martes, 15 de julio de 2014

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, LA DEGRADACIÓN COMO HÁBITO, DESDE ARGENTINA

"Llegará un día en que nuestros hijos, llenos de vergüenza, recordarán estos días extraños en los que la honestidad más simple era calificada de coraje" Yevgeny Yevtushenko

¡Qué semanita! El miércoles, la selección nacional le dio un respiro a los argentinos y, con la victoria y la consecuente clasificación para el partido final de hoy, trajo alegría a un pueblo acongojado por una realidad que, cada día, lo aprieta cada vez más. El proceder de Mascherano dijo mucho de la recta moral y de las virtudes simples, escondidas detrás de nuestra tradicional viveza criolla, que tanto nos perjudica en el mundo. Tengo que confesar que me equivoqué cuando comparé al equipo argentino con la sociedad, es decir, muchas estrellas individuales y poca posibilidad de trabajar juntos, lo cual fue claramente desmentido en la arenga de este jugador al plantel.

Gracias a Dios, comenzó con la entrevista que logró Jorge Lanata de Catalina Hornos (clickear:http://tinyurl.com/phhyoqs). Esta joven, especialmente en un momento en que sentimos tanta vergüenza y un profundo asco por la situación a la que nuestra propia anomia nos ha llevado, me hizo recordar que aún quedan reservas morales y sociales que nos permitirán reconstruir la nación que supimos ser. Para fortalecer esa esperanza, releí la carta con la que Elpidio González, Vicepresidente de Marcelo T. de Alvear (1922/28), renunció a percibir la pensión que le correspondía por haber ejercido tal cargo; la pongo a su disposición, porque revela cómo éramos hace tiempo.

El lunes, la embestida de Giles Carbó contra el Fiscal Campagnoli terminó en un nuevo papelón, tanto por la postergación de la discusión acerca de la composición del fracasado jury de enjuiciamiento cuanto por el pedido al FBI norteamericano para que identifique a quienes, en Twitter, se expresaron críticamente contra algunos de sus miembros, solicitud que fue, como era imaginable, rechazada y, además, desmentida por el oficialismo.

El 9 de Julio, la Presidente demostró el profundo desprecio que siente por todos los argentinos o, quizás, su miedo cerval a los ventiladores. Aún con la preocupación acerca de lo que puede decir si va preso, encomendar al delincuente Guita-rrita encabezar el acto de conmemoración de nuestra independencia fue un verdadero cachetazo a la dignidad de todos, incluidos los funcionarios a los que envió a poner la cara y soportar los dislates que, con tono épico y triunfal, gritó Boudou en un espacio pequeño y cerrado. Porque, convengamos, una cosa es que Cristina lo siga bancando y otra, muy distinta, es que nos infiera la ofensa imborrable que constituye este gesto. ¿Qué habrán sentido los peronistas mientras este ladrón se arropaba en la gestión del General muerto? Realmente, hemos caído muy bajo, y la degradación se ha transformado en costumbre.

Tal como previmos, la gravísima crisis económica a la que la mala praxis, la ignorancia y la maldad de este gobierno nos ha llevado innecesariamente, ha comenzado a sentirse fuertemente sobre el poder adquisitivo de los salarios y sobre la estabilidad de los puestos de trabajo y, en el caso de los jubilados, literalmente sobre la posibilidad de sobrevivir al hambre y la marginación. Las cúpulas sindicales enroladas en la CGT de Caló dejaron de luchar por la suerte de sus afiliados, y éstos han reaccionado apoyando a las comisiones internas, en general provenientes de la izquierda más combativa. El martes, en la ruta Panamericana y en la Gral. Paz, como antes en muchas provincias, se cayó para siempre otra máscara del “relato”, la no “criminalización” de la protesta social, y una vez más se debió recurrir a la inmisericorde Gendarmería para liberar los caminos.

