sido estudiado por las teorías de
la comunicación, de la gestualidad y del comportamiento humano. Sin embargo,
para la ciencia política este problema pudiera tener otra lectura. Una lectura
que, en principio, animaría algunas contradicciones dado el terreno fangoso en
el cual se mueve buena parte de su praxis. Sobre todo, cuando ésta se encuentra
contaminada de malevolencia, hipocresía y virulencia.
La sociología política demuestra que el hombre es ese algo de lo
que pretende ser. Sólo que para salvar las distancias que la moralidad y la
ética social establecen, busca valerse de oportunidades para argumentar la
falta de entereza que extrañamente puede tener en medio de crudos tropiezos. Es
cuando en el fragor de una política utilitaria, o en el desenfreno de la
micropolítica, la política aprueba y apoya aquel precepto que reza: “el fin
justifica los medios”. De ahí que para Benjamín Disraeli, político y escritor
inglés, “el ejercicio de la política puede definirse con una sola palabra:
disimulo”. Sin duda, tal afirmación evidencia el juego perverso que resulta de
la política cuando intereses oscuros se prestan para desactivar formalidades e
instaurar corrompidos mecanismos de institucionalización de decisiones
gubernamentales cargadas del más grosero populismo.
Lo que hasta acá se ha explicado, tiene que ver con la dualidad
que se recoge del problema que se da cuando el hombre confundido o agobiado,
deja manipularse por la incertidumbre o por la dubitación. Y aunque ello pueda
ser propio de la naturaleza humana, toda vez que el asedio de las actuales
realidades tiene la fuerza necesaria para provocar alguna variación en la toma
de decisiones que guían lo cotidiano, pudiera pensarse que en medio de dicha
situación se tiene otro problema. Éste, vinculado con la ambigüedad que incita
el dilema que se vive de cara a la elección necesaria. E incluso, con el
desconocimiento que puede padecerse ante las razones que inducen tal equívoco.
Es cuando lo de que “el hábito no hace al monje”, adquiere
interpretaciones que pueden contradecirse o no. Todo ello, a partir de razones
fundamentadas en el intelecto y la moral de cada quien. Aunque no siempre
pareciera fácil asumir y mantener la postura moral que exige esta realidad. Y
justamente, ahí está la dificultad de todo este problema. De manera que
asegurar realmente que “el hábito no hace al monje”, no necesariamente es un
asunto de actitud. Es particularmente, un problema de moralidad y ética. Sólo
que si se atiende aquello de que la política según Louis Dumur, escritor suizo,
es “el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a
ellos” entonces se tendrá expresa razón para asentir que “el hábito no hace al
monje”. Y este es sólo uno de esos preceptos que marcan.
VENTANA DE PAPEL
LA POLÍTICA EN ENTREDICHO
De política se ha escrito mucho. No sólo sobre la política como
ciencia, arte o pensamiento. También en cuanto a su ejercicio lo cual ha
motivado curiosas conclusiones que no por extravagantes, dejan de ser ciertas.
Sobre todo, cuando resultan de la interpretación que ha ganado en el terreno de
la calle, en el espacio del pueblo, o en el ámbito de comunidades que han
padecido los maltratos de injustas decisiones tomadas por causas políticas. Tan
contundente ha sido esto, que el escritor y poeta italiano, Arturo Graf, llegó
a decir que “la política es demasiado a menudo el arte de traicionar los
intereses reales y legítimos, y de creer otros imaginarios e injustos”. Fue
quizás la razón para que Woody Allen, actor y escritor estadounidense,
expresara que “la vocación del político
de carrera es hacer de cada solución un problema”.
