“Durante el largo periodo de los imperios universales, se diluyeron las ideas democráticas hasta que, con la recepción de la cultura clásica en la Edad media, gracias sobre todo, a la labor de Santo Tomas de Aquino, cobra de nuevo impulso el principio de que el poder proviene del pueblo. ¡Si el pueblo no tomara parte en la elección de sus autoridades- escribió el Aquinatense ni pudiera enmendar sus entuertos seria un verdadero esclavo” (Aquino., Tomas de, Política, II, Lec 17, Pág., O. P. Pueblo y Gobernante. Edit. Euro America, Madrid, 1956).
UNA
ACOTACIÓN NECESARIA…
Si
la hay, pero no existe en un liderazgo que oriente esa expresión política, ya
que con escasas excepciones les ha sido más cómodo, cohabitar incestuosamente
con todos los caudillos que para fatalidad hemos tenido en el país, su ultimo
accidentado concubinato fue con el mestizo.
La actitud insolente de
representantes de este sector que se consideran representantes casi que
monopolistas de la sociedad civil es que aceptaron como buena e hicieron propia
la satanización artera de la sociedad política.
Más aun: consienten a priori
indiscutible el maniqueísmo de buenos y malos. Auto-ubicados ellos en los
buenos. En tal postura hay un monstruoso oportunismo, cinismo, y simulación.
En
el país el desembarco de estos autocalificados buenos, al árido terreno de la
política. No fue por la vía del dialogo con la revelación, ni por la vía de los
constructores decididos de caminos, sino por el encharcamiento del lodazal, en
la mayoría de los casos. Porque sus padres o ellos, eran, o son, o fueron,
financistas no de las más nobles causas, sino de los políticos mas
desprestigiados, su acceso a la política no fue por la puerta franca de las
luchas sociales, sino por la compra vergonzosa de los espacios de
representación.
Pospuestos los criterios ideológicos, ha sido el momento
estelar de las divisas.
Esos tales que nos les interesa en lo más mínimo nada
que tenga que ver con el bien común, sino solo de apetencia personal y egoísta.
En
nuestra tentativa modesta de análisis no podemos pasar por alto, que en el
pasado reciente el grueso de la sociedad civil, intelectualmente extenuada,
aprovechando la dispersión ocasionada por el agotamiento del liderazgo
político, que desembocó en su rechazo social, frente a la ausencia del
necesario remozamiento de ideas y de actores, en insolidariza y visceral
actitud, se lanzaron a una brutal agresión contra sociedad política.(Recuérdese por estas
calles), un asalto con la exigencia de desalojo y de sustitución. Un abordaje
que coincide con los diseños estratégicos y tácticos del poder con pretensión
hegemónica. (Léase fascismo), un ofensiva que disperso y restringió las fuerzas
del civilismo democrático.
La
embestida desleal de la sociedad civil a la sociedad política, frente a la
ausencia de legitimidad de esta ultima. Fue una cruzada despiadada, letal,
sostenida con saña, a través de los medios, en el oprobioso papel de
francotiradores. (Léase, ejemplo Primer Plano y Peñonasos). Con creciente
intensidad en las dos ultimas décadas del siglo XX. El brutal asalto perpetrado
con el ropaje de la sacrosanta, sociedad civil, causo efectos letales en la
sociedad política.
Pero no fueron estos alaridos de nuevo pelaje los
favorecidos de esta despiadada ofensiva, sirvieron a los intereses y a las
estrategias de otros: la mayoría de aquellos derrotados por la sociedad
política en las luchas por la institucionalización de la democracia durante los
años 60.
Abonaron el terreno para los que nunca tuvieron su mente cargada de
sueños revolucionarios, ni por vehementes planteamientos éticos, como por ejemplo
contra el flagelo histórico de la corrupción, sino que desarrollaron una
poliédrica conjura cuartelaría en pos de una fría ambición de mando. Porque el
pretorianismo-Petro-dirigismo, nutridos de lo peor de la tradición socialista y
del los nacionalismos chauvinistas, que cantan la muerte necesaria de la
demonizada sociedad política, sostiene iguales designios a la sociedad civil,
que no es para ellos precisamente la encarnación del bien.
La
sedicente sociedad civil, ha descubierto en carne propia que la sociedad
pretoriana, no es su vasalla, sino que exige vasallaje.
Ojala
seamos capaces de articular en nuestro medio una poderosa sociedad civil con un
necesario entramado de agrupaciones intermedias en todos los niveles, para una
autentica participación ciudadana.
El dirigente de la sociedad que quiera cambiar de vocación y asumir el papel de dirigente político, bienvenido a la sociedad política. Pero zanjemos con esa ambivalencia del exponente de la sociedad civil, intentando mantener su condición de tal y en supuesto ejercicio de la misma, pretende ser uno de los rectores morales de la sociedad política.
@pgpgarcia5
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