Espero, arriesgándome a que me apliquen la ley de 1951 que reprime a quien atente contra los intereses nacionales, que las visitas de Vladimir Putin y Xi Jinping no representen la llegada de veinte mil millones de dólares frescos a las arcas del Gobierno; aparentemente, y dado el proyecto que tiene media sanción del Senado, no será así sino que, al menos en el caso de China, se tratará de un depósito en yuanes en el Banco Central –y de pesos en su homólogo- para que sirvan como alternativa al dólar en el comercio bilateral y que, la semana próxima, cuando pase por Diputados, estarán fuera del alcance de los tribunales locales de ambos países. Porque, si fueran destinados a gastos generales, seguramente serán robados por los Kirchner para intentar mejorar la alicaída economía personal de los argentinos y, en su imaginación, permitir que el ¿Frente para la Qué? volviera a ganar las elecciones.

Si la excusa para pedir esos fondos pasa por las represas Cepernic y Kirchner en Santa Cruz, será todavía peor. Serán construidas, con enormes sobreprecios como siempre, por las empresas de LázaroBóvedas Báez y Gerardo Cablecito Ferreyra, testaferros de doña Cristina y de Carlos Chino²Zannini; pero, además, no tienen garantizada, por escaso caudal, la generación de energía hidroeléctrica, estarán ubicadas tan lejos de las redes de transporte que se requerirá una fortuna para conectarlas al sistema y, en el orden de prioridades, están ubicadas después de los treinta primeros e indispensables proyectos energéticos.

Seguirá así la saga de los negociados con Venezuela, donde ya se abrió una investigación por sobreprecios del 80% en el arroz argentino –entre otros productos- vendido a organismos oficiales, tal como denunciara, hace años, el Embajador Eduardo Saduz, desplazado precisamente por hacerlo. En el affaire están complicados el todavía Ministro De Cobrado y los encantadores integrantes de la “embajada paralela”.

Llegó el nuevo aumento de los precios de los combustibles que, como de costumbre, encabezó YPF; ya llega al 140% en dos años, cuando el Congreso, con festejos similares –en cantidad y en identidad de aplaudidores- a los que recibió la declaración del default por Rodríguez Saa, logró la teórica “soberanía energética”. Volví a recordar, entonces, cuál fue la realidad de la estatización de las acciones de Repsol que representan el 51% del capital de la empresa, mientras no se tocó, por ejemplo, el 25% que aún pertenece a la sociedad australiana que formaron los Eskenazi en Australia, y cuyos verdaderos dueños se desconocen. Es decir, estos aumentos –además de realimentar la inflación- benefician, otra vez, a quienes están detrás de esta familia de banqueros, dueña del Banco de Santa Cruz, que operó los fondos desaparecidos de la provincia; como los Kirchner me enseñaron a ser peor pensado, me pregunto: ¿se probará, algún día, que esas acciones forman parte de la herencia de don Néstor (q.e.p.d.)?

Con más decencia y sentido común que la enorme mayoría de los diputados ¿opositores?, la Asociación Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, presidida por Nora Cortiñas, repudió la constitución del “pañuelo” en emblema nacional; resultó hasta extraño comparar esa actitud con la patética e infantil justificación de Tonelli y Pinedo, del Pro, por la estupidez cometida y el agravio infligido a los símbolos patrios. Alejandro Fargosi, el mismo 9 de julio en La Nación (clickear: http://tinyurl.com/n9yqt9h) puso los puntos sobre las íes, y su nota merece un aplauso ciudadano.

Hoy, como todos nosotros, estoy rezando por una victoria esta tarde ante el fuerte equipo de Alemania. Sin embargo, si el Gobierno pretendiera adueñarse del eventual triunfo para continuar su tentativa de colonización de la voluntad de los votantes, se equivocará: no quedan muchos que estén dispuestos a tolerar más. Cuando los festejos terminen, volveremos a mirar hacia la Casa Rosada para exigir un imposible cambio en la desastrosa gestión, en los imperiales modos, en la rampante corrupción, en la permanente inseguridad y en el trato despreciativo y agraviante a la ciudadanía.

Pero, mientras tanto, disfrutemos de un partido que, cualquiera sea el resultado, confirmará que el fútbol argentino recuperó unos laureles perdidos hace tiempo, de los cuales la sociedad en general no puede vanagloriarse.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro

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HUMBERTO SEIJAS PITTALUGA, DIFERENCIAS NOTORIAS, SESQUIPEDALIA

La semana pasada, iba yo atravesando uno de los bares del hotel más grande y con más estrellas de Valencia —porque tenía que llegar a un salón donde varios amigos nos íbamos a reunir para celebrar un cumpleaños— cuando escuché: “Ahí va Pittaluga” (muy pocos en Valencia, solo los más cercanos, emplean mi apellido paterno al referirse a mí; y eso que a mi papá le costó un realero ese noviazgo y esa boda con mi mamá).  

