domingo, 28 de diciembre de 2014

RUBÉN RIVERO CAPRILES, UNIFICACIÓN AMERICANA II

RUBÉN RIVERO CAPRILES
Mi precandidatura a la Asamblea Nacional fue ofrecida por Solidaridad Independiente, en el marco de la UNIDAD NACIONAL ALTERNATIVA. Si soy electo diputado, me concentraré en la reforma a la Ley de Minas y en coadyuvar a que las clases populares emprendan negocios más allá de la buhonería, mototaxismo o jibareo. Yo ni siquiera me postulé por iniciativa propia. Fui convocado y se me propuso una oferta de tarjeta. Inicialmente me negué pues me parece que la Asamblea Nacional en este régimen no sirve de mucho, pero luego hice caso a quienes aconsejaron que no desaproveche la oportunidad.

Tengo años expresando un anhelo por desarrollar minas con capital internacional. Para lograr eso hay que modificar la Ley de Minas. Aprovecharé mis exposiciones de arte en los estados Monagas y Bolívar previstas en 2015 para contactar personalmente a los mineros y conocer mejor sus puntos de vista. Luego tocará sopesar nuestras aspiraciones locales junto a los intereses de los potenciales inversionistas internacionales para que todos ganemos. Nuestro estado Miranda es sede de la Bolsa de Valores de Caracas donde podrían cotizar las futuras empresas mineras y petroleras privadas.

Reanudar la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sería el faro de nuestra política exterior. Hablar de colonialismo en pleno siglo XXI puede sonar anticuado y hasta pesado, pero asociaciones como el ALCA son formas de colonialismo. Pasar a depender de una economía extranjera es una forma de colonialismo. Hoy en día dependemos de los préstamos chinos y de la ideología cubana. De modo que el neocolonialismo no nos asusta pues ya es parte de nuestra realidad. No confundamos soberanía de un país completo con caprichos del dictador de turno.

Estamos llegando al punto que mucha gente ahora prefiere el neocolonialismo, en vez de esta patria independiente de pacotilla que repiten en cadena nacional como si fuese la gran cosota. Nuestra bancarrota en parte es culpa de Gabriel García Márquez quien ridiculizaba a los gringos de la compañía bananera cuando fueron los únicos que lograron cierto progreso en Macondo. Si la historia hubiese proporcionado mayor fama a Vargas Llosa otra sería la historia de Latinoamérica. Vargas Llosa se adaptó a la modernidad paulatinamente mientras García Márquez se encasilló de por vida en el libreto de cien años de soledad.

Hasta ahora la sociedad civil ha fracasado como organizadora del gobierno, es preferible que el gobierno sea dirigido por expertos y auditado por la sociedad civil. El gobierno en sí no puede ser desmantelado en ninguna parte del mundo, pero un mayoritario porcentaje de sus facultades excesivas sí se desmantelará. Muchos consideran que aquí llegará al poder una tercera vía salida del chavismo, la oposición colabora con el régimen y por eso no convence. Yo formo parte de la tercera vía como precandidato a diputado por la derecha.

Los descontentos oficialistas tendrán que reestructurarse con la izquierda, de lo contrario esa disidencia estaría en cola para la cuarta vía. Además ni siquiera está claro si ya tienen asegurada alguna tarjeta. Se puede estar en la movida con este Consejo Nacional Electoral (CNE). Hay algo de chance. Estamos estructurando estrategias para la defensa de votos que no tengan que ver con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Respeto el pesimismo generalizado, pero estoy acostumbrado a bregar contra viento y marea. Los debates por internet han sido mejor escuela que todos los políticos del mundo. Yo estoy muy tranquilo en mi precampaña mientras esa gente se descuartiza.

Muchos electores sostienen que hace falta reducir el tamaño del estado, difícil de lograr pues los políticos de oficio persiguen estabilidad laboral mediante reelección. A medida que conozca mejor a los demás políticos les sugeriré otras actividades que puedan desarrollar en sus vidas para que se desenchufen. La reelección sólo enchufa a la gente. Lo ideal sería que todos los funcionarios salientes una vez concluyan sus períodos de servicio público se incorporen al sector privado. Si observamos que las izquierdas (oposición MUD + régimen PSUV) pretenden reelegir candidatos a diputado que ya tienen curules, la derecha los denunciará como enchufados que nos niegan a los demás una oportunidad para desempeñarnos mejor.

La retroalimentación entre un gobierno de derecha y los ciudadanos de escasos ingresos en Venezuela será excelente. Quienes no laven su tufo a burguesía apátrida y parasitaria los endosaremos a la izquierda de caviar y champaña. Por los errores de esa cúpula opositora los demás seguimos soportando este tormento. Tienen una serie de prejuicios que les impiden inmiscuirse con quienes conversamos con el oficialismo de a pie, en nuestro intento diario por cambiar esto.

