ANDRÉS OPPENHEIMER |
Aunque otros eventos dominaron los titulares,
la noticia más importante para América Latina en el 2014 — y la que tendrá el
mayor impacto en el futuro cercano — fue la impresionante caída de los precios
mundiales del petróleo.
Claro que otras noticias como el reciente
anuncio del presidente Barack Obama de que normalizará las relaciones con Cuba
y la reelección de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, tendrán un impacto.
Pero nada sacudirá tanto al mapa político regional como la caída de los precios
del petróleo, que se han desmoronado en un casi 50 por ciento desde junio hasta
llegar al nivel actual de $55 por barril.
Según un nuevo estudio del Fondo Monetario
Internacional (FMI), se trata de una tendencia que probablemente no será
pasajera.
De acuerdo con el estudio, elaborado por los
economistas del FMI Rabah Arezki y Olivier Blanchard, los mercados de futuros
sugieren que los precios del petróleo se recuperarán ligeramente y llegarán a
unos $73 por barril en el 2019.
Sin embargo, los precios petroleros seguirán
deprimidos en comparación con sus niveles de los últimos años, cuando
registraron a un récord de $145 por barril en el 2008, señala el informe.
Entre las principales razones de la caída de
los precios está la revolución energética que está ocurriendo en Estados
Unidos, gracias a la nueva tecnología de producción de petróleo conocida como
“fracking”, o fracturación hidráulica, y la disminución de la demanda mundial
de petróleo.
Los países importadores de petróleo serán los
grandes ganadores, y los exportadores de petróleo — como Rusia, Venezuela y
Ecuador — los grandes perdedores.
En América Latina, el país más afectado será
Venezuela, donde el petróleo constituye el 95 por ciento de las exportaciones
totales del país, indica el estudio. Desde la revolución socialista de 1999 del
fallecido presidente Hugo Chávez, Venezuela ha prácticamente acabado con su
sector privado, y ahora depende más que nunca del petróleo.
Venezuela ya tiene una inflación anual del 70
por ciento, la más alta del mundo, y su economía se contrajo un 3 por ciento
este año. La mayoría de los economistas coinciden en que si Venezuela no adopta
medidas urgentes de austeridad y estimula las inversiones privadas, el país
será afortunado si puede evitar la hiperinflación y el caos económico y
político en los próximos años.
Venezuela ha pasado de ser un importante
protagonista de la diplomacia regional — que financió a más de una docena de
países latinoamericanos y caribeños a cambio de su lealtad política — a
convertirse en un jugador cada vez más débil.
La influencia de Venezuela en la región ha
sido directamente proporcional a los precios mundiales del petróleo: cuando los
precios estaban llegando a un récord histórico a mitad de los 2000, Chávez
pretendía convertirse en líder del Tercer Mundo. Ahora, Venezuela ni siquiera
puede evitar que su aliado más cercano, Cuba, se acerque a Estados Unidos.
Brasil, México y Argentina, también serán
perjudicados por la caída de los precios del petróleo, pero muy poco comparado
con Venezuela o Ecuador.
Con los precios deprimidos, se le hará más
difícil a Brasil y Argentina atraer inversiones para sus recientemente
descubiertas reservas petroleras. Y México tambien tendrá más dificultades para
atraer las inversiones que esperaba después de aprobar su gran reforma
energética este año, dicen los economistas.
Sin embargo, otros factores van a compensar
estas potenciales pérdidas de inversión para estos tres países. Por ejemplo, se
espera que China y Estados Unidos, los dos principales importadores de petróleo
que se beneficiarán de la disminución de los precios, aumentarán sus compras de
productos latinoamericanos.
Mi opinión: Es cierto que el deshielo entre
Estados Unidos y Cuba y la reelección de Rousseff tendrán un impacto político
en toda la región, pero tal vez no tanto como muchos piensan.
La apertura de Obama hacia Cuba será
debilitada por el Congreso, controlado por los republicanos, y el régimen de
los hermanos Castro en Cuba torpedeará cada tanto su acuerdo con Washington,
porque necesita un enemigo externo para justificar la represión interna en la
isla.
Y Rousseff iniciará su segundo mandato como
uno de los presidentes brasileños más débiles de la historia reciente. No sólo
cerca del 50 por ciento de los brasileños votaron en su contra, sino que
también enfrentará una importante oposición en el Congreso, y crecientes
acusaciones de corrupción gubernamental por el escándalo de la empresa
petrolera Petrobras.
Ninguna de estas noticias afectará a la
región tanto como el colapso de los precios del petróleo. De pronto, los países
petro-populistas se han vuelto débiles, y los que tienen gobiernos que han
mantenido políticas económicas responsables se ven cada vez más firmes en la
escena regional. Las cosas están cambiando.
¡Feliz Año Nuevo!
Andres
Oppenheimer
aoppenheimer@elnuevoherald.com
@oppenheimera
Fuente:
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es
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