Voltee para corresponder aunque fuese con una sonrisa ese reconocimiento y hete aquí que a quien veo es a un prominente dirigente del PUS regional, sentado con un diputado de bastante renombre y otros correligionarios suyos, alrededor de sendos vasos de escocés caro en un bar caro.  Me refrené para saludarlo y fue cuando aquel dijo en voz alta, para congraciarse con sus copartidarios: “Este general es el único que me ha puesto preso”.  Se refería a los lejanos tiempos, hace más de veinte años, en los que yo era miembro del Gobierno de Carabobo y él era uno de los “líderes” del movimiento universitario en la UC.  No me quedó más remedio que mirarle fijamente a los ojos y contestarle, también en voz alta, como para que me escucharan los “reinvolucionados” —empleo este término porque, aunque sospecho que entre ellos hay algún “robolucionario”, creo que a la mayoría no les cabe ese término.  Le dije, con sonrisa burlona: “También diles que, en esa oportunidad, te trataron muy distinto a como sucede ahora con los estudiantes presos por manifestarse con métodos igualitos a los tuyos…”  Y seguí.

Porque, hay que aclararlo de una vez; a ese señor nunca se le violaron sus derechos, ni fue torturado, ni humillado; mucho menos, perseguido con fiscales y jueces complacientes que vociferan “¡Uh, ah!” —lo que es el pan de cada día con este régimen.  De hecho, él ni preso estuvo; solamente se le detenía por algunas horas y luego se dejaba en libertad; lo que le permitía seguir aupando y protagonizando desórdenes y tropelías junto con los ilusos que lo acompañaban.  Que ahora deben estar enterándose con asombro de que su antiguo cabecilla se “echa palos” en establecimientos muy diferentes a la residencia estudiantil de Naguanagua donde vivía.   

Dejo claro, que en los tiempos de la detención del ahora tomador de buenos güisquis, más bien sobraban los instrumentos para contener a los que protestaban.  Hasta la Ley sobre Vagos y Maleantes —que aquí fue derogada porque, supuestamente, no se puede presumir la peligrosidad, pero que sigue vigente en Cuba— facultaban a las autoridades ejecutivas a tomar medidas.  Pero ninguno de ellos, independientemente de lo grave de la alteración que hubiesen protagonizado sufrió los rigores que hoy padecen los muchachos encerrados junto a criminales dispuestos a la sevicia  y bajo al arbitrio de guardianes que se deleitan con el ensañamiento.

Pero es que la concepción del Estado era otra, profundamente democrática; con lunares, pero genuina.  Hoy, por el contrario, aunque disfrazados de demócratas, los personeros del régimen están convencidos de que, logrado el poder, no debe ser entregado jamás.  Y que si para eso hay que apelar a medios bastardos, a desvirtuaciones de la Ley, ¡pues sea!  Una de las muestras más palpables de lo que digo, está en las palabras de la fiscala mechi-pintada, amenazando con penas a quienes  se manifiesten “en actitud hostil, contra el gobierno” y a quienes afirmen que van a estar en la calle hasta que dimita Nikolai.  Señora, revise el DRAE, “hostil” no tiene las denotaciones que usted le quiere dar.  Y los manifestantes no tienen razones para protestar con una sonrisa en la cara, sino con el ceño fruncido.  Ahora, la misma funcionaria —aupada por el capitán Hallaca— parece estar lista para encausar por traición a la patria a Ramón Muchacho por decir en el exterior que en Venezuela las cosas no marchan bien.  ¿Y es que dijo alguna mentira?  ¿O reveló un secreto de Estado?  Eso es “público, notorio y comunicacional”, para decirlo con una frase excesivamente manida.  ¿Hizo Muchacho algo distinto a lo que llevó a cabo el muerto fallecido cuando tomó la palabra, vestido de liquilique, contando con la presencia del Tío Barbas, en la Universidad de La Habana?  ¡No!  Pero es que ahora se usa salsas diferentes para cocinar, dependiendo de quién sea el pavo.