Gracias a mi intermitencia entre oficialismo y oposición a lo largo de los años, habiendo  ejercido libre albedrío en respuesta a circunstancias cambiantes, me he dado cuenta que siempre que digo lo que me parece me va bien. Cuando imito lo que los encuestadores sugieren que se diga me va mal. Para sacar a los dogmáticos de quicio tenemos que romper los dogmas del legado de Chávez para seguir el pensamiento neoliberal. Ahora viene la Derecha. Con sus constantes referencias hacia nosotros, Maduro y Cabello nos publicitan en bandeja de plata. Hemos intentado complacer a todos infiltrándonos en todas partes de modo intermitente. Estamos vacunados contra la intransigencia de todos.

No excluyamos libertad de pensamiento. La política no consiste en perpetuar populismo repitiendo lo que la gente supuestamente desea oír. La gente es intolerante y se siente ofendida por todo. No nos autocensuremos por compasión a la debilidad mental de nadie. Nuestra hipótesis consiste en voltear la tortilla y publicar a la derecha como víctima tanto del imperialismo cubano como del mercantilismo de la burguesía tradicional, ambos son de índole maligna. No es fácil convencer un cambio de pensamiento desde cien años de estatismo; sin embargo, tampoco es tan difícil como para esperar cien años más. Es más efectivo comunicar ideas opositoras a los oficialistas en su propio dialecto, que obligarlos a traducir desde el castellano estándar lo que no desean asimilar.

Hemos tenido sopotocientas constituciones y si prosperase la constituyente vendría otra. Inglaterra se ha mantenido con Common Law durante siglos. ¿Vale la pena seguirnos rigiendo por constitucionalismo? Cuando ellos comenzaron su Common Law tampoco tenían una cultura milenaria, se estaban formando como nación. Nuestra cultura ya lleva más de medio milenio. Tampoco somos tan jóvenes. La constitución actual propone muchos derechos que no disfrutamos, y pocos deberes que corresponderían a ciudadanos responsables. Con una paralización adicional del país si llegase la constituyente, no sabemos qué concluir.

Nos hastiamos de tantas impugnaciones e imputaciones entre bandos enemigos. Por mí que pongan a quien les dé la gana en el Consejo Nacional Electoral. Igualito vamos a ganar. Dejemos de comportarnos como escuálidos quejicas. Transformémonos en elocuentes representantes de la derecha tan temida por el régimen. El fracaso evidente del viraje estratégico denominado la salida, con su dejo de fascismo innecesario e inoportuno, obliga a retornar a la vía electoral. Esta vez sí vamos a ganar porque ahora viene la Derecha. Necesitamos gente nueva. Si reelegimos a los diputados opositores con su actitud de perdedores seguiremos igual o peor.

Los diputados opositores arman una alharaca por la reelección de Tibisay Lucena y su equipo, pero ellos sí desean ser reelectos. Quieren seguir cobrando para defender los espacios. Por eso yo sí estoy en precampaña con la frente en alto. Nunca he estado en ningún cargo público, ni pretendo pasarme toda la vida encerrado allí. Puedo continuar con el arte y la promoción minera hasta el final de mis días. Soporto los insultos de quienes me perciben como populista, y no sigo el consejo de quienes me recomiendan volverme populista si quiero incrementar suerte. Esa nueva raza política, menos espectacular y más atenta al emprendimiento de la gente, tiene que ser parida hoy.

No veo ímpetu en nadie por lograr un cambio en su forma de participar en la Asamblea Nacional. ¿Por qué no propusieron candidaturas para cabezas de poderes? Le hicieron el favor a Diosdado Cabello para su chuleta navideña. De ninguna manera yo hubiese levantado la mano para reelegir a los sancionados. La tercera vía conlleva al riesgo de facilitar posturas al oficialismo, mientras nosotros la asumimos como posibilidad para deslastrarnos del estatismo predominante en la Mesa de la Unidad Democrática. Meditemos cómo se podrá converger el deseo unitario de todos los opositores aunque ideológicamente la izquierda siga atrincherada en muchos de ellos.

Vamos hacia las parlamentarias 2015. Eso es lo que hay. No se puede tener miedo de decir a esos sancionados todas sus verdades en la cara. En algún momento quedarán tan exhaustos y sin argumentos como todos los camaradas oficialistas que tienen meses sin atreverse a decir pío. Que se preparen pues viene la Derecha a la nueva Asamblea por ellos. Sólo ganando la mayoría simple se pondrá todo de cabeza. Los oficialistas nos están dando clases de cómo se deben hacer las cosas luego de ganar la Asamblea Nacional, ya que todo se decide ahora por mayoría simple.

