sábado, 20 de diciembre de 2014

SIXTO MEDINA, EL TIEMPO DE LA ESPERANZA

SIXTO MEDINA
Cuando amplios sectores de la sociedad de diversos paises, como Venezuela, se disponen a celebrar la navidad la fecha que la comunidad cristiana dedica a rememorar el nacimiento de Jesús y, por lo tanto, a compartir el supremo don de la esperanza, nada mejor que detenernos a examinar la realidad venezolana para tratar de rescatar, por debajo de la crisis evidente que nos agobia y nos oprime, aquellos signos que invitan a mirar el futuro con algunos margenes de optimismo.

La navidad representa la fuerza de la cultura cristiana, con su mensaje espiritual que llega con dificultad a un mundo donde pareciera prevalecer, la frialdad, la indiferencia y la desesperanza. Sin duda, este mensaje tiene válidez universal. quienes no son cristianos- católicos, ortodoxos o de las iglesias reformadas- pueden celebrar la fiesta de la familia, de la solidaridad humana y del renacimiento de lo espiritual en cada uno de nosotros, y confiar en un futuro mejor, despojado del egoismo y de la injusticia que caracterizan al tiempo presente.

Nos estamos acercando al fin de un año extremadamente duro. Un año en que los venezolanos continuamos sufriendo los efectos de un empeoramiento de la crisis política y economica que cada día da lugar una mayor inestabilidad social e inseguridad personal y jurídica; mucho más conflictiva y afectada por la inflación con un control de cambio que no ha podido ponerle freno a una situación critica de agotamiento de reservas, a lo que suma la caida del precio del petróleo en torno a los 50 dólares el barril, que pone en aprieto a nuestra economía por estar muy ligada a la exportación petrolera, cuyo ingreso de divisas depende hoy del 85 por ciento de ese liquido natural oleaginoso y, consecuentemente, de una dolorosa incidencia sobre el cuadro social, oscurecido por los altos indices de desempleo y por los avances de una situación social de inferioridad y pobreza. Testimonio patetico de esa desgarradora realidad son, en los últimos meses la escasez de alimentos, medicinas y de productos necesarios para subsistir, para mantener y/o conservar la vida, que ha tomado al estado público y alcanza una deprimente repercusión internacional.

Sin embargo, la experiencia venezolana puede y debe ser leida tambien en terminos esperanzadores. Del comportamiento de la sociedad, del conjunto de personas puede extraerse por lo pronto, una conclusión alentadora. No sólo por el dato, moralmente reconfortante, de que la comunidad nacional supo afrontar y resistir a lo largo del año una de las crisis muy graves de su historia sin caer en fatalismos y en divisionismos ni producir reacciones exasperadas, de esa, que ocasionan daños irreparables a la paz social.

Si los venezolanos fuimos capaces de sobrellevar los terribles problemas que no aquejaron durante 2014 sin quebrarnos como sociedad, hay razones fuertes para que confiemos en nuestra capacidad y fortaleza, haciendo un amplio y decidido esfuerzo para enderezar el rumbo histórico decididamente aciago en el que hemos estado embarcados y para proyectarnos en el tiempo que vendrá, a un destino que recompense nuestros desvelos. Esfuerzo, que debe ser acompañado de un franco y sincero debate público de ideas, de cómo se puede retificar en materia economica, petrolera y social

Nos acercamos al fin de un año del que es necesario sacar enseñanzas, con el fin de no volver a cometer los mismo errores; con el deseo de que en Venezuela se generen condiciones políticas para que el país se ponga en marcha y con la esperanza de que el 2015 sea, finalmente, el año de la anhelada recuperación de la democracia y de la República. No, obstante queda-como ya se dijo- un espacio significativo para la esperanza. En ese espacio debemos movernos para empezar a caminar hacia las metas deseadas.

En estos últimos días del año, que invitan a reflexionar, a hacer una reviisión de la vida de cada uno de nosotros, el sencillo gesto de buena voluntad hacia el otro, expresado en el saludo ¡Feliz Navidad!, despojado, amigable, pacifico, está al alcance de todos como una buena manera de celebrar en los corazones la gran fiesta de la cristiandad. Es bueno preguntarse entonces qué es lo permanente del núcleo espiritual navideño y cúal es la parte que corresponde a cada uno de nosotros en el recuerdo del nacimiento del niño Dios en Bélen de que el año próximo se cumplirán 2015 años

Sixto Medina
sxmed@hotmail.com
@medinasixto

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