Por eso, el ensañamiento contra los presos políticos que sufren en ergástulas sin haber cometido delito, solo por pensar distinto.  Dramática la escena de la hija de Leopoldo ante la reja de la prisión, clamando para que la dejaran visitar a su padre y mostrarle el traje con el que se había presentado en su final de año escolar.  Eso es lo que pretende el régimen: que los opositores entiendan que se puede avasallar impunemente hasta a quienes no ha sido siquiera imputados.  Que, a pesar de las prédicas de labios afuera acerca de democracia e inclusión, no les tiembla el pulso para adoptar como propias prácticas empleadas por dictadores, pasados y actuales, contra quienes osen siquiera pensar en reemplazarlos.  Y lo más triste es que, si leemos a Giordani entre líneas, ni siquiera es por una convicción política, sino porque les gusta mucho la plata…

Humberto Seijas Pittaluga
hacheseijaspe@gmail.com
@seijaspitt

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ADALBERTO ORTA, ¿LA POSIBILIDAD DE COINCIDIR?,

         Quien no conoce los problemas de Venezuela?, Quien no padece esos males  que vivimos día a día los que habitamos en este país? 

El esfuerzo para solucionarlos debe ser compartido, teniendo el gobierno la más alta responsabilidad en: reconocerlos, evaluarlos, enfrentarlos y darle solución. 


En lo particular, estimo que el régimen tiene el principio de Peter y no da más, tal vez pueda tener las ganas, pero no da más.  

Es posible que los jerarcas del ejecutivo nacional y sus acólitos “enchufados” sueñen con un país seguro, productivo, justo, con pleno empleo, abastecido de alimentos por los 4 puntos cardinales, con excelente servicio médico asistencial, pero es que no da más el gobierno para esto. 

Sin embargo, hay que buscar la posibilidad de coincidir para que el caos no abrume a la sociedad y terminemos en un túnel de anarquía, sin salidas a mediano plazo y con el pesimismo recorriendo la mente de nuestros compatriotas, hermanos y paisanos. Las torpezas del régimen las conocemos, así como su tozuda disposición al cambio. Son verdaderamente  serios los males sociales que atraviesa el suelo patrio. Pobreza, escasez, desempleo, inseguridad, hambre, represión, impunidad, estafas, pésimos servicios hospitalarios, no hay medicinas, no hay pañales, no hay leche, no hay harina precocida y si hay mucha inflación. Pero debemos insistir en la posibilidad de coincidir caramba! Para eso debemos hablar, dialogar, respetar. 

Fácil? Nada  sencillo. Pero Venezuela es la esencia, la necesidad y el corazón para ponerle fe y optimismo, de lo contrario perderemos casi todos, no afirmo lo de todos, pues los “privilegiados del régimen” siempre estarán bien. Algunos se llevaron más de 20 mil millones de dólares y ese “afán” de Nicolás en combatir la corrupción con la ley habilitante se convirtió en “buche y pluma”. 

Mucha paja, excesos de mentiras, nada positivo que mostrar. Empero, hay que sentarse y discutir en beneficio de nuestro pueblo. 

La oposición tiene aquí también un alto grado de responsabilidad, hablar menos y accionar más. Descalificación cero y proponer más. Protagonizar menos e incluir más. 

Por ejemplo hay que retomar elementos importantes para llevar a la mesa de diálogo, sin encerronas, con claridad meridiana a los venezolanos. 

1.- La inseguridad 

2.- El drama económico: costo de la vida, escasez, desempleo, pobreza, Pdvsa, Sidor, reservas internacionales, deuda externa. 

3.- Nombramiento de los poderes públicos: CNE, TSJ, Contralor General, Fiscal General, Defensor del pueblo. 

4.- Ley de amnistía general. 

5.- Lucha contra la corrupción. 

6.- Salud, 

7.- educación. 

8.- Relaciones Internacionales. 

9.- Persecución política. 

10.- Impunidad.  