Somos muy pocos quienes nos atrevemos día y noche a luchar por la tercera vía. Ahora resulta ser que Ricardo Sánchez también firmó el documento constitutivo de esa tercera vía al igual que lo firmé yo. Esta jugada fue inaudita. Los modestos progresos que habíamos logrado ahora deben ser reevaluados. Otras personas que dicen conformar la tercera vía pretenden jalarnos hacia la izquierda. La Mesa de la Unidad Democrática no se quiere definir de derecha, pues se han dejado lavar el cerebro por el régimen con la noción que el capitalismo es malo.

Maduro en su campaña nos parecía más preocupado por la economía que Chávez. Lo habíamos apoyado porque nunca imaginamos que su política iba a ser tan absolutamente sumisa a Cuba. Ni modo, el pasado no se puede cambiar. La propuesta populista de Capriles de elevar los sueldos sin otros ajustes también nos disuadió de votar por la Mesa de la Unidad Democrática. Ahora el caso de Ricardo Sánchez sugiere que claudicar ante el oficialismo, mediante voto castigo en contra de la Mesa de la Unidad Democrática, tampoco paga.

La Mesa de la Unidad Democrática se ha comportado de modo similar al caudillismo del Partido Socialista Unido de Venezuela. Por ello Voluntad Popular, Vente Venezuela y Alianza al Bravo Pueblo se distanciaron de la Mesa de la Unidad Democrática para iniciar las protestas de 2014. Hasta ese entonces yo militaba en Primero Justicia donde participé como activista para la campaña de su candidato unitario a Alcalde por Caracas, Ismael García. Lamentablemente él no resultó electo por la abstención de opositores, resentidos como de costumbre, contra los políticos que hemos escapado del oficialismo.

Se estima que el 75% del electorado venezolano tiene tendencia de izquierda, y que eso ayuda a Chúo Torrealba a restar votos del oficialismo. El 25% restante de derecha consideramos que pudiésemos aumentar nuestro porcentaje de simpatías, pero no nos hemos aglutinado como partido. Todos somos opositores y tendremos que aprender a forjar unidad. Estoy conforme con el prejuicio de quienes deseen endosarme los casos de Ricardo Sánchez y William Ojeda automáticamente. La vida del político no es color de rosas. Sin embargo tendremos que meditar si desperdiciaremos nuestras energías fustigándonos entre quienes luchamos por las mismas causas, o si convendremos en unir esfuerzos como nunca lo logró la MUD.

Hay quienes sostienen que no contaremos con mano de obra calificada, que los venezolanos con títulos y estudios están fuera del país, son muy viejos o ya murieron. No necesariamente hay que suplicar a los exiliados para que regresen. Muchas personas calificadas de otras latitudes pudiesen inmigrar sin siquiera hablar español, si logramos conformar una nueva y verdadera sociedad multicultural que premie la inventiva venga de donde venga.

Necesitamos diseñar la forma de converger independientes en un partido único de derecha, sólo así lograremos una oposición unida que no caiga en trampas de izquierda. Los partidos del chiripero irán perdiendo vigencia a medida que su militancia migre al nuevo partido único de derecha o decidan sucumbir ante el Partido Socialista Unido de Venezuela. La gente que dice ser de izquierda arraiga costumbres difíciles de erradicar.

La vicisitud de la derecha es que casi nadie se autodefine como tal. Los únicos que nos atrevemos a explorar ese territorio misterioso y desconocido necesariamente estábamos infiltrados en la izquierda, pues era lo único disponible hasta hoy. Nuestro discurso está muchas veces dirigido a militantes descontentos del oficialismo y por ello usamos adrede un léxico en jerga revolucionaria. Sí, repetimos que el régimen es de izquierda y la oposición de derecha. Es nuestro intento propagandístico para que los opositores cuestionen su manera de pensar que induce a perpetuar al oficialismo.

La situación generada por Ricardo Sánchez me ha ayudado a comprender por qué tanta gente ha estado molesta conmigo por muchos años debido a mi acercamiento al oficialismo. También comprendo con absoluta claridad el posterior escepticismo hacia mis esfuerzos, a medida que fui descubriendo que lo que realmente logré fue infiltrarme en el oficialismo y lo difícil que se ha vuelto reintegrarme a la oposición. Sólo el tiempo cicatrizará heridas, pues no tengo potestad para generar en otros una súbita reevaluación de sus percepciones.

Basado en experiencia que gané durante mi infiltración en los laboratorios de guerrilla comunicacional del oficialismo, advierto que los opositores caemos en la denigración automática, siguiendo la cartilla de divide y vencerás tan exitosamente aplicada desde el imperio romano hasta este régimen sancionado y oprobioso que logró descarriarme por un tiempo.

