viernes, 14 de febrero de 2014

PEDRO R GARCÍA, ¿HAY EN EL PAÍS UNA DERECHA DEMOCRÁTICA ?, PUNTO DE QUIEBRE

“Durante el largo periodo de los imperios universales, se diluyeron las ideas democráticas hasta que, con la recepción de la cultura clásica en la Edad media, gracias sobre todo, a la labor de Santo Tomas de Aquino, cobra de nuevo impulso el principio de que el poder proviene del pueblo. ¡Si el pueblo no tomara parte en la elección de sus autoridades- escribió el Aquinatense ni pudiera enmendar sus entuertos seria un verdadero esclavo” (Aquino., Tomas de, Política, II, Lec 17, Pág., O. P. Pueblo y Gobernante. Edit. Euro America, Madrid, 1956).

UNA ACOTACIÓN NECESARIA…     

Si la hay, pero no existe en un liderazgo que oriente esa expresión política, ya que con escasas excepciones les ha sido más cómodo, cohabitar incestuosamente con todos los caudillos que para fatalidad hemos tenido en el país, su ultimo accidentado concubinato fue con el mestizo. 

La actitud insolente de representantes de este sector que se consideran representantes casi que monopolistas de la sociedad civil es que aceptaron como buena e hicieron propia la satanización artera de la sociedad política. 

Más aun: consienten a priori indiscutible el maniqueísmo de buenos y malos. Auto-ubicados ellos en los buenos. En tal postura hay un monstruoso oportunismo, cinismo, y simulación.

En el país el desembarco de estos autocalificados buenos, al árido terreno de la política. No fue por la vía del dialogo con la revelación, ni por la vía de los constructores decididos de caminos, sino por el encharcamiento del lodazal, en la mayoría de los casos. Porque sus padres o ellos, eran, o son, o fueron, financistas no de las más nobles causas, sino de los políticos mas desprestigiados, su acceso a la política no fue por la puerta franca de las luchas sociales, sino por la compra vergonzosa de los espacios de representación. 

Pospuestos los criterios ideológicos, ha sido el momento estelar de las divisas. 

Esos tales que nos les interesa en lo más mínimo nada que tenga que ver con el bien común, sino solo de apetencia personal y egoísta.

En nuestra tentativa modesta de análisis no podemos pasar por alto, que en el pasado reciente el grueso de la sociedad civil, intelectualmente extenuada, aprovechando la dispersión ocasionada por el agotamiento del liderazgo político, que desembocó en su rechazo social, frente a la ausencia del necesario remozamiento de ideas y de actores, en insolidariza y visceral actitud, se lanzaron a una brutal agresión contra  sociedad política.(Recuérdese por estas calles), un asalto con la exigencia de desalojo y de sustitución. Un abordaje que coincide con los diseños estratégicos y tácticos del poder con pretensión hegemónica. (Léase fascismo), un ofensiva que disperso y restringió las fuerzas del civilismo democrático.

La embestida desleal de la sociedad civil a la sociedad política, frente a la ausencia de legitimidad de esta ultima. Fue una cruzada despiadada, letal, sostenida con saña, a través de los medios, en el oprobioso papel de francotiradores. (Léase, ejemplo Primer Plano y Peñonasos). Con creciente intensidad en las dos ultimas décadas del siglo XX. El brutal asalto perpetrado con el ropaje de la sacrosanta, sociedad civil, causo efectos letales en la sociedad política. 

Pero no fueron estos alaridos de nuevo pelaje los favorecidos de esta despiadada ofensiva, sirvieron a los intereses y a las estrategias de otros: la mayoría de aquellos derrotados por la sociedad política en las luchas por la institucionalización de la democracia durante los años 60. 

Abonaron el terreno para los que nunca tuvieron su mente cargada de sueños revolucionarios, ni por vehementes planteamientos éticos, como por ejemplo contra el flagelo histórico de la corrupción, sino que desarrollaron una poliédrica conjura cuartelaría en pos de una fría ambición de mando. Porque el pretorianismo-Petro-dirigismo, nutridos de lo peor de la tradición socialista y del los nacionalismos chauvinistas, que cantan la muerte necesaria de la demonizada sociedad política, sostiene iguales designios a la sociedad civil, que no es para ellos precisamente la encarnación del bien.

La sedicente sociedad civil, ha descubierto en carne propia que la sociedad pretoriana, no es su vasalla, sino que exige vasallaje.

Ojala seamos capaces de articular en nuestro medio una poderosa sociedad civil con un necesario entramado de agrupaciones intermedias en todos los niveles, para una autentica participación ciudadana.

El dirigente de la sociedad que quiera cambiar de vocación y asumir el papel de dirigente político, bienvenido a la sociedad política. Pero zanjemos con esa ambivalencia del exponente de la sociedad civil, intentando mantener su condición de tal y en supuesto ejercicio de la misma, pretende ser uno de los rectores morales de la sociedad política.

@pgpgarcia5

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