Todo esto pasa por el respeto a la constitución nacional, el reconocimiento real y objetivo a los resultados electorales y el cese  represivo al movimiento estudiantil. 

Es vital la confluencia democrática, es básico el reencuentro de las fuerzas sociales que anhelan soluciones distintas. 

Es posible que el gobierno no dé para más; que siga sordo, ciego, equivocado y testarudo;  pero quienes estamos en el campo democrático debemos transitar continuamente  el camino de la paz, con proposiciones entendibles para el pueblo, hasta que ese pueblo se convierta en la fuerza unificadora que haga transformar a Venezuela y conquistemos con espíritu libertario una sociedad de progreso, de sonrisas infantiles y de sueños materializados por la hermosa juventud que tiene Venezuela.  ¡Es el momento de coincidir!

Adalberto Orta
orta.adalberto@gmail.com                                           
@adalbertomas

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LEANDRO AREA, A DEMOCRACIAS BOBAS, DICTADURAS CARIBES

Este es el título que me provoca y el sabor que me deja y así escribo, el nuevo libro del venezolano Emilio Nouel, “La Cláusula Democrática”, que ha sido publicado recientemente aquí en Caracas por el Instituto de Estudios Parlamentarios “Fermín Toro”, con prólogo de Henrique Meier y bajo el cuidado editorial de Iván Márquez Negretti. Lleva un subtítulo: “La soberanía externa frente a los derechos fundamentales”.

Es un libro de “escuela” en lo que el aula tiene de sagrado, con lo que quiero insinuar que es una obra para la formación del carácter ciudadano y no solamente para la descripción de coyunturas específicas. Es útil pues, para pensar y también para construir haciendo política, que es más que levantarse un buen día, ir a votar, y mañana, otra vez a lo mismo de siempre. 

También, cómo no, es una narración bien amarrada, en 158 páginas, en las que nos paseamos por los complicados caminos que han llevado al hombre a creer y practicar, frente a tantos esfuerzos en contrario, que la democracia es a pesar de sí misma muchas veces, la realidad tangible más parecida a la utopía que el hombre ha diseñado para vivir y convivir en este mundo siempre injusto y tan lleno de necesidades e insatisfacciones, al lado de tanta riqueza o mal habida o mal distribuida. 

Además el autor quiere ponernos a repensar, siempre es sano, sobre qué es la democracia, cuál ha sido su desarrollo histórico, cuánta su lucha contra las dictaduras, dónde su crisis de sentido y destino. Pero como el precio de las cosas no se establece sino en comparación con otras, abre allí sus fauces la dictadura con todos sus desdenes de parentela, que ha tenido, como afirma el autor, “…una alta capacidad para mutar y propagarse”, despilfarrando, corrompiendo, maniatando, asfixiando. Y hasta de demócratas han aprendido a disfrazarse y llaman a elecciones libres y participan en ellas o acuden a procesos de paz en los que no creen pero que aceptan por la única ambición que los despierta: el poder del poder.

Muchas tiranías de hoy navegan sobre la “legalidad burguesa” que tanto odian, para hacerse del control político y no querer soltarlo ya jamás. “La historia me absolverá”, es una intención de eternidad confesa de un ego que ni Dios.

Las cosas así de fraudulentas y a la vista de todos han provocado una cierta, aunque tímida, reacción internacional a través por ejemplo de la llamada “cláusula democrática”. Ella vendría a ser una especie de salvavidas ético que no pueden obviar los regímenes políticos por el sólo hecho de haber ganado unas elecciones presuntamente libres y transparentes, a partir de lo cual comienzan a enseñar, con sibilina astucia, su talante de todo lo contrario, con acciones y omisiones las menos democráticas del mundo, y además a quejarse inmediatamente, como dicta el manual, de ser “perseguidos políticos del imperio”.

El libro de Nouel recorre y alumbra todos estos detalles, los pone en perspectiva, actualiza casos y bibliografía. Se nota que es producto del  esfuerzo académico, la honestidad personal y  la urgencia política. Libro para servir.

Te felicito Emilio; gente de uno, por si no lo sabían.