Asumimos una postura excesivamente burlona de todo lo que adversamos en la oposición, siguiendo los estilos propagandísticos soviético y cubano que adaptaron el psiquiatra Jorge Rodríguez y el periodista Ernesto Villegas para el diario Ciudad CCS. Las reacciones contra Ricardo Sánchez son tan fanáticas como la gusanera fúrica con Obama, cuando el resto del mundo estamos de júbilo. Ciertamente somos lacayos del imperialismo cubano, pero la idea no es que persistamos en el resentimiento fracasado de la gusanera exiliada.

La controversial votación de Ricardo Sánchez es una advertencia de lo que viene: no nos dejaremos someter más nunca por la Mesa de la Unidad Democrática. Quejarnos del régimen, burlarnos y censurar a los simpatizantes del oficialismo es nuestra versión gusanera del apartheid. La satisfacción que recibimos vomitando odio como guerreros del teclado es más importante y divertida que el fastidio de buscar una solución tediosa.

¿Por qué insistimos en un cambio inmediato de régimen si estamos ofreciendo el mismo musiú con distinto cachimbo? Hay que comenzar desde cero y posteriormente cosecharemos frutos. La improvisación, la carencia de propuestas o soluciones es culpa exclusivamente nuestra. Nos encanta equivocarnos y pretender que seguimos siendo los papaúpas.

La sociedad civil también comparte culpa por estar con los pajaritos preñados de que esto se puede organizar de modo apolítico. Yo en particular estoy obstinado de cierta gente de la sociedad civil. Cuando les digo que estoy aprendiendo a ejercer el oficio de político, se horrorizan y no quieren saber nada más de mí. Una solución política sin partidos políticos será inexperta y superficial. Esa sociedad civil debe motivar a sus miembros a construir el nuevo partido único.

Aburre el señalamiento a los que cambian de opinión. Según la ortodoxia del escualidismo con pedigrí de alcurnia demostrable, ningún chavista podrá abandonar el Partido Socialista Unido de Venezuela. Por consiguiente todos nos quedaremos con la votación de hace añales tallada en piedra, en lugar de simple información de disco duro susceptible para resetear a conveniencia. Somos marionetas que nos dejamos arrastrar por el odio que otros intentan despertar en nosotros. Cada quien es libre de ignorar la incitación al odio y responder con cabeza fría, inteligencia emocional, inteligencia espacial, inteligencia lógica e inteligencia matemática. En esta feliz navidad que caigan las caretas y triunfe la verdad.

Admirable estrategia la de Obama, tiene a la gusanera fúrica por restablecer relaciones con Cuba y tiene al maburrismo fúrico por las sanciones a los funcionarios venezolanos corruptos y delincuentes. Los extremistas de ambos bandos están bien vacilados. Así como Obama vacila diplomáticamente a extremistas de ambos bandos, nosotros también nos desentenderemos del odio importado. En Venezuela todo es importado. Ni siquiera producimos domésticamente estrategias políticas. Calcamos los pleitos de los cubanos de la isla contra los del exilio y viceversa.

Se le agradecerá a Raúl Castro autorizar el sobrevuelo de Cuba en las rutas aéreas Caracas-Miami, Caracas-Atlanta y Caracas-Houston. En los dos primeros casos hay un desvío al norte antes de girar al oeste, y en el último caso hay un desvío al oeste antes de girar al norte. El medio ambiente planetario agradecerá un menor desperdicio de combustible por esa guerra fría que motivó extrañas rutas migratorias.

De llegar a ser electo a la Asamblea Nacional, haré énfasis en cualquier medida que contribuya a reducir el bullying y la discriminación, los cuales a veces llegan a niveles delictivos mientras impera la impunidad. Según mi experiencia acumulada durante años junto al oficialismo, considero que el discurso opositor en la asamblea debe ser menos chillón y más asertivo. Dicen que no somos suizos, pero desde que existe internet los ciudadanos de todos los países tenemos acceso a la misma información que bien procesada nos ayudará a desarrollarnos.

Tenemos que generar esa agenda, ese proyecto, ese liderazgo, ese plan, esa visión, sin esperar que otros abandonen su apatía. Nuestra campaña no está basada en el anhelo populista de no molestar a nadie. Los nuevos tiempos requieren personas cuyas acciones sean eficaces, así corramos el riesgo de lucir antipáticos. El elector promedio es atraído por un simpático ideal de patria: no admite que en Venezuela se deberá aplicar el amargo paquetazo del Fondo Monetario Internacional, e ignora que el Banco Central deberá abstenerse de imprimir papel moneda sin respaldo de manera soberana.

Ruben Rivero Capriles
rivero@riverocooper.com
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