De modo que con apreciaciones de esta naturaleza, la noción de
política pudiera salir afectado de la situación a la que ha llegado. Sin
embargo, sumado a la resonancia de consideraciones de este tenor, cabe agregar
la precariedad que acusa el hombre de “a pié” sobre cultura política y que sin
duda tiene un directo impacto sobre la manera de cómo ha venido acentuándose la
corrupción como problema de gobierno. Con razón, Louis McHenry Howe, político estadounidense, alcanzó a
decir que “nadie puede adoptar la política como profesión y seguir siendo
honrado”. O como lo manifestara Carlos Marx, filósofo y economista alemán.
Asintió que “el poder político es simplemente el poder organizado de una clase
para oprimir a otra”.
De ahí que para muchos, resulta bastante difícil hacer compatible
la política y la moral pues en esencia, sus concepciones lucen antagónicas a la
hora de valorar sus objetivos inmediatos. En fin, las tentaciones a las que
incitan las nuevas realidades toda vez que las apetencias y frivolidades
traicionan y desvían sus primigenias intenciones, enmarañan las inferencias que
de adagios o sentencias populares pueden hacerse. Por tanto, entre tantas dificultades no hay duda de que
se vea a la política en entredicho.
POR TODO LO ALTO
Ni siquiera, la mayor atracción turística de Mérida, su
Teleférico, cuando funcionaba, llegó a animar la movilidad de la ciudad, ni
tampoco a generar el ingreso que recibe Mérida a través de sus servicios, como
el que logra la llegada de casi cinco mil motorizados cada inicio de año. Esta
vez, la Organización Biker Mérida preparó nuevamente el Encuentro de Motos de
Alta Cilindrada para así volver a situar a Mérida en la cúspide de la pirámide
turística trazada a partir del impacto que distintos eventos nacionales y regionales
determinan en aras del consabido desarrollo turístico. Biker Mérida Alta
Cilindrada, volvió a la palestra al planificar, administrar, coordinar y
controlar la realización de tan gigantesca concurrencia que provoca el
desplazamiento de moteros de todas partes de Venezuela hacia Mérida.
La empresa organizadora, dirigida por el ingeniero José Luís
Almeida, en compañía de empresarios igualmente emprendedores, preparó múltiples
actividades en equipo con entes públicos y privados regionales y nacionales.
Por consiguiente, se dirigieron esfuerzos para brindarle el máximo beneficio a
la economía merideña deviniendo al mismo tiempo en plataforma de ayuda a
instituciones cuyas actividades responden a propósitos de índole social y
cultural. No obstante las quejas de merideños sensibles a los estruendos propios de motores altamente
revolucionados, obligaron a la Organización a tomar medidas restrictivas y
hasta disciplinarias para evitar el tránsito de motos por ciertos sectores de
la ciudad.
Aunque hubo algunos moteros cuyo comportamiento desdijo de las
normas de urbanidad pautadas por la empresa Biker Mérida como requisito de
participación. Sin embargo, visto el momento en líneas generales, la
realización del referido Encuentro Biker Mérida 2015, superó en calidad y
seguridad a anteriores. El monitoreo de su logística, tanto como su evaluación,
llevó a que se incrementara la cooperación de empresas locales y nacionales.
Esto garantizó un final del evento con cero accidentes, ningún tipo de
incidente que lamentar, ni tampoco desencuentros con autoridades de resguardo
del Orden Público o vecinos adyacentes al Complejo Metropolitano, sitio éste
donde se efectuó el Encuentro.
Los soleados días del enero merideño, permitieron la placentera
ocasión de proyectar visitas a pueblos y lugares de capital importancia en
materia de desarrollo turístico. Puede entonces concluirse, que el Encuentro de
Motos de Alta Cilindrada, definitivamente se convirtió en el evento de mayor
impacto que tiene Mérida en los 365 días de cada año. En consecuencia, vale
reconocer que este Encuentro Biker Mérida, se dio por todo lo alto.
“Las apariencias enfundan propósitos que, por momentos, en nada se
corresponden con las ideas que el mismo disfraz o exterioridad intenta
reflejar”
AJMonagas
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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