Leandro Area Pereira
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

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MANUEL MALAVER, UN TAL “VINAGRETA”

Nunca se sabrá quién fue el revolucionario ­-o contrarrevolucionario­- cubano que se inspiró por allá en los tempranos sesenta para acuñarle al primer teniente guerrillero, Orlando Borrego, el remoquete de Vinagreta”, pero no hay dudas que acertó en la definición, pues es fama que, no solo el Che Guevara, sino Fidel y Raúl Castro la adoptaron y no lo conocían por otro cognomento.

Lo que si puede asegurarse es que, el origen del apelativo se encuentra, bien en el papel que desempeñó “Vinagreta” como “Fiscal de Juicios Revolucionarios” cuando el Che Guevara los inició en el primer semestre de 1959, o poco después, al desempeñarse como viceministro del Ministerio de Industrias, segundo del propio “guerrillero heroico” al asumir la jefatura del despacho.

Imposible establecer cuál de estas dos tragedias jugó un papel más decisivo en la que fue después la destrucción y ruina de una de las economías más exitosas de la América latina de aquellos años, en aras de una utopía tan inviable, como criminal, pero que aún sigue captando “perfectos idiotas” en el continente, y amamantando una gerontocracia (la más añeja del mundo) que amenaza con derivar en una dinastía.

Por “los juicios” de la Cabaña (absolutamente injustificados en una revolución que se proclamaba “humanista” y en un planeta que empezaba a condenar la pena de muerte como vindicador de ningún delito), la revolución y los revolucionarios le tomaron el gusto a la sangre derramada por “razones ideológicas”; y por la audacia voluntarista de colocar en áreas sensibles de la economía a “espontáneos” que alegaban haber leído algunos manuales marxistas, comenzó la marcha hacia la catástrofe e irredención de la que es hoy la economía más improductiva e ineficiente del globo.

Todavía se recuerda en ministerios, universidades, calles de La Habana y de otras ciudades de Cuba, la fiebre, las fantasías, las ilusiones y las certezas de unos días, cuando un Che Guevara -que había proclamado en Punta del Este, Uruguay, en la reunión del CIES (Consejo Interamericano de Economía Social), en agosto del 61, que Cuba tendría un crecimiento del 10 por ciento anual durante los “años venideros”, un per cápita de 3000 dólares para los 80 (“más que Estados Unidos” recalcó), y que el “Primer Plan de Industrialización” contemplaba la instalación de refinerías de níquel, petróleo, una siderúrgica y fábricas de tractores, motocicletas, calzado, cementos, vidrios y envases metálicos-, emergía como el jefe de la Segunda Independencia.

Arrogancia que fue la puerta de ingreso al proceso de la conversión de Cuba en una simple y rupestre colonia soviética, pues las refinerías, siderúrgicas y fábricas devinieron en proyectos que jamás se iniciaron y si se iniciaron fue para producir unidades a medio construir, sin capacidad operativa, caras e inútiles y que quedaron como el primer monumento de la tragedia económica cubana.

Causa tal vez profunda, y pocas veces estudiada, de que el “guerrillero heroico” se retirara a hacer lo único que sabía hacer: “guerrillas” (aunque al final encontraría la muerte tratando de insertarlas en Bolivia”) y de que nunca más volviera a presumir de que sabía algo de economía.

Pero nada que perturbara la carrera de Orlando Borrego, alias “Vinagreta”, quien, cumpliendo el axioma de que, “en el socialismo, para ascender, no hay como fracasar” fue desplazado en el 64, de un ministerio de Industrias en disolución, a la jefatura del recién creado ministerio de la Industria Azucarera, y cuál fue el éxito de su gestión puede deducirse de que, siendo Cuba desde el siglo XVIII, el primer país productor de azúcar en el mundo, ya no hay más industria azucarera en Cuba.

Pero tampoco hay alimentos, ni medicinas, ni salud, ni educación, ni transporte, ni otra cosa que arrimarse a aliados que por su capacidad económica pueden “alquilar” servicios (ya militares, ya policiales, ya de salud, ya deportivos, ya de asesorías peregrinas) que cancelan con un mal disimulado subsidio a la satrapía de la isla.

