domingo, 7 de diciembre de 2014

NELSON MAICA C., CUBA VIII

NELSON MAICA C.
1.      Nota 8. Por primera vez desde 1959, en el verano de 1994 La Habana fue el esce¬nario de violentos tumultos cuando algunos candidatos a salir de la isla, al no poder embarcar en las balsas, se enfrentaron a la policía. El frente de mar —el famoso Malecón—, en las calles del barrio de Colón, fue arrasado. El resta¬blecimiento del orden supuso el arresto de varias decenas de personas pero, finalmente, Castro autorizó el éxodo de otros 25.000 cubanos. Desde enton¬ces la huida de cubanos no ha cesado y las bases americanas de Guantánamo y Panamá están saturadas de exiliados voluntarios. Castro intentó frenar esta huida en balsas mediante helicópteros que debían bombardear las frágiles embarcaciones con sacos de arena. Cerca de 7.000 personas perdieron la vida en el mar durante el verano de 1994 y se estima que un tercio del total de los balseros murió en su huida. En treinta años, unos 100.000 cubanos han inten¬tado evadirse por mar. En total, los diversos éxodos han dado como resultado que Cuba tenga al 20 por 100 de sus ciudadanos en el exilio. Sobre una po¬blación total de 11 millones de habitantes, cerca de dos millones de cubanos viven fuera de la isla. El exilio ha desestructurado a las familias y resulta in¬contable el número de ellas repartidas por La Habana, Miami, España o Puerto Rico...
2.      Entre 1975 y 1989, Cuba sostuvo el régimen marxista-leninista del Mo-vimiento Popular de Liberación de Angola, MPLA (véase la contribución de Yves Santamaría) al que se oponía la UNITA de Joñas Savimbi. A los innu-merables «cooperantes» y a las decenas de «consejeros técnicos», La Habana sumó un cuerpo expedicionario de 50.000 hombres.
3.      El ejército cubano ac¬tuó en África como sobre terreno conquistado. Se traficó con toda suerte de riquezas (plata, marfil, diamantes) y la corrupción era endémica. Cuando en 1989 los acuerdos de Nueva York sancionaron el final del conflicto, las tro¬pas cubanas, formadas en su mayoría por hombres de raza negra, fueron repatriadas. Se ha estimado el número de bajas entre los 7.000 y los 11.000 muertos.
4.      Esta experiencia alteró las convicciones de muchos oficiales. El general Arnaldo Ochoa, jefe del cuerpo expedicionario en Angola además de miem-bro del Comité central del Partido Comunista, empezó a organizar un complot para derribar a Castro. Fue detenido y luego juzgado por un tribunal militar en compañía de varios altos responsables de las fuerzas armadas y de los servi¬cios de seguridad. Entre ellos estaban los hermanos La Guardia, implicados en el tráfico de drogas por cuenta del servicio MC, un servicio especial al que los cubanos bautizaron como «Marihuana y Cocaína». No era este el caso de Ochoa, quien solo se había traído de Angola un poco de marfil y diamantes. En realidad, Castro aprovechó la ocasión para desembarazarse de un poten¬cial rival que, dado su prestigio y su alto rango político, era susceptible de ca¬nalizar el descontento. Tras la condena y ejecución de Ochoa, el ejército sufrió una depuración que no logró sino traumatizarlo más. Consciente del fuerte resentimiento contra el régimen que reinaba entre los oficiales, Castro confió la dirección del ministerio del Interior a un general afín a Raúl Castro, pues su predecesor había sido sacrificado por «corrupción» y «negligencia». Desde entonces, el régimen solo ha podido contar con certeza con la devoción ciega de las Fuerzas Especiales.
5.      En 1978 había en Cuba entre 15.000 y 20.000 presos por delitos de opi¬nión. Muchos procedían del M-26, de los movimientos estudiantiles contra¬rios a Batista, de las guerrillas de Escambray o eran veteranos de bahía Cochi¬nos. En 1986, se cifraba entre 12.000 y 15.000 el número de presos políticos encarcelados en las cincuenta prisiones «regionales» repartidas por toda la isla. A esto hay que añadir los múltiples frentes abiertos reforzados por brigadas de 50, 100 y hasta 200 presos. Se han organizado algunos frentes abiertos en el medio urbano. Así, La Habana contaba con seis de ellos a finales de los años ochenta. Hoy, el Gobierno reconoce la existencia de entre 400 y 500 presos políticos.
6.      Sin embargo, en la primavera de 1997 Cuba sufrió una nueva oleada de detenciones. Al decir de los responsables cubanos de los derechos humanos, con frecuencia antiguos presos también, en Cuba ya no se practica la tortura física. Según estos mismos responsables y Amnistía Internacional, en 1997 había en la isla entre 980 y 2.500 presos políticos (hombres, mujeres y adolescentes).
7.      Desde 1959, más de 100.000 cubanos han pasado por los campos, cárce¬les o frentes abiertos. De 15.000 a 17.000 personas han sido fusiladas. «No hay pan sin libertad ni libertad sin pan», proclamaba en 1959 el joven aboga¬do Fidel Castro. Ahora bien, como señalaba un disidente antes del inicio del «régimen especial» —el fin de la ayuda soviética—: «Por más llena de víveres que esté, una cárcel sigue siendo una cárcel».
8.      Castro, un tirano que parece anacrónico, afirmaba en 1994, en referencia a los fracasos de su régimen y a las dificultades que padecía Cuba, que «prefe¬ría morir (antes) que renunciar a la revolución». ¿Qué precio les queda por pa¬gar a los cubanos para satisfacer su orgullo?
9.      La crítica al régimen de Batista no debe llevarnos a olvidar las mentiras de la propaganda castrista respecto al estado del país; el nuevo régimen necesitaba «cargar las tintas» para aumen¬tar su credibilidad y ganarse la simpatía de los intelectuales occidentales. Castro sostenía que el 50 por 100 de la población era analfabeta; en realidad, en 1958, este índice ascendía al 22 por 100 y, en aquella época, a nivel mundial, la tasa de analfabetismo era del 44 por 100.
10.    De la investigación llevada a cabo por Jeannine Verdés-Leroux, se concluye que la cifra de 20.000 muertos dada por la propaganda castrista, y asumida por los intelectuales europeos de iz¬quierda, es falsa. La autora da una cifra de 2.000 muertos después de una confrontación rigurosa de las fuentes.
11.    En el curso del proceso llamado de los Aviadores (febrero de 1959), el ministro de Defensa ocupó el estrado del procurador. Los aviadores resultaron absueltos y Castro intervino para que se les condenase en un segundo proceso celebrado en marzo (el Derecho está al servicio del dic-tador).

Nelson Maica
nelsonmaica@gmail.com
@jupiterxc

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, DIARIO DE OPINIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.