viernes, 26 de diciembre de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNANDEZ, LA LUCRECIA BORGIA, DESDE FRANCIA

NELSON CASTELLANO-HERNANDEZ,
La familia Borgia, italianos de origen español, goza de una terrible reputación, acusados de envenenadores, fratricidas, incestuosos se convirtieron en símbolo de la decadencia. Los historiadores no se ponen de acuerdo para definir si la leyenda fue cierta o fue un invento de sus enemigos políticos. En todo caso su desmedido afán de poder y de riquezas, los convirtió en prototipo de corrupción, nepotismo, ambición y ausencia de escrúpulos.

Los Borgia llegaron a contar con dos Papas, quienes utilizaron su poder para dejar acomodada a su numerosa familia. Algunos justifican la reputación, Cesar asesinó a su hermano Juan y lo sucedió al frente del ejército papal. Conocido por ser un guerrero implacable y un amoral consumado. Como todo el que se enferma de poder, creyó que todo le estaba permitido, que con la violencia, las armas, la manipulación, los asesinatos y las componendas internacionales sería invencible.

Basto la muerte de Alejandro VI para que todo el poderío se viniera abajo, el Papa Julio II lo detuvo y le hizo devolver todos los territorios conquistados. Fue perseguido, se escondió, pidió ayuda y protección a su suegro y terminó por morir durante las luchas civiles navarras. Es que no se puede ir por la vida pasando por encima de todo y de todos, irrespetando las leyes, los valores y principios, tan solo porque se cuenta con el poder.

Cualquier persona que pretende imponer un régimen basado en la fuerza que le brinda el contar con la riqueza, las armas, el dinero con el que logra alianzas puntuales, mas el control de las instituciones. Termina tarde o temprano enfrentando la caída del castillo de naipes. Ante el primer revés que sufra, los supuestos aliados, los aduladores, los enchufados, desaparecen. Así como las ratas son las primeras en huir cuando el barco se hunde.

La falta de legitimidad, de cualidades, de verdaderos principios que rijan el actuar del que controla el poder, no tarda en mostrar su verdadera naturaleza. De líder pasará a ser un atropellador, de supuesto demócrata se convertirá en un déspota. De allí a la corrupción, el enriquecimiento fácil y al desbarajuste institucional no habrá más que un paso. Se dejaran de respetar las leyes, su voluntad y sus caprichos serán impuestos por los serviles funcionarios y los ciudadanos no tendrán protección frente al estado autocrático.

Los enemigos serán perseguidos, exilados o exterminados. Comenzará a ver el peligro por todos lados, sospechará de todos y cual monstruo mitológico terminará comiéndose a sus propios hijos y hermanos revolucionarios. Llegado el momento, la angustia, la soledad y el temor serán malos consejeros, será más implacable, más sanguinario, tomará medidas extremas. Si los colectivos que antes le sirvieron le entorpecen, irá contra ellos.

Si los antiguos aliados lo critican los expulsará de “su” partido. Fingirá creer en los que lo rodean, sobre todo en aquellos con peso propio, hasta que pueda darles el zarpazo final. Exigirá lealtades extremas, todo será válido si contribuye a sus intereses. Se violaran los derechos humanos… cuenta con el petróleo para chantajear a otros estados, circularan rumores de medidas y de tratamientos inhumanos, habrá casos de tortura y hasta de envenenamiento de la población carcelaria. Confiando que ante tanta crisis el ciudadano común olvidará pronto a un grupo de presos envenenados.

La responsable aparecerá cual Lucrecia Borgia, e intentará explicar cómo en un país donde no se encuentran ni aspirinas para la fiebre, dentro de una cárcel existen cantidades suficientes de medicamentos para que se “auto envenenen” 48 seres humanos. Sobre todo si partimos de las declaraciones de la propia ministro venezolana, quien ha atribuido las fallas dentro del sistema penitenciario a “las mafias” que “convirtieron las cárceles en una industria”, alguien ducho, curtido y a quien “su industria” les aporta más dinero que si se encontraran en la calle, difícilmente se suicida. Total ya el Observatorio Venezolano de Prisiones señaló que en agosto pasado 150 presos murieron y 110 resultaron heridos durante el primer semestre del año. En 2013 murieron 506 presos en las cárceles venezolanas, 591 en el 2012 y 560 durante el año 2011.

Todos estos hechos que sacuden Venezuela parecen ejecutados por el Príncipe de Maquiavelo, obra que se dice se inspiró en la persona de Cesar Borgia, no en balde Maquiavelo fue su secretario de octubre de 1502 a Enero de 1503. De él se dice que junto con su padre instrumentalizaban a Lucrecia. La casaron tres veces cada vez con un Pran, perdón un Clan distinto, cuestión de contar con apoyos. Se dice que existen personajes de la Historia que han recibido un trato injusto, uno de los cuales es el caso de Lucrecia Borgia, una mujer a la que se acusó de envenenadora, de instigadora política, y de otras cosas mucho peores.

Es posible que haya sido una víctima de la manipulación de su grupo, pero cuando se asumen ciertas responsabilidades, se contraen obligaciones y ni siquiera la incapacidad y la impericia justifican actuar fuera de la ley. Determinados delitos contra la humanidad, no prescriben, tanto el régimen como los funcionarios responsables deberán responder por ellos. Los delitos contra los derechos humanos, contra el patrimonio público o el tráfico de estupefacientes, se encuentran contemplados.

El régimen que vivimos está convirtiéndose en una leyenda negra, por su incapacidad, por su actuación y por sus resultados. Como tantos regímenes autoritarios basados en la fuerza del poder y las armas, basta un apoyo decisivo o una chispa ciudadana para que el más sangriento de los “imperios” se derrumbe.

El apoyo de Cesar Borgia su padre, murió en condiciones oscuras, se afirma que fue envenenado, se ocultó la noticia para tratar de influenciar las futuras decisiones. El que fue presentado como un modelo de Tirano por sus crímenes políticos y como precursor de los crímenes cometidos estos últimos tiempos en nombre del Estado, no duró mucho tiempo más.

Estudiosos modernos explican el error de admirar esos comportamientos tiránicos, que solo engendran violencia, promesas incumplidas, criminalidad y corrupción generalizada.

A pesar de los exhortos dudo que se realice una investigación que refleje la verdad sobre el envenenamiento. Tendrán que caer los Borgia venezolanos, para que entre otras cosas también se aclare en nuestro país a donde fueron a parar los ingresos millonarios petroleros, de donde salieron las fortunas bolivarianas, porque nos hay medicinas, comida ni repuestos. Y sobre todo porque no se hace nada para detener la cantidad de muertos semanales que ingresan a las morgues venezolanas.

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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