Así fue durante 30 años con la Unión Soviética y en los últimos 15 con la llamada República Bolivariana de Venezuela, cuyos capitostes, primero con Chávez y después con Maduro, llamaron a los cubanos para que establecieran una ocupación colonial en forma.

Líneas estas últimas que explican por qué “Vinagreta”, luego de pasar 30 años en un olvido piadoso, escribiendo hasta cinco títulos sobre, al parecer, lo único importante y efectivo que ha hecho en su vida: conocer y recordar al Che Guevara, reaparece la semana antepasada en Caracas, y según Maduro, con la misión de asesorarlo “para reformar la economía”.

Vaya, vaya…economista tardío puesto que solo se graduó a mediados de los 70 y en la Unión Soviética y con un récord de fracasos que en un país civilizado lo habría obligado a hacer carrera, digamos, en la química de fluidos, pero jamás en materias que se relacionaran con la ley de oferta y demanda, o la producción centralizada, pues viene Maduro y nos dice que es el “enviado” que va a poner la maltrecha y en agonía economía nacional como nueva y en capacidad de producir lo que dejó de producir.
¿Y de qué arcanos habrá sacado “Vinagreta” las fórmulas, de dónde la sabiduría que, por decisión de Maduro y artilugios de este Keynes tropical, podrán los venezolanos escapar de las profundidades de la más oscura crisis de su historia, de una por la cual dejaron de alimentarse, curarse, vestirse, calzarse y aspirar a la vida que disfrutan aun los más pobres de otros países?

Bueno, nadie lo sabe, ni podrá saberlo, aunque con la agudeza que acostumbra, el colega Rafael Poleo, apuntaba el sábado pasado en un artículo, “Venezuela a la vinagreta”, en “El Nuevo País” que Orlando Borrego llegaba a Caracas, simple y llanamente, a garantizarle a Fidel y Raúl Castro el subsidio de 10 a 12 millones de dólares que anualmente, desde los tiempos de Chávez, depositan en sus cuentas los colonos que tan pródigamente le sirven en Venezuela.

Hay, también, quienes piensan que Borrego trae la misión de ayudar al castrismo periférico o de ultramar, a implementar la economía mixta, a lo China, la misma que con tantos tropiezos trata de establecer Raúl, el sistema de capitalismo salvaje que con una inmisericorde explotación de una mano de obra esclava, suministra los recursos para que las dictaduras totalitarias, comunistas o militaristas, se mantengan hasta el fin de los tiempos.

Yo por mi parte-escéptico de profesión- creo más bien que “Vinagreta” viene a cobrar su pensión de revolucionario jubilado, la misma que por razones obvias le deben sus jefes los Castro, pero que ahora, cuando poseen una colonia rica, deciden cancelarle y retroactivamente.

Entre 10 y 15 mil dólares mensuales debe cobrar “Vinagreta” en Caracas, y por no hacer nada, en un país donde el gobierno no hace nada y se contempla la desarticulación de la economía como quien juega a ver qué se deshace primero, si el rentismo petrolero, o el que deviene de la exportación de materiales primas no tradicionales.

Pero claro que habrá reuniones y veladas con “Vinagreta”, -animadas de buen vino, mejor whisky, y excelente caviar-, conversatorios donde unos Maduro, Cilia, Ramírez, Cabello, Arreaza, Jaua, Adán, Rodríguez Torres, Jorge Rodríguez, la Fosforito y otros escucharán arrobados, en éxtasis, cómo conoció al Che, el trato que le dispensó durante años, cómo escribía, hablaba, pensaba, y de sus reuniones con Fidel y Raúl.

Y por supuesto que, igualmente, es seguro que en torno suyo se moverán otros factores de la revolución, ensayistas como Luís Brito García, filósofos de la postmodernidad como Juan Barreto, poetas, novelistas y la Villa del Cine entera, interesados todos en calcular que se le puede sacar a la “leyenda viviente”.


Pero si hasta es posible que “Vinagreta” sea el mago que reunifique, reacomode, prepare el regreso al rebaño de “ovejas descarriadas” como Giordani, Navarro y Osorio, que no por casualidad se apellida Borrego y fue pupilo del Che Guevara.

Mientras tanto allá en La Habana, una tarde, o una noche, cuando Raúl le lleva a Fidel en su mansión, o palacete, la cuenta del día, le comenta:

“¿Cómo te parece el jonrón de “Vinagreta allá en Caracas”? No hace un coño, le pagan 15 mil dólares mensuales y lo tratan como a un dios”.

“Era una deuda que teníamos con él desde hacía años” comenta “el viejo”. “Menos mal que se la estamos pagando…y de gratis”.

“Ja ja ja ja ja” estallan, mientras la temperatura de cerca de 40 grados le imprime un toque sofocante a la reunión.


Manuel Malaver
manumalm912@cantv.net
@MMalaverM

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NELSON ACOSTA ESPINOZA, ¿DOLARIZAR LA ECONOMÍA?

Amigo lector, la vida institucional del país está llegando a su punto muerto. Desde luego, es lógico que usted piense que esta afirmación no reboza optimismo. Después de todo, como reza el refrán, un optimista es un pesimista bien informado. 

Bien, los hechos, la realidad que es terca comienza a demandar soluciones a los problemas acumulados. Aquí podríamos hacer uso de un dicho cubano: lo bueno que tiene esto es lo malo que se está poniendo. Sin embargo, es apropiado advertirlo, es indispensable un bastonazo contundente para que se comprenda la urgencia del necesario cambio que es imprescindible en la actual situación del país. Se está padeciendo las arbitrariedades de un poder casi absoluto y la presencia de peligrosos compromisos coyunturales.

Hablando de garrotazos, recientemente se han producido coincidencias en la formulación de soluciones para enfrentar este desastre nacional. Me refiero a cierta concurrencia en relación a una política pública específica: la dolarización de la economía. Esta medida es percibida, por expertos del oficialismo y de la oposición, como una salida a los problemas estructurales de nuestra economía. Jairo Latotta en el portal Aporrea, por ejemplo, la ha propuesto como un mecanismo para terminar “con la exportación de capitales para EEUU de manera ilegal al cambio especulativo paralelo y para acabar con la inflación".

En un reciente foro celebrado en esta ciudad el economista Guillermo García expresó, igualmente, la conveniencia de una medida de esta naturaleza. Para este experto, la dolarización es la política apropiada para sacar rápidamente a la población de la crisis económica que enfrenta el país. Ahora bien, usted amigo lector que no es experto en estos temas, muy bien pudiera preguntarse ¿qué es la dolarización? Bien, busquemos su definición. Este instrumento de política monetaria es precisado como una opción cambiaria consistente "en el abandono oficial por parte de un país de su propio patrón monetario y la adopción del dólar estadounidense (US$) como moneda de curso legal". Existen experiencias concretas de dolarización en la región: Ecuador, Panamá y El Salvador.

Desde luego, no existe unanimidad sobre este tema. Hay quienes piensan que dolarizar implica tirar la toalla. Angel García Banchs, por ejemplo, sostiene que esta medida, "equivale a botar el sofá y no el cónyuge, verdadero culpable de la traición". En otras palabras, para este economista el problema es de naturaleza institucional y apuesta a que tarde o temprano se producirá una recuperación en este ámbito en el país.

No soy economista y, en consecuencia, no es juicioso opinar sobre los aspectos técnicos de una opción de política económica de la complejidad de la que estamos hablando. Sin embargo, humildemente, sostengo que lo medular de la crisis en el país no es lo económico. Esta dimensión, por así decirlo, es táctica no estratégica. Lo fundamental es transformar el modelo político que ha estado vigente desde el siglo pasado. No en balde, sectores del oficialismo coinciden con los de la oposición sobre la viabilidad de una medida de esta naturaleza. Ello obedece al carácter "técnico" que supondría su aplicación.

Me voy a permitir sugerir lo siguiente: hacer peso en el plano de la distribución del poder político. En el marco de una democracia federalizada en todos sus aspectos, por ejemplo, sería posible y viable experimentar soluciones alternas a esta situación monetaria que, dicho sea de paso, no es nueva, es crónica y expresa el agotamiento del modelo democrático e institucional que ha estado vigente desde el siglo pasado.

En el cuadro del actual esquema de poder, siguiendo a Banchs, su aplicación implicaría "botar el sofá y no al cónyuge